La tradición por bandera

El calor y la humedad no fueron obstáculo para que desde las diez de la mañana caballistas, con sus caballos primorosamente enjaezados, carruajes y peregrinos, ataviados con trajes cortos (ellos) y de faralaes (ellas) se concentraran ante las puertas del Ayuntamiento de la capital para preparar el inicio del camino por las calles del Centro con destino al templo donde se venera a la patrona de los malagueños.

Con la presencia de la corporación municipal, encabezada por el alcalde, Francisco de la Torre, la consejera de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía, Carolina España, el presidente de la Federación de Peñas, Manuel Curtido, y representantes de la Asociación Centro Histórico de Málaga –organizadora de la romería–, los actos comenzaron con la interpretación de los himnos nacional y de Andalucía, al que siguió la entrega por parte del regidor de la bandera verde y morada de la ciudad a González, visiblemente emocionado y lleno de gratitud y orgullo por llevar la enseña de la que este leonés de nacimiento considera «su segunda casa».

Entre bailes por malagueñas y el sonido ancestral de los verdiales, todo bajo el colorido de sus trajes y sombreros, que despertaron el interés de los turistas, se desarrollaron los momentos previos a que la comitiva se pusiera en marcha. Encabezada por un grupo de caballistas con bandera y estandartes, fueron seguidos por los coches de caballo, en uno de los cuáles fueron De la Torre, González y la concejala de Fiestas, Teresa Porras, junto a los peregrinos que decidieron hacer el recorrido a pie.

Uno de los momentos más emotivos se vivió al paso por la entrada de calle Larios junto a la portada que este año estrena la bienvenida a quienes disfrutan de la feria en el centro de la ciudad. Un instante icónico de la Feria de Málaga que fue inmortalizado por malagueños y visitantes que seguían desde las aceras el paso de los peregrinos, que vivieron una jornada trufada de devoción y alegría.

Tras su paso por la Alameda y Atarazanas y el regreso por el Paseo del Parque buscando el túnel de la Alcazaba, el cortejo de la romería urbana entró en el barrio de la Victoria bajo un sol abrasador, de los que ‘pican’ y el sonido de la música y el baile.

A la llegada al santuario, en un mástil situado frente al templo, se vivió otro de los momentos más esperados del primer día de la Feria de Málaga: Francisco de la Torre y Jorge González izaron la bandera de la ciudad para que ondeara al viento malagueño. Un breve pero sentido acto que finalizó con un ¡Viva Málaga! y ¡Viva España!

Fue un punto y seguido ya que la comitiva entró en ese momento en el santuario para participar en la ofrenda floral. Bajo la letra del verso ‘te obsequiamos con flores de peregrinación a su señora la Victoria, su patrona de la bendición’, en las voces del coro Aire Andaluz, el abanderado y regidor subieron hasta el camarín para colocar un centro de claveles a los pies de la Virgen de la Victoria. Se cumplió así la tradición que hace cuarenta años implantaron un grupo de malagueños para darle realce a una de las señas de identidad de sus fiestas: la feria en el Centro.