Las tiendas de música malagueñas se adentran de lleno en la digitalización

Sin embargo, el modelo de negocio de las tiendas de instrumentos ha tenido que reinventarse -sigue y seguirá haciéndolo-al adentrarse en la digitalización para competir en un mercado en el que las ventas online a través de plataformas digitales se ha convertido en una opción muy cómoda y ágil para quien busca un instrumento.

Según datos aportados por José Luis Díaz, letrado portavoz de la Federación de Comerciantes de Málaga (Fecoma), quien ha consultado en su base de datos el ejercicio en referencia al año 2023, lo que comprende el comercio por cuenta propia de instrumentos musicales en Málaga bajo la denominación de Comercio de Instrumentos Musicales al Por Menor lo componen un total de 250 empresas en la provincia. «Esto sin incluir la venta de segunda mano, mientras que en el código CNAE bajo el epígrafe de intermediarios de comercio de instrumentos musicales son 980 empresas».

La irrupción y desarrollo del e-commerce ha cogido tal velocidad que ha obligado a los comercios tradicionales a asumir una transformación irreversible. Teniendo en cuenta además que esta forma de negocio marca uno de los grandes desafíos del sector debido a que la venta por internet puede ofrecer precios que el comerciante de calle muchas veces no puede afrontar. «Hay plataformas en la red que abaratan un poco el precio y eso hace que el cliente caiga; yo he vivido cómo no me han comprado un libro para el conservatorio por decirme que está a dos euros más barato en una plataforma de ventas», cuenta a SUR Fran Martín, uno de los dependientes de Málaga Musical que, cada día, compite con esta nueva forma de ventas centrándose en el buen trato hacia el cliente, ese que no puede encontrar si compra un instrumento en una plataforma online, como especifica.

En este sentido, el dueño de BPM, Sergio Arbizu-la tienda de música de Rincón de la Victoria conocida por ser uno de los comercios de referencia de toda la Axarquía- pone sobre la mesa el esfuerzo que supone digitalizar un negocio de este tipo. «Llevar una tienda online es como llevar otra empresa en paralelo, yo hace 20 años ya sabía lo que era tener eso porque fundé mi propia tienda online de instrumentos de música étnica y por eso, cuando fundé BPM en 2012 decidí que mientras pudiera no iba a tener tienda online, como mucho una web publicitaria», asume. Sin embargo, las reglas del juego han cambiado y el navarro que vive desde que tenía tres años en Arroyo de la Miel se percató de cómo no le quedaba otra opción. «Conseguí una subvención que me costó mucho trabajo, pero gracias a ella pude informatizar el negocio, sino no habría sido posible».

La venta de instrumentos por internet se suma al reto con el que las tiendas de música han convivido siempre: comprar y vender instrumentos teniendo en cuenta que los márgenes comerciales son pequeños porque el distribuidor decide el precio de venta.

«Estas plataformas hacen contratos de altas cantidades con las marcas, por lo que siempre sacan márgenes extra; por eso cuando luego las marcas nos dicen que hay ciertos productos que no se pueden igualar en tienda, decidimos que si no podemos estar con ese producto en el mercado, no lo trabajamos», relata Arbizu.

En esta línea, los comerciantes de instrumentos de la provincia coinciden en que esta falta de regulación ha favorecido que los distribuidores fijen tarifas muy altas ante la posibilidad de obtener una alta rentabilidad.

«Todas las tiendas físicas piden a los mismos distribuidores y aunque el mercado sea libre, son estos los que marcan la tarifa guía porque nosotros tenemos prohibido poner lo que se vende en la calle; solo ha habido una importadora española que ha establecido una tarifa con el precio bajado y eso no es porque el producto sea más barato, sino porque ha conseguido traerlo a menor coste a España; yo pienso que en el sector de la música es donde más se respeta el precio justo», explica por otro lado Toni Triano, dependiente de Partituras SL.

Trabajadores de las tiendas de música como él tienen claro que dentro del desafío de la digitalización, aún existe el cliente físico tradicional que acude a la tienda incluso para mantener una conversación y recibir el asesoramiento directo de alguien de confianza. «Estamos haciendo un poco de contención en el sentido de: si este producto no vale, no lo promociono, teniendo en cuenta que la tienda física es el último punto de defensa que tiene el músico ante las grandes compañías», asegura.