El enigma del mundo
RAFAEL ROMERORAFAEL ROMERO ES DIRECTOR DE ABANTE ASESORES EN MÁLAGA
Lunes, 12 de mayo 2025, 02:00
En tiempos inciertos, algunas frases atraviesan décadas. En 1939, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill describió a Rusia como «un acertijo envuelto ... en un misterio dentro de un enigma», aludiendo a la dificultad de anticipar sus movimientos.
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La metáfora del acertijo, el misterio y el enigma encuentra eco hoy en los múltiples niveles de incertidumbre que caracterizan nuestro tiempo, amplificado por la intrincada red de tensiones geopolíticas, fluctuaciones económicas, rápidos avances tecnológicos y dinámicas políticas, sociales y medioambientales en continua transformación. Todo está interconectado, lo que genera un complejo entramado de causas y efectos que se propagan con rapidez y, cada vez con mayor frecuencia, desembocan en eventos disruptivos.
Ante la incertidumbre, surge la tentación de adoptar una actitud pasiva, pero esperar puede ser tan arriesgado como actuar sin rumbo. En los mercados, esta incertidumbre se traduce en episodios de mayor volatilidad de los precios de los activos, incrementando la aversión al riesgo, pero también abriendo nuevas oportunidades.
Como inversores, conviene mantener una perspectiva a largo plazo, evitar decisiones impulsivas ante el ruido del corto plazo, diversificar para mitigar riesgos y centrarse en empresas con fundamentos sólidos y modelos de negocio resilientes, contemplando estrategias de coberturas capaces de amortiguar caídas inesperadas. No se trata de evitar el riesgo, sino de comprenderlo y gestionarlo más eficientemente.
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El mundo de hoy es, sin duda, un verdadero acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma. Pero la parálisis no es una opción. Como señaló Peter Drucker, la mejor manera de predecir el futuro es crearlo. Y eso exige actuar, incluso cuando el camino no esté del todo claro. No se trata de eliminar la incertidumbre, sino de aprender a convivir con ella y convertirla en una aliada.
En este tablero global, quienes toman decisiones bien informadas, valientes y coherentes con un propósito serán quienes den forma a su porvenir. No podemos controlar ni predecir el viento, pero sí podemos ajustar las velas; y entender que, con planificación y las herramientas adecuadas, podemos navegar las aguas turbulentas con confianza, resiliencia y determinación, lo que nos facilitará alcanzar nuestros destinos.
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