La nula rentabilidad de los depósitos empuja a los malagueños hacia los fondos de inversión

Se da la circunstancia además de que en Málaga este aumento registrado el año pasado fue el doble de intenso, del 15,5%, de forma que ha adelantado a Sevilla como la provincia andaluza con más dinero invertido en estos productos financieros. Los malagueños tenían, a 31 de diciembre de 2019, 5.445 millones de euros en fondos de inversión, frente a los 5.049 millones de Sevilla. A nivel andaluz, los malagueños detentan uno de cada cuatro euros invertidos en fondos y en el ranking nacional ocupan la novena posición por patrimonio invertido, después de Madrid, Barcelona, Vizcaya, Valencia, Guipúzcoa, Zaragoza, Navarra y Alicante.

Esos 5.445 millones de euros se reparten entre 181.395 cuentas de partícipes, lo que equivale a una media de 30.017 euros por partícipe. Esta cifra supone un crecimiento de 4.808 cuentas respecto al año anterior, pero esas cuentas no son equivalentes a ahorradores, ya que una misma persona puede tener varias cuentas. De hecho, según el informe elaborado por Inverco, la llamada «gestión discrecional de carteras» asigna a cada partícipe varios fondos, y en consecuencia varias cuentas, por lo que el número real de partícipes es inferior. «No obstante, el significativo crecimiento del número de cuentas vuelve a confirmar el elevado grado de penetración de los fondos de inversión como instrumento de ahorro e inversión de las familias españolas», afirman desde esta entidad.

El servicio de gestión discrecional está muy en boga en los últimos años. Consiste en que los ahorradores firman con las entidades una especie de mandato de gestión para que sus asesores les muevan su dinero, pudiendo estos abrirles varias cuentas en diferentes fondos de inversión con el fin de maximizar su rentabilidad.

Hay un indicador que ayuda a entender el cambio progresivo de mentalidad que se está produciendo entre los ahorradores en favor de los fondos de inversión: la proporción existente entre el dinero invertido en fondos de inversión y en depósitos bancarios, que va creciendo año a año. Málaga destaca en este sentido, ya que el patrimonio acumulado por los fondos (esos 5.445 millones ya mencionados) representa casi el 22% del ahorro que está guardado en depósitos (24.818 millones), muy cerca de la media española (23,6%. La media andaluza es sensiblemente inferior, del 17,9%. De hecho, Sevilla 'gana' a Málaga en el volumen de ahorro invertido en depósitos bancarios (tiene 28.357 millones), pero queda por detrás en fondos de inversión.

José Luis Manrique, director de estudios del Observatorio Inverco, señala: «Tras varios ejercicios de crecimiento continuo, los fondos de inversión se han alzado como un instrumento de referencia en el ahorro de las familias. El aumento de la cultura financiera del ahorrador español, promovido por las distintas iniciativas que han puesto en marcha las entidades con el fin de impulsar el conocimiento financiero en el país, ha potenciado la figura de los fondos como vehículo de ahorro, favoreciendo así su crecimiento y fomentando la inversión a medio y largo plazo y la diversificación de sus carteras». En este sentido, los depósitos bancarios se mantienen como el vehículo de ahorro preferido por las familias españolas, representando el 38% del ahorro de los hogares, pero las instituciones de inversión colectiva ya representan el 14% de ese total. En 2012, la ratio fondos/depósitos era del 11%, menos de la mitad que la actual.

El perfil de los inversores malagueños es conservador. El ahorro se concentra sobre todo en productos mixtos, globales y de retorno absoluto (47,9%). En segundo lugar se sitúan los monetarios y de renta fija (26,4%) y en cuarto lugar, los garantizados, con un 15,9%. Ya en último lugar se sitúan los de renta variable, considerados los de mayor riesgo, con sólo un 9,8% del patrimonio invertido. Este porcentaje contrasta con el de lugares como Madrid, donde alcanzan el 19%.

«La evolución del perfil de riesgo de los partícipes españoles mantiene la tendencia de los años anteriores, esto es, siguen canalizando sus inversiones hacia posiciones más dinámicas y con mayor componente de renta variable en sus carteras. Entre las razones que justifican dicho comportamiento, destaca una más coyuntural, como es la negativa evolución de los tipos de interés, que obliga al partícipe a buscar una rentabilidad extra a sus inversiones, y otra más estructural, como es el aumento de la cultura financiera del ahorrador medio español», opina Manrique.