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Salva Reina y Ana Polvorosa, actores de 'Con quién viajas'. Migue Fernández
24 Festival de Málaga

El cine en competición hace una triple catarsis

El dolor y las falsas apariencias atraviesan el trayecto en Blablacar de 'Con quién viajas', el drama de 'La ciudad de las fieras' y la lucha de egos de 'Amalgama'

Sábado, 5 de junio 2021, 23:26

En apariencia, el histriónico personaje que interpreta Salva Reina en un trayecto de Blablacar ('Con quién viajas') no comparte absolutamente nada con el dentista de ... éxito que se desata en un congreso profesional en la paradisiaca Rivera Maya ('Amalgama') y menos aún con el drama de un chico pobre de un barrio periférico de Medellín ('La ciudad de las fieras'). Pero si algo dejó claro la tercera jornada de la competición del Festival de Málaga es que las apariencias engañan. La Sección Oficial hace una catarsis con tres historias de liberación a través de un viaje a otro lugar. En todas ellas hay un dolor escondido que sana a lo largo de los 90 minutos de la proyección.

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En la primera cinta del día a competición, todo sucede en tránsito, en una ruta Madrid-Murcia en Blablacar. Parte de una experiencia personal. A Martín Cuervo le ha pasado de todo en sus viajes compartidos. Hasta se ha encontrado con una pistola en la guantera del vehículo. Por eso habla de lo que conoce en su debut en la dirección. «Todas las anécdotas son reales, hasta las más surrealistas». El madrileño se estrena en el largometraje con 'Con quién viajas', una «comedia diferente» sobre los prejuicios a modo de 'road movie'.

No hay chistes ni sucesión de gags. La comedia surge de las situaciones incómodas, de los nervios y la «paranoia colectiva» que se generan entre cuatro desconocidos en un coche. El malagueño Salva Reina asume el rol principal, él lleva el volante en el sentido literal y figurado. Da vida a un tipo «histriónico» que levanta las sospechas de sus compañeros de ruta. Martín Cuervo le añadió varias capas (pelo a lo Bardem en 'No es país para viejos' y uñas largas) para darle una imagen «inquietante». «Salva de calle cae muy bien, tenía que parecerte rarito».

Él era además el único que tenía cierta libertad en el guión para dejar al resto del reparto «descolocado» y generar las expresiones que buscaba el director. «Eso les ayudaba a que todo fuera surrealista». En su coche viajan Ana Polvorosa, Pol Monen y Andrea Duro, cada uno de ellos con algo que ocultar, con su drama. «Las cosas no son lo que parecen» y final del camino todos soltarán lastre.

La película mezcla el tono de comedia con momentos «hitchcockianos» y música de Los Brincos. La acción transcurre íntegramente en el interior del coche, con apenas tres escenas de exterior. Y, salvo esos contados momentos, todo se rodó en plato. Fueron horas dentro de un vehículo con un croma que simula con absoluto realismo el movimiento y la carretera. Hasta los créditos finales, con las tomas falsas, no se destapa el singular formato de este rodaje. «Fue divertido y agotador», reconoce Ana Polvorosa.

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La actriz y productora Stephanie Cayo, de 'Amalgama'. Francisco Hinojosa

En 'Amalgama', la catarsis se produce en un viaje profesional. Con el mexicano Carlos Cuarón todo tiene un sentido más allá del aparente. Define su trabajo como una película «sobre el dolor». Por eso decidió que sus cuatro protagonistas fueran dentistas, «grandes conocedores» de esta sensación. Y eso le llevó inmediatamente al título: 'Amalgama', un tipo de empaste para los dientes y una palabra que explica el contenido del filme. Una mezcla de «personajes, de conflictos, de temática y de moral» en un entorno paradisíaco.

Cuatro dentistas se encuentran en un congreso profesional en la Riviera Maya y en una escapada se quedan atrapados en una isla del Caribe. Las condiciones que les rodean son idílicas, pero todos arrastran hasta ese lugar un dolor íntimo que poco a poco irá saliendo a flote. «Se vuelve relevante accidentalmente ahora porque todos hemos vivido uno o varios encierros en esta pandemia. Y eso es lo que sucede con los personajes, se quedan encerrados en un paraíso y se frotan sus egos para tratar de superar sus conflictos«, explica el director, hermano del oscarizado Alfonso Cuarón ('Roma') y nominado a la estatuilla por el guion de 'Y tú mamá también'.

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Cuarón recurre al plano secuencia en muchas escenas para lograr esa «verdad actoral» de retratar el momento. «Fue satisfactorio contar la película así y que los cuatro se subieran a mi concepto y a mi locura», contó. Esos cuatro son Stephanie Cayo, Miguel Rodarte, Tony Dalton y Manolo Cardona, que no pudo estar en Málaga por trabajo. Todos eran amigos previamente. «Y me vino muy bien, le daba naturalidad».

'Amalgama' roza por momentos el drama, el thriller e incluso la comedia. «Retrata el absurdo de la condición humana y de ahí sale el sentido del humor, la pantalla se vuelve un espejo de nuestro comportamiento humano», apunta el director. En estos cuatro personajes, aparentes triunfadores, se produce una transformación. «Al final del día creo que todos los personajes están apuntados hacia una catarsis emocional que les cambia la vida», reflexiona Miguel Rodarte.

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Rueda de prensa virtual de 'La ciudad de las fieras'. Koke Pérez

En el caso de la colombiana 'La ciudad de las fieras', esa liberación la vive el personaje y también su director. Durante su adolescencia en un barrio de la periferia de Medellín Henry Rincón vio cómo algunos de sus amigos morían y otros huían para salvarse. «Sentí que a través de esta película podía hacer esa catarsis a partir de la verdad», declaró.

En la película Tato, 17 años, es un huérfano amante del rap que sobrevive como puede en un barrio pobre. Como explicó Rincón, las batallas callejeras de improvisación se han convertido «en el arma que muchos jóvenes han encontrado para combatir la violencia». Y Bryan Córdoba, Tato en la ficción, lo corrobora: «La música es un escape de la realidad, encontrarse con uno mismo y ser lo que realmente uno quiere ser». Él es un joven artista de free style que jamás había actuado frente a las cámaras, y esta ha sido una experiencia «única» que le ha hecho «ampliar la mente».

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Su personaje se apoya en sus amigos para seguir adelante, pero un altercado con un pandillero del barrio le obliga a huir. Su única opción es buscar a un abuelo al que jamás ha visto y que se gana la vida en el campo como floricultor. Para Óscar Atehortúa, el anciano, también era su primera experiencia en el cine. Todo un descubrimiento. Su nombre en el filme es un homenaje del director a su propio abuelo Octavio. «Esta historia es una conversación pendiente que tengo con él, que murió en 2009. Fue el inicio de querer generar ese diálogo entre dos generaciones que parecen tan distantes pero a las que une la familia, el amor, la identidad«.

El rap del joven se contrapone a la música tradicional del anciano, pero ambos se acaban entendiendo. «Tato en un mundo tan adverso con todo en contra toma una decisión totalmente diferente a la violencia, irse a un lugar de calma para encontrar el verdadero significado de lo que es la familia: las personas de sangre y las que tú escoges«, resume el director, que invita al diálogo en su país para »generar un cambio«.

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