Carmen Uranga, en el puesto de Hamburguesas Uranga. Salvador Salas
Los que hacen la feria

«Vivimos en la caravana y nos hemos montado una piscina»

Carmen Uranga, cocinera y propietaria de Hamburguesas Uranga

Lunes, 18 de agosto 2025, 00:16

El gorro de cocina rojo juega con el diseño de una flor. El estampado de la ropa que lleva de debajo de la bata tiene ... como protagonistas los lunares. Carmen Uranga tiene 48 años y lleva desde los 12 en el negocio Hamburguesas Uranga, uno de los puestos más famosos de la Feria de Málaga que lleva ya 48 años acudiendo a esta cita. Ella es propietaria y una de las cocineras de este negocio que su familia fundó en 1978; ahora atiende a SUR en esta feria para explicar cómo es el día a día de una rutina que pasa por distintas fases en tan sólo doce horas.

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Desde la tranquilidad de tener una pequeña piscina en plena feria hasta la locura de las trifulcas cuando cierran las casetas o la impaciencia de los clientes por comer algo cuando el cuerpo pide alimento después de la juerga. Junto a un equipo de 13 personas, Carmen Uranga está de sábado a sábado en el recinto del Cortijo de Torres y es una de las personas que hacen esta Feria de Málaga.

«Dormimos durante el día. Nosotros estamos abiertos alrededor de doce horas y nos dividimos en dos turnos, pero siempre estamos activos y no descansamos hasta que recogemos después de que cierren las casetas y termine la clientela», cuenta Carmen Uranga, que confiesa que tiene un pequeño oasis dentro del espacio del negocio en la feria. «Vivimos en las caravanas, esto es como un campamento de verano. Este año nos hemos montado una piscinita para refrescarnos. Desde que llegamos a la feria nos instalamos aquí, en nuestro cuadradito, y no salimos», desvela entre risas.

Las horas estresantes

La Feria de Málaga forma parte de su vida y asegura que «es la más grande» para el negocio junto con la de Albacete. Le encanta la feria, pero no puede escaparse y al final no se toma un respiro ninguno de los días por estar trabajando para que el resto disfrute. Pero eso a Carmen no le importa: se declara una amante de su trabajo y ha rechazado hasta la posibilidad de dejarlo con muchas garantías para seguir ganando dinero. «Pero yo le dije a mi padre que seguiría con el negocio y así lo hago y lo haré», apunta Carmen. «Trabajamos para que la gente disfrute y hay horas difíciles y estresantes, pero luego se pasa muy rápido porque se vive intensamente. Aunque a mitad de feria estamos loquitos porque termine», apunta entre risas.

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