Dos mujeres bailan en la Peña Recreativa Trinitaria este martes por la tarde. Francis Silva

La feria pisa el freno y da paso al ambiente más familiar

Las casetas del real se afanan en mantener a los feriantes con buena comida y ambientación cuidada al detalle

Miércoles, 21 de agosto 2019, 00:20

Ya ha pasado el puente de esta larga Feria de Málaga y los primeros balances dejan resultados esperanzadores. Prácticamente desde el jueves hasta el lunes ... se han producido llenos absolutos tanto en el Centro como en el Real Cortijo de Torres, un hecho especialmente importante si se tiene en cuenta que durante esta edición de 2019 se está estrenando una configuración del calendario que alarga las fiestas dos días más de lo habitual. Por eso era de esperar que este martes, después del fin de semana rodeado de dos festivos, la fiesta bajase el ritmo, algo que no es necesariamente negativo ya que la menor afluencia deja espacio para el ambiente familiar, algo que el propio público agradece.

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A la hora de comer en el real hay más espacio del habitual –aunque las tardes están teniendo bastante ambiente, desde las dos hasta las cinco sigue funcionando a medio gas–. Este martes se estaba «muy a gusto» en la mayoría de los establecimientos, como explican Lucía, Belén y Marina, tres malagueñas que acaban de entrar en Candela, una de las casetas con más ambiente 'flamenquito'. «La verdad es que un día como hoy se agradece, se está más tranquilo, se puede comer bien y sin hacer colas, además de que se puede bailar sin tener que estar esquivando gente», bromea Lucía.

El personal de Candela estaba preparado para un día «más flojo que el resto», explica uno de los responsables, Nicolás Ramos. «Días como este martes los relaciones públicas están por los alrededores de la caseta y el resto del staff sale más lejos todavía, por todo el real, buscando posibles clientes». Van equipados con folletos y abanicos, y la estrategia funciona, en parte porque Candela lleva siendo una de las casetas más populares de los últimos años. Una vez llegan los clientes «hay que ofrecerles lo mejor para que se queden». Mojitos, degustación de paella, bebida y comida a buen precio acompañada de música «bailable». Van pasando los minutos, una canción lleva a la otra (lo mismo ocurre con las cañas y los tintos de verano), y el espacio vacío empieza a reducirse.

En la Peña Recreativa Trinitaria dos tercios de las mesas están llenas de familias almorzando. Algunas parejas se arrancan a bailar mientras que la mayoría termina de almorzar. «Esto es vida, venimos aquí con los niños y hoy no hay tanto jaleo como otras veces, alguna vez se tendrá que estar tranquilo, ¿no?», explica Javier mientras su hijo (también Javier) apura un plato de fritura. En la mesa contigua un grupo más joven no comparte en demasía la visión de esta familia. «A nosotras nos gusta que haya más 'ambientillo', pero bueno, tampoco se está mal y luego seguro que se llena», explica una de ellas.

Uno de los responsables de la caseta Trinitaria, Sergio Martínez, explica a SUR que este martes se ha notado especialmente flojo, quizá el día que más, aunque «seguro que hay feriantes que lo agradecen». Para trabajar en un día así y hacer que salga rentable, hay que mantener el ritmo, ofrecer el mejor producto y promocionar la ambientación. «En el escenario hacemos actuaciones y luego la gente se sube a cantar karaoke; también tiene mucho tirón la paella de degustación, algo que sigue siendo un gran reclamo y hace que venga mucha gente».

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Martínez añade que este año sigue teniendo mucho éxito el pescaíto frito dentro de la caseta (lo dice mientras señala a un espetero asando sardinas). «También se está sacando mucho, muchísimo jamón, es curioso y no sabemos por qué». Esta vez hace la reflexión mientras apunta a un plato de ibérico recién cortado que apilado alcanza varios centímetros de altura. «Eso se acaba en nada y hay que ponerse a cortar más».

Mientras que muchas casetas funcionan a medio gas a lo largo de este martes, El Rincón Cubano estaba lleno hasta las banderas. «Hoy se entregan los premios Claveles 2019», explica Víctor Manuel Hernández y José Antonio Carmona, miembros del Partido Comunista Español a nivel local y responsables tanto del establecimiento como del propio certamen. «Hoy hay mucha gente aquí porque lo que siempre intentamos es que las asociaciones y personajes premiados se conozcan y trabajen juntos», añaden.

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El centro se mantuvo este martes con un nivel de afluencia respetable, pero de nuevo dejando más espacio para pasear, con la habitual excepción de las plazas en las que se organizan conciertos.

Ambiente en la caseta de la asociación. Ñito Salas

Caseta de la Asociación de Comerciantes del Centro, un oasis de tradición

La música suena a un volumen que permite hablar y charlar sin complicaciones para ninguna de las dos tareas.Las barras funcionan a toda máquina pese a ser un martes algo flojo en el Centro. La fiesta se mantiene casi toda la semana al mismo nivel en la considerada última caseta tradicional del casco antiguo. Se trata del espacio de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, ubicada en el Colegio Prácticas Número Uno, en la Plaza de la Constitución.

«Junto a algunas cofradías, somos la última caseta tradicional que queda en el Centro», comenta Concha Martínez, responsable de la gestión gastronómica de la caseta. «Esta es la fiesta tradicional de la Feria de Málaga, aquí viene gente de una edad que nos ha conocido desde hace tiempo y repite». Entre esos reincidentes hay canarios e italianos enamorados de este espacio singular que brilla entre el jaleo del centro por estar aislado de la muchedumbre, pese a su céntrica ubicación.

Han pasado veinte años desde que se sentaron los pilares de esta caseta, una unión a tres bandas fundamental. La asociación de comerciantes trabaja de la mano de la Asociación de Amigos de Pedro, fundada por los trabajadores de Casa Pedro de El Palo, el mítico restaurante a pie de playa, creada cuando este cerró. Ambos colectivos junto al colegio conforman un ambiente especial que se resiste a ceder ante el cambio de modelo de fiesta en el Centro, más centrado en la calle que en las casetas como tal.

¿Cuál es el secreto de este espacio? Martínez cree que, además de la temperatura –sorprendentemente fresca– y la música «muy bailable», la clave está en la comida. Hay que tener en cuenta que los Amigos de Pedro mantuvieron la esencia culinaria de aquel popular restaurante, «manteniendo las recetas de los arroces a la marinera, las croquetas o las berenjenas», platos que conseguían que aquel local llenase sus mesas todos los fines de semana.

Entre los feriantes, divididos en bailarines y comensales, están Mavi y Manoli, dos señoras que llevan «muchísimos años» empezando los días de feria en «la caseta del colegio de la Plaza de la Constitución» –que es como muchos la conocen–. «Aquí se está en la gloria hijo mío, no tiene nada que ver con lo que hay ahí fuera», dice Manoli, señalando con la cabeza a la salida que da a la plaza. «Aquí se puede bailar, se puede charlar y, sobretodo, la comida es la mejor que s puede encontrar en toda la Feria de Málaga, eso es así», concluyen las dos minutos antes de que den las seis de la tarde y toque cerrar hasta el día siguiente.

 

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