Despido procedente para dos empleados que fueron pillados 'in fraganti' manteniendo relaciones sexuales en el trabajo

Los magistrados consideran que ha habido una transgresión de la buena fe contractual por parte de este matrimonio

Miércoles, 3 de septiembre 2025, 14:00

En pleno debate sobre si es o no legal prohibir las relaciones sentimentales en el trabajo, dos trabajadores de un club deportivo catalán han sido ... despedidos por ir un paso más allá y mantener relaciones sexuales en las instalaciones de la empresa. Se trata de un despido que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha declarado procedente al transgredir la buena fe contractual.

Publicidad

Se trata de un matrimonio, él jefe de mantenimiento y con siete años de antigüedad y ella, empleada en el servicio de limpieza desde hacía dos años. Según recoge la sentencia consultada por este periódico, los hechos ocurrieron un domingo por la mañana, cuando sobre las 10.30 horas, los dos empleados de la empresa de mantenimiento subcontratada por el club fueron a buscar al hombre para que les ayudara a descargar unas bicicletas y recoger unas herramientas. Al llegar a una caseta donde habitualmente estaba, encontraron la puerta cerrada escuchando unos sonidos, «una sinfonía de gemidos» -como calificaría la propia empresa durante el juicio- de «acto sexual». Al cabo de unos minutos, el hombre salió «subiéndose los pantalones», y vieron dentro de la caseta a su esposa, que el testigo identificó al haberla visto en otras ocasiones.

Tres semanas después, ambos trabajadores recibieron la carta de despido en la que, además, se les imputaba haber estado llegando tarde al trabajo con más de una hora de retraso durante un mes sin causa ni justificación alguna, «suplantándose mutuamente en el fichaje para el registro de jornada». No solo eso, la empresa les acusó asimismo de incurrir en «abandono diario» del puesto de trabajo durante más de una hora, «supuestamente para desayunar», y posteriormente, durante 30 minutos, entre la 13.30 y las 14.00 horas para comer. En la misiva se recogía que, pese haber sido advertidos verbalmente de esta irregularidad, «su respuesta fue encararse violentamente con la persona que les había amonestado y, en cualquier caso, sin corregir su conducta».

Ambos trabajadores recurrieron el despido e inicialmente el Juzgado de lo Social número 1 de Manresa consideró que la mercantil no había actuado correctamente y había malinterpretado el código disciplinario contemplado en el convenio colectivo de aplicación, «estigmatizando» el acto sexual. «No es en sí mismo -la realización de un acto sexual- lo que debe censurarse, sino el abandono del puesto de trabajo» al encerrarse en horario laboral en dependencias de la empresa, «orillando las tareas que tuvieran que ejecutar en ese momento», advierte el juzgador. Asimismo, en esa primera resolución se condena a la empresa a readmitirlos o a pagarles 13.213 euros a él y 2.343 euros a ella en concepto de indemnización por despido improcedente.

Sin embargo, en el recurso ante el Superior de Justicia de Cataluña, la empresa calificó de «error» y un «desacierto» considerar únicamente punible la conducta de abandono del puesto de trabajo. «Imaginemos por un momento que vamos al colmado de nuestro barrio y en la trastienda se encuentran solazándose la frutera y el charcutero cuyos gemidos se oyen desde la entrada, o que vamos al gimnasio y mientras caminamos por las instalaciones se oyen gemidos sexuales de los monitores de zumba realizando todo tipo de prácticas sexuales o que vamos al CAP de nuestra zona y los sanitarios de turno se encierran en la consulta para apaciguar un 'calentón', sinceramente no es serio y mucho menos equiparlo con jugar al parchís o al ajedrez, como se dice en el fallo que se recurre. Se trata de una conducta claramente punible por su evidente reproche social que incluso se encuentra regulado en el Código Penal», argumentó la mercantil.

Publicidad

Finalmente, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña estimó el recurso de la empresa al considera que el comportamiento de los trabajadores pusieron en riesgo el buen nombre del club «pues cualquier persona podía haber pasado por allí (niños incluidos, pues era domingo) y encontrarse con la sinfonía de gemidos /sonidos producto de sus relaciones sexuales».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad