Un crimen sin resolver en Alhaurín centra el próximo 'true crime' español

«Todo empieza cuando una fuente de la Guardia Civil me dice que tengo que conocer a Ignacio Carrasco. El 23 de agosto de 2019, me recibe en su casa con su mujer, María Bergel, una persona que ha terminado resultando fundamental en este caso. Me cuenta una historia que, si no llevara muchos años en el periodismo de investigación, habría pensado que estaba mal de la cabeza, que es lo que pensaron en todo el cuerpo. Pero lo escucho, lo investigo y me doy cuenta de que todo lo que me está contando está documentado». Tomás Ocaña, director del proyecto, quedó fascinado por esta historia y, después de tirar del hilo y con el apoyo de la productora El Cañonazo y The Facto, acudió a RTVE convencido de que el mejor formato para abordar un caso tan complejo y con tantas ramificaciones era una serie documental.

La finca Los Naranjos, en territorio alhaurino, es el epicentro de esta historia. Además de la vivienda, el terreno albergaba un depósito de animales exóticos que reportaba muchos beneficios, regulares e irregulares, a Manuel Alonso, exmarido de Lucía Garrido y principal sospechoso del crimen, que tenía buenos contactos en la Guardia Civil. También se habla de que tenía dinero enterrado en la jaula de los leones, incluso droga, además de quedar probado un negocio de compraventa ilícita de los animales que se custodiaban en la finca con el beneplácito del Seprona y con subvenciones de la Junta de Andalucía. La víctima, que denunció en varias ocasiones a su exmarido por malos tratos, y cuya segunda petición de orden de alejamiento fue denegada, contaba que tenía miedo a dejar las ventanas abiertas por si le metían serpientes venenosas en casa, sobre todo por la hija pequeña que tuvo el matrimonio. Jamás encontró amparo. A Lucía todas las instituciones le fallaron.

La trama implica a varios agentes de distintas divisiones de la Guardia Civil y, por primera vez, Asuntos Internos da la cara para intentar esclarecer el caso a la opinión pública. El responsable del servicio, el coronel Alfonso López, ha descrito esta historia como el paradigma de la corrupción policial: el caso más grave y al que más tiempo han dedicado en su historia. «Hay que agradecer a la Guardia Civil que quiera limpiar la institución y que se atreva a salir hablando de sus propias manzanas podridas. El testimonio del coronel, que aparece con uniforme, también es muy relevante».

El documental se vale de material de archivo, escuchas telefónicas, mucha documentación y el testimonio de testigos y personas implicadas en el caso. No hay voz en off ni reconstrucciones. «Es todo real, entre otras cosas porque, si hubiéramos apostado más por la ficción, quizá los espectadores pensarían que lo que les estamos contando no es cierto», dice Luis Alcázar, uno de los productores ejecutivos de la serie. «Nuestro trabajo es encender la luz para que se vea cómo corren las cucarachas a esconderse. En la serie mostramos hechos. Apenas hay opiniones. Ha habido un trabajo de verificación y una asesoría jurídica porque el caso todavía está abierto, y eso no es habitual».

El gran espaldarazo de la investigación ha sido el testimonio de Rosa Garrido, hermana de la víctima, que murió hace unos meses a consecuencia de un cáncer. Esta es su última entrevista. Tras varios años de batallas judiciales, no pudo conseguir su objetivo de que se hiciera justicia con el crimen de Lucía. Es, junto al Guardia Civil, Ignacio Carrasco, ahora de baja, la gran protagonista de esta historia. Todos salen a cara descubierta, con nombre y apellidos. Otros no se han atrevido a hablar:»Hemos notado mucho miedo de la gente a hablar. Uno afronta un caso de hace 13 años y piensa que todo el mundo va a prestarse, pero hemos tenido encuentros en gasolineras, en la última mesa de una cafetería, con personas que no se atrevían a dar su nombre real... y eso es así porque mucha de la gente de la que hablamos tiene todavía mucho poder», asegura Alcázar. El director lo reafirma: «Muchas de las corruptelas que se señalan en la serie documental siguen ocurriendo. Hemos hecho la serie para levantar las alfombras, abrir las ventanas y que se ventile todo».

Respecto al sospechoso, Manuel Alonso, y aunque parezca increíble, en estos momentos está en la calle, posiblemente viviendo en su finca, cumpliendo tercer grado por un delito de narcotráfico. No fue la primera vez que se sentó en el banquillo. La Justicia mandó repetir el juicio que le dejó absuelto por disparar a dos colombianos que irrumpieron en su finca, posiblemente para robar droga. «En la trama se refleja que la corrupción en el día a día no es nada glamurosa, es sucia, es gente vendiéndose por unos pocos miles de euros, y esa es la corrupción real que forma parte de la forma de ser de algunos individuos, pero que es mucho más tóxica que los grandes titulares que salen en la prensa». Habrá que esperar que este extraordinario trabajo periodístico y la renovación de las instituciones implicadas acaben iluminando el caso y haciendo justicia.