La agenda de bazares se diversifica con ofertas para todos los gustos

La variedad no solo está en el tipo de productos, también en las ubicaciones, del Muelle Uno a los pueblos del interior, donde han proliferado los mercadillos de productos ecológicos (Guadalhorce Ecológico reserva una localidad diferente para cada fin de semana).

Sin embargo, el éxito ha sido desigual en función de cada caso, sobre todo en aquellos de periodicidad mensual, que no siempre se han mantenido. En la capital, el Ayuntamiento adjudicó en 2014 un total de ocho mercados artesanales: calle Quitapenas (El Palo), Navarro Ledesma, plaza de la Merced, calle Pirita (Puerto de la Torre), Pedregalejo, Mercado del Carmen, Paseo Marítimo Ciudad de Melilla y Paseo Marítimo Antonio Banderas. En 2015 se aprobó la primera prórroga, pero solo quedaron cinco, desapareciendo los de Navarro Ledesma, Pedregalejo y Puerto de la Torre. El pasado enero, el adjudicatario del Mercado del Carmen también solicitó la extinción de la concesión. No obstante, desde el gobierno local creen que todavía queda margen para explotar esta modalidad, más allá de los clásicos rastrillos semanales.

«Es un campo en el que aún queda terreno por explorar con la colaboración del sector. La producción y comercialización del producto artesanal es una actividad que cada vez está siendo más demandada por la sociedad y está en crecimiento. Esta situación nos permite plantearnos iniciativas como aumentar la periodicidad de este tipo de mercados, consolidando un tejido productivo como el artesanal con una gran proyección, al que se ofrece una vía directa de salir al mercado con sus productos con la consiguiente repercusión positiva en la creación de empleo. Todo deberá quedar definido en el nuevo pliego que se tramite», adelanta la concejala de Comercio, María del Mar Martín Rojo.

Futuro incierto

El presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes de Málaga (Avam), JuanRojas, duda sin embargo del futuro de este tipo de bazares: «Algunos están derivando en lo de siempre, porque se meten los mismos productos, que tampoco son de un consumo diario. Cuando vayas tres veces ya sabes lo que vas a ver. O desaparecen, o tienden a convertirse en otro mercadillo más».

Más fácil es atraer las visitas en aquellos orientados al turismo, con montajes espectaculares y en el marco de grandes celebraciones como la Luna Mora de Guaro o la Villa Medieval de Alhaurín de la Torre. El hándicap está en el elevado coste, que hace inviable pensar en una periodicidad más allá de una vez al año.