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CLARA ALBA
Sábado, 25 de septiembre 2021, 00:02
madrid. China endurece su batalla contra las criptomonedas. Las principales instituciones del país lanzaron ayer un duro comunicado en el que declaran como ilegal cualquier tipo de transacción con este tipo de monedas digitales en todo el territorio.
La advertencia engloba a empresas y ciudadanos relacionados con servicios como los pagos, el 'trading' y la actividad publicitaria de los criptoactivos, recordando que el carácter especulativo de este mercado puede poner en riesgo la estabilidad financiera.
Uno de los objetivos de la medida es frenar el imparable crecimiento del minado de las criptomonedas en el país, un proceso en el que se emplean ordenadores de máxima potencia, y que consumen grandes cantidades de energía, para obtener estos activos virtuales mediante la tecnología de bloques 'blockchain'.
La noticia no tardó en causar un pequeño terremoto en los mercados financieros, con caídas del 5% para el bitcóin y algo más potentes, de más del 8%, para el ethereum. Estos descensos también pasaron factura en Bolsa a las compañías relacionadas con el sector, con desplomes que llegaron al 13% en empresas de minería cotizadas como la británica Argo Blockchain. Del mismo modo, la plataforma de compra y venta de criptomonedas Coinbase también llegó a dejarse más de un 4% en los peores momentos de la sesión, igual que la popular Robinhood Markets.
La guerra de China contra las criptomonedas no es nueva. Los expertos recuerdan que las autoridades han realizado anuncios similares en otras ocasiones, que finalmente no han tenido efecto. Sin embargo, esta es la primera vez que los distintos supervisores, con el Ministerio de Seguridad Pública y el Banco Central a la cabeza, se unen en el veto a este tipo de actividades financieras.
Los analistas llevan tiempo indicando que el objetivo final de China no es tanto acabar con la existencia de las criptomonedas, sino animar a que la liquidez de los ciudadanos vaya a parar a la economía real, además de frenar la especulación y el fraude financiero. Y aunque los casos no están directamente relacionados, algo similar está ocurriendo con el mercado inmobiliario del país, con el ejemplo vivo (al menos de momento) del gigante Evergrande: más de un millón de casas vendidas, pero aún sin construir.
Las acciones de la inmobiliaria volvieron a hundirse ayer otro 11% en la Bolsa de Hong Kong, ante el impago del cupón de 83,5 millones de dólares en sus bonos internacionales. Aunque la empresa cuenta con un periodo de gracia de 30 días para realizar el pago, la falta de explicaciones ha vuelto a disparar el pánico a su quiebra.
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