'Sedimentos': una sincera aproximación a la realidad de las mujeres 'trans'

Uno de los principales objetivos que quería marcarse el director es afrontar la realidad trans sin morbo y sin decadencia. A ellas casi siempre se les representa con los mismos estereotipos, y en 'Sedimentos' hay una manera honesta y sincera de abordar el día a día de una mujer trans, con sus miedos y sus emociones al natural, sin ningún diálogo que hayan escrito otros, sino con palabras que salen de las mismas entrañas: «No queríamos pena ni victimismo, y que hubiera también dosis de humor. Que se reivindique la individualidad, porque no todas pensamos igual. Y queremos mostrar nuestro cuerpo sin morbo, porque siempre que se han mostrado los desnudos de mujeres trans tiene que ver con el porno. Yo no he tenido que negociar con ellas, ni ha habido líneas rojas. Nadie me dijo que no quería contar algo o que no quería salir desnuda», asegura Silvestre. Cada una ha vivido una realidad muy distinta, con edades o niveles de estudios desiguales y una trayectoria de vida que en cada caso es única e individual, como también lo es la experiencia.

«El proyecto nace de mi inquietud personal de explorar mediante el cine distintos relatos de vida dentro de la comunidad trans. Conocí a Tina Recio y empecé a asistir a las reuniones de la asociación I-vaginarium para ir conociéndolas a todas, haciendo cine fórums y muchas otras cosas». Lo que aparece en 'Sedimentos' es el resultado de un proceso que ha durado cinco años. Tina, una de las mujeres protagonistas, lo corrobora: «Adrián estuvo más de dos años trabajando con nosotras, de una manera muy perseverante, y ya le veíamos como una hermana más. Nos ha ido conociendo a todas, las que estamos y las que no». En escena, al final aparecen seis pero muchas otras habían intervenido desde la sombra, aportando el relato de su vida. «No se hizo ningún casting, ni nada excluyente. Fue, de alguna manera, una selección natural de mujeres que se veían preparadas para un rodaje», asegura el director.

Pese a que todo lo que aparece en la pantalla es real, la dirección y la realización de la película están muy depuradas y tienen un estilo muy cinematográfico y apartado del melodrama de la televisión. «Nosotros fuimos al rodaje con una estructura de localizaciones y situaciones, quiénes tenían que estar y dónde. Y yo tenía miles de notas escritas, con pensamientos y citas que habían dicho pero que sabía que iban a aparecer, pero nunca les dije que repitieran nada. Yo sabía lo que iba a pasar, pero si pasaba otra cosa, pues mejor. Yo como director tenía las cosas claras: mi labor ha sido editar, pulir y ordenar lo que ellas están diciendo, pero han sido ellas».

El guion, de forma imaginaria, ya se había ido fabricando durante esos dos años. «Nosotras nos interpretamos a nosotras mismas. Tampoco nos decían 'hala, hablad de lo que queráis', sino que se provocaban las situaciones de manera espontánea. Haces cosas en la película que tienes que exponerlas en el contexto de la historia que estábamos contando», apunta Tina. Una de sus compañeras, Saya Solana, interviene en la entrevista: «Lo interesante es que nos ha dejado ser nosotras mismas, tal y como somos. Hay un juego de diferencias en todas nosotras. Es un relato coral de diferentes maneras de ver el mundo, de expresarse, diferentes historias de vida y retratos personales. Creo que es una de las cosas más interesantes».

Con otro director que no fuera Adrián Silvestre, las cosas hubieran sido muy distintas. Tina señala la maravilla de todo esto: «Cuando Adrián contactó conmigo, ya habían pasado otros cineastas pero querían que les prestáramos chicas para evaluarlas. Adrián hizo algo muchísimo más humano. Con estas cosas hay que ir con las uñas preparadas, por si acaso». No siempre se acercan con el mismo respeto ni con las mismas intenciones; de hecho, el caso de Adrián Silvestre es, por esto, extraordinario, y por haber puesto recursos cinematográficos al servicio del relato necesario de una realidad pura.

Este proyecto se ha gestado en la atmósfera libre de I-vaginarium, una asociación dedicada a dar servicio a mujeres trans en su tránsito desde un punto de vista médico y social, con el proceso de recuperación de la vaginoplastia y la reivindicación del trato ginecológico y médico de la vagina trans. Fue fundada por Tina Recio y Yolanda Terol, que es una verdadera superviviente, y la más veterana. Allí conocieron también a Saya Solana, que en el documental se revela como una de las grandes cómplices con la mirada del espectador. Todo esto es lo que se ve en 'Sedimentos', una película extraordinaria que derrumba estereotipos para transformarlos en una obra bella.