El síndrome del impostor se hace un hueco en la empresas
Estíbaliz Bilbao compartió en un encuentro, organizado por Caser y AJE, las consecuencias de esta condición, entre las que se encuentran la ansiedad o bajada de productividad
Al preguntar quiénes conocían tal epidemia silenciosa antes de empezar, alrededor de 50 manos se alzaron en alto para afirmar que sabían a lo que ... habían venido. Estíbaliz Bilbao fue la encargada de ofrecer una charla sobre cómo enfrentar el síndrome del Impostor el pasado miércoles, 24 de abril, en un encuentro organizado por la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) y la agente exclusivo de Caser, Sonia Cuberos. El afterwork reunió a medio centenar de empresarios que no se quisieron perder la oportunidad de aprender a identificar cómo esta condición afecta al desarrollo empresarial y otros aspectos relevantes en la vida de cada uno. Tras viajar al origen de este síndrome, los asistentes aprovecharon para enfrentarse a sus dudas compartiendo con los demás sus propias experiencias.
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Bilbao lleva desde 2018 formándose en este síndrome, así como en autoestima profesional y liderazgo, por lo que se dedica a ayudar a profesionales a crear estrategias personalizadas que les permiten conseguir sus objetivos incluso cuando experimentan problemas de autoestima. «¿Quién soy yo para...?», esa es la pregunta con la que la profesional comenzó la ponencia invitando a los presentes a reflexionar sobre cómo las dudas son las primeras en llegar como intrusas a la vida de gran parte de la sociedad. Por ello, ella misma define el síndrome del impostor como «la diferencia entre lo profesional que una persona es y lo que esa misma cree que tendría que ser para conseguir lo que quiere».
Tal y como detalló la especialista, en un estudio realizado en Reino Unido en 2019 sobre este síndrome, se demostró cómo afecta al potencial haciendo que el rendimiento caiga en picado, lo que se une en el agotamiento profesional. Algunos empresarios comentaban cómo aún yéndose de vacaciones un mes, a los dos días de volver ya se encontraban con el mismo cansancio mental y físico de antes de esa desconexión. La primera vez que se habló de esta condición fue a finales de los años 70 en Estados Unidos cuando las psicólogas Pauline Clance y Suzane Ines realizaron el estudio 'El fenómeno de impostor en mujeres de alto rendimiento', por lo que el concepto de este fenómeno normalmente se ha asociado a mujeres. «Lo vivimos diferente, los hombres tienen tendencia a cumplir los estándares sociales, mientras que las mujeres pensamos que somos el problema», sostuvo Bilbao.
«¿Qué podemos conseguir si estamos con ansiedad, preocupación y falta de rendimiento?», preguntó la profesional. Para saber qué se está experimentando, Bilbao recordó los cuatro comportamientos que se evidenciaron en el estudio de hace cinco años: la paralización de proyectos, procrastinación de tareas y la complacencia, por lo que su filosofía de trabajo, que mantiene en su podcast 'Autoestima para el liderazgo' es que un «un pájaro posado en la rama de un árbol no tiene miedo de que la rama se rompa poraue su confianza está en las alas». En este sentido, remarcó a personajes famosos como Michelle Obama o Kate Winslet, que han contado públicamente que viven con este síndrome.
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Por su parte, algunos asistentes aprovecharon para contar sus propias experiencias. «Yo soy María, soy actriz y tengo un proyecto en el que trabajo la gestión de las emociones y la resolución de los conflictos utilizando escenas teatrales y cambiando los conflictos por los guiones», pronunció quien se llevó los últimos aplausos por dar un gran paso ante el síndrome del impostor que a diario le acompaña: colocarse delante de 50 desconocidos para presentarse.
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