Plantaciones de limoneros en el Valle del Guadalhorce, una de las principales zonas de regadío de Málaga. SUR

Un verano de esfuerzo en los riegos del Guadalhorce

Balance ·

Las lluvias aliviaron el campo malagueño, pero los fallos en el sistema marcaron la campaña

Jueves, 9 de octubre 2025, 02:00

La campaña de riegos de este verano en el Valle del Guadalhorce deja un balance de claros y oscuros. Aunque las lluvias y las danas ... registradas en distintos momentos de la temporada permitieron cierta recuperación de los recursos hídricos, los problemas de gestión, las averías y los retrasos en las infraestructuras volvieron a poner a prueba al sistema. Desde Aprema valoran positivamente el esfuerzo realizado por los regantes, que una vez más tuvieron que adaptarse a un contexto cambiante y lleno de imprevistos.

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Fuentes de Aprema reconocen que, en líneas generales, «la campaña ha sido buena gracias al esfuerzo colectivo de los agricultores y al uso responsable del agua». Sin embargo, advierten de que los problemas estructurales del sistema siguen sin resolverse. «Tenemos un modelo obsoleto, con canales deteriorados y una gestión limitada por la falta de medios», señalan. A su juicio, la lluvia ha ayudado, pero no ha bastado para compensar las deficiencias en las infraestructuras y en la planificación de los riegos.

Desde la asociación también lamentan la desigualdad que sigue existiendo entre sectores a la hora de gestionar el agua. «A la agricultura se le exige ahorrar cada vez más, mientras otros sectores siguen creciendo sin restricciones», recuerdan. Según apuntan, la normativa prioriza el abastecimiento urbano, pero en la práctica se incluyen en ese concepto actividades como el turismo, la hostelería o la industria. «El campo no puede ser siempre el que asuma los recortes; es el que nos alimenta y sostiene el territorio», reivindican.

«No es solo cuestión de tener agua, sino de poder distribuirla cuando se necesita»

El inicio de la campaña estuvo marcado por un retraso en la puesta en marcha del sistema debido a las obras inacabadas en los canales de distribución, una circunstancia que afectó de lleno a los calendarios de siembra. «Muchos agricultores no pudieron plantar a tiempo o perdieron la ventana de mercado», explican desde la asociación. En cultivos donde el tiempo de entrada es decisivo, llegar tarde puede significar perder la oportunidad de vender al mejor precio o incluso no recuperar los costes.

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A esa demora se sumó una avería en la margen derecha del Guadalhorce que dejó sin agua a miles de hectáreas durante semanas. «Fue un golpe importante, porque coincidió con el arranque de la campaña y muchos cultivos quedaron comprometidos», detallan las fuentes consultadas. Los agricultores más afectados fueron los de cítricos y hortalizas tempranas, que vieron cómo sus producciones se retrasaban y perdían valor en el mercado al coincidir con la llegada de fruta importada.

El contraste entre los episodios de lluvias intensas y los fallos en el sistema puso en evidencia la fragilidad de las infraestructuras. «Cuando el agua llegó, en algunos casos no se pudo aprovechar bien por el estado de los canales», señalan desde Aprema. En su opinión, la falta de inversión y mantenimiento convierte cada campaña en una carrera de obstáculos. «Se hace un gran esfuerzo desde el terreno, pero sin medios es muy difícil garantizar la estabilidad del riego», subrayan.

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Las lluvias

Las lluvias de finales de verano y los episodios de DANA permitieron aliviar la presión sobre los embalses y dar cierto margen a los regantes, aunque el aprovechamiento del agua no siempre fue el óptimo. «No es solo cuestión de tener agua, sino de poder distribuirla cuando se necesita», explican. En este sentido, insisten en que los problemas de gestión y la lentitud administrativa siguen siendo uno de los mayores retos para el futuro del sistema.

Aprema destaca también el papel de los técnicos e ingenieros que, «sin medios suficientes, lograron mantener operativo un sistema envejecido y con múltiples incidencias». Denuncian que la falta de personal y recursos provoca que las reparaciones se demoren más de lo debido. «No se puede gestionar una red de esta magnitud sin plantilla estable ni presupuesto adecuado», apuntan. En varias reuniones del comité de gestión, recuerdan, se ha reconocido que no existen fondos suficientes para acometer las obras necesarias.

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A esta situación se suma, según Aprema, la falta de liderazgo en la dirección del sistema, sin sustitución estable para los cargos técnicos ausentes. «Es irracional que un sistema de riego de esta envergadura funcione sin un responsable al frente», advierten. En su opinión, esta carencia administrativa genera inseguridad y retrasa la toma de decisiones en momentos críticos. «Se está tirando de buena voluntad, pero hace falta una estructura profesional que responda cuando hay una avería o una urgencia», subrayan.

De cara al futuro, el mensaje de los regantes es claro: urge modernizar las infraestructuras y dotar al sistema de más recursos humanos y técnicos. «No podemos seguir dependiendo de la buena voluntad y del esfuerzo individual», afirman desde Aprema. Aunque la campaña ha podido cerrarse con resultados aceptables, advierten de que los mismos problemas se repiten año tras año. «La lluvia ha ayudado, pero no puede ser la única solución. Hace falta planificación y mantenimiento».

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El balance final deja una sensación mixta: el agua llegó, pero tarde; los agricultores respondieron, pero con limitaciones; y el sistema funcionó, aunque al borde del colapso. En el Guadalhorce, el verano ha vuelto a demostrar que la resiliencia del campo malagueño es enorme, pero que sin inversiones y sin gestión moderna, cada campaña será una nueva prueba de resistencia para la agricultura.

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