Un baño que da vida
Dabiz Riaño, diagnosticado de ELA hace diez años, recorrió 16 países y se dio más de 50 baños. El resultado es el documental '7 lagos, 7 vidas'
¡Qué buena está el agua!». Es la primera reacción en el momento de bañarse en La Malagueta de Dabiz Riaño, científico emérito del CSIC ... con una brillante carrera como investigador que hace diez años fue diagnosticado de ELA (esclerosis lateral amiotrófica), una enfermedad degenerativa y sin cura conocida. El agua es el único ambiente en el que se siente libre, y este chapuzón en Málaga culmina un proceso que empezó hace varios años, cuando Riaño se propuso emprender un viaje para bañarse en los lagos más imponentes de Europa del Este. Para ello, logró entusiasmar al productor José Luis López Linares (ganador de dos premios Goya) y la suma de Víctor Escribano como director terminó de hacer realidad esta película. Durante seis meses, recorrieron 20.000 kilómetros en una furgoneta adaptada para visitar 16 países y darse más de 50 baños, con la ayuda de varios cómplices. Esta locura autofinanciada («se nos cerraron todas las puertas») se recoge en el documental '7 lagos, 7 vidas', que ahora se presenta en el Festival de Málaga.
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Tras el baño, que ha formado un pequeño revuelo en la playa, y a punto con este redactor al borde de la insolación, acudimos a charlar al restaurante Antonio Martín para hablar sobre esta película que no trata sobre la ELA, sino que se revela como una 'road movie', un cuento de aventuras reales y llenas de obstáculos, bondad y reflexiones para animar a todas las personas a que no renuncien a sus sueños.
-¿Por qué es tan importante bañarse? ¿Qué es lo que siente cuando estás en el agua?
«En el agua puedo sentir que mi vida era como antes de enfermar» «Málaga es una de las ciudades mejor adaptadas que he visto. Me gustaría venirme a vivir aquí»
-En el agua puedo hacer cosas que en tierra firme no puedo hacer; puedo andar por mí mismo, no necesito ayuda, floto y me muevo. Bañarme para mí es como ir a la luna, y cuando estoy sumergido puedo sentir que mi vida es como antes de enfermar. Además, desde el punto de vista mental, el agua es un elemento igualador y tranquilizador, que te calma. Después de un baño en agua fría, sales como nuevo.
-En el documental, algunos lagos estaban helados, incluso a menos de 3 grados.
-En el primer baño en agua helada vas viendo cómo lo haces. Cuando me metía allí con el neopreno, movía el cuerpo y podía aguantar mucho tiempo. Luego, claro, hay que secarse rápido. La gente me decía que estaba loco y que me quería matar.
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-Para cumplir este sueño, y para todos los aspectos en su vida, es imprescindible tener gente cerca que le ayude. Y usted entiende la dificultad que entraña para los que le rodean.
-Eso es muy complicado. Mucho. Si tú te quieres bañar ahí, solo tienes que buscar un bañador. Ahí has estado lento, podríamos haberte prestado uno.
-Me pareció poco profesional, aunque ahora me arrepiento.
-La decisión es tuya. Sin embargo, si yo me quiero meter en el agua, tengo que convencer a mis ayudantes de que es una buena idea. Y a veces no es fácil. Imagínate lo que ha sido convencer a Capi para meterse en un lago helado: un taxista senegalés que antes del viaje no sabía nadar, que odia el agua. Lo que pasa es que él tiene una capacidad para ayudar enorme. Creo que él es el gran personaje de este documental y que tiene una historia muy potente. Más que la mía.
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-Había otro acompañante que se fue antes del final.
-Sí, pero después de tres meses y medio. Es comprensible que no hubiesen querido aguantar tanto porque son condiciones muy complicadas, con una convivencia de 24 horas en un sitio pequeño y hostil. Surgen muchos problemas y hay que inventar una solución con los pocos medios que teníamos. Han sido seis meses viviendo en una furgoneta. Eso no lo aguanta ni un astronauta. Mis acompañantes han sido unos héroes.
-Debe de encontrarse situaciones muy difíciles todos los días.
-Mucha gente nos sigue viendo como un estorbo. Cuando reclamamos nuestros derechos, seguimos muy atrás. Se pueden solucionar algunas cosas, pero te siguen excluyendo. Y, para mí, este documental es importante porque muestra alguien tullido como yo como alguien importante y lleno de vida. Yo soy muy normal y, como yo, hay mucha gente discapacitada por descubrir. Que cuando vamos por la calle no nos digan 'pobrecito', sino que nos vean como a los demás, como reyes y como reinas, personas que merecen conocer y respetar.
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-No basta con ponerse en el lugar del otro. Hay que entender que lo que le ha pasado a usted le podría pasar a cualquiera.
-Sí. Pero si yo dijera eso parecería que le estoy deseando un mal a alguien. Si yo no estuviera así, quizá a mí también me costaría entenderlo porque, aunque me veas tullido, no soy una persona empática. Es algo que cuesta y que hay que trabajarlo.
Discriminación positiva
-Disculpe, pero me sorprende que se refiera a sí mismo como 'tullido'.
-La evolución de la terminología para referirse a alguien como yo es un desastre. Primero fuimos tullidos. Luego, minusválidos, o sea, que somos menos válidos. O personas con movilidad reducida, pero yo me muevo por todos los sitios del mundo. O discapacitados. A mí me gustaría que me llamaras persona con capacidades extraordinarias. Con algo que me guste. No porque sea mejor que nadie, sino por discriminación positiva. A mí me gustaría que se añadiera la palabra 'discafobia' en el diccionario.
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-¿Hay concienciación de accesibilidad por parte de las empresas y ayuntamientos en España?
-(Ríe) Perdón. Es que mantengo luchas constantes, todos los días me encuentro barreras. Reclamas y luego no hacen nada. En transportes, en edificios públicos y religiosos, por ejemplo, y se excusan con leyes de seguridad y patrimonio que ponen por encima de la dignidad de las personas. Y que nos ponen en riesgo.
-Sin embargo, su opinión de la accesibilidad en Málaga es positiva. Por ejemplo, hay playas adaptadas y suele haber personal dispuesto a ayudar.
-En Málaga, sí. Creo que ha podido ayudar que haya un concejal en silla de ruedas (Raúl López, que fue concejal de Accesibilidad del Ayuntamiento de 2007 a 2011). La ciudad se va adaptando. Hay un hecho significativo y es que en Málaga ves a gente en silla de ruedas, y eso es clave. Los ves cogiendo el autobús, y moviéndose. Eso significa que es accesible. En otras ciudades no ves a nadie. Hay problemas, claro, pero dentro del estándar de España, Málaga es de las más accesibles que he visto. Me gustaría venirme a vivir aquí. Para mí el clima es fundamental. Y aquí podría bañarme todos los días.
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