Despiden a un cocinero de baja por depresión tras pillarlo 'in fraganti' trabajando en el negocio familiar de comercio de caracoles

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía entiende que este comportamiento no solo supone un fraude a la Seguridad Social, sino también una ruptura de la buena fe contractual

Sábado, 26 de julio 2025, 00:29

Dos décadas como ayudante de cocina en una empresa hostelera de Jaén acabó en despido procedente después de que la mercantil comprobase que su aparente ... baja médica era aprovechada para trabajar en la compañía familiar dedicada a la cría y comercialización de caracoles. Así lo ha confirmado el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en una resolución consultada por este periódico.

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En la misma, la empresa deja constancia de los motivos por los que adopta la decisión de despedir al trabajador, una vez que sus sospechas fueron avaladas por las pruebas aportadas por la empresa de detectives que contrató para hacerle seguimiento: «Como se observa, con esa actividad que hemos constatado en la que de manera absolutamente normal trabaja para terceros e incluso conduce, deducimos de forma clara y evidente que usted, o bien finge la enfermedad, o de tenerla, ha retrasado voluntariamente su curación o impedido la misma, ya que todas estas actuaciones y esfuerzos deberían ser incompatible con su situación de incapacidad temporal», recoge la carta de despido por causas disciplinarias.

Asimismo, la mercantil advierte de que estaría prestando servicio para otra empresa «con total normalidad, teniendo establecida rutas de reparto de producto para bar y restaurante, y con un vehículo de empresa (motocicleta), y llegando incluso a conducir de manera temeraria con el consiguiente peligro para su integridad y la de terceros, según se nos expone por el responsable del seguimiento».

Ante tal situación, la empresa consideró que los hechos descritos suponían una transgresión a la buena fe contractual y «un abuso de la confianza que se tenía depositada en usted y que debe de presidir toda relación laboral», y que justificaban su decisión dado que «las explicaciones en su escrito de alegaciones nada justifican este comportamiento del cual se tiene fehaciente constancia, siendo constitutivos de una falta muy grave».

Pese a su incapacidad temporal, siendo el diagnóstico «trastorno distímico derivado de enfermedad común» (un tipo de depresión persistente), la labor del detective deja constancia de su actividad paralela y así lo relata la sentencia: «Se le observa salir de su domicilio (...) acudir a un pasaje comercial, donde accede con llaves propias a un almacén. Saca unas bolsas que introduce en el cajón de una moto de color blanco (…) Estaciona para, seguidamente, sacar del cajón de la moto un cubo de caracoles que introduce en una bolsa y con otra que se encontraba cargada, se dirige hacia un bar». En la sentencia, se detalla que el sobrino del trabajador despedido regenta una empresa de caracoles y que durante el periodo de temporada, entre marzo y julio, los elabora en su empresa; su madre es cocinera. Él se dedica al reparto de los mismos en los diferentes bares y restaurantes de Jaén, pero en «diversos días» el trabajador hizo esa función, tal y como recoge la carta de despido.

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De acuerdo a estos hechos, la sentencia recoge que el trabajador, a pesar de encontrarse en situación de incapacidad temporal y, por lo tanto, abstenerse de realizar cualquier tipo de actividad laboral que pudiera perjudicar su recuperación y reincorporación a su actividad laboral, «vino a prestar servicios, con independencia de que sean para un familiar o para otro empresario«. Entiende que no solo supone un fraude a la seguridad social sino también una ruptura de la buena fe contractual. Los magistrados argumentan que si se encontraba con capacidad para prestar servicios debería haberse reincorporado a su puesto de trabajo, «no fingiendo» el proceso de incapacidad temporal.

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