Los temidos efectos de la plaga del mildiu en Málaga

Antes de que entrara oficialmente el verano, se daba la voz de alerta. El mildiu puede mermar la próxima vendimia hasta un ochenta por ciento, según anunciaba el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga.

Como otras plagas, el mildiu no entiende de fronteras geográficas. Anteriormente, ya habían alarmado sobre la presencia de este hongo en las denominaciones de origen de Montilla-Moriles, Jerez y Condado de Huelva.

Se trata de una situación especialmente crítica en la se vaticina un complicado panorama económico en la próxima vendimia, que en el caso de la de Málaga debería arrancar entre finales de julio y primeros de agosto.

El Consejo Regulador está en contacto con viticultores y bodegas, recopilando y analizando información por zonas. Las primeras estimaciones configuran un mapa de afectación irregular en extensión e intensidad de daños.

En el caso de la Costa del Sol Occidental, en Manilva, la penetración de la enfermedad es muy extensa, ya que se estiman unas pérdidas aproximadas del 80% de la cosecha.

Por su parte, en la Axarquía, aunque hay una alta superficie con hojas afectadas en la parte más oriental, se estima una pérdida de cosecha mucho menor, de entre el 5% y el 30%. En la parte occidental, sin embargo, se apuntan pérdidas de hasta el 80%.

En el caso de la comarca de Antequera, de momento, hay un 70% de la superficie vegetal que presenta signos del hongo, aunque el efecto sobre la cosecha está por determinar.

Por último, en la Serranía de Ronda, tanto el nivel de detección de presencia del hongo como su incidencia en la cosecha se estima, de momento, muy bajo.

La disparidad de incidencia en el viñedo refleja la diversidad y complejidad de los territorios que conforman la zona de producción, tanto en el aspecto climático, con distintos regímenes de temperatura y humedad, como en las condiciones de cultivo, que determinan el riesgo potencial de desarrollo de la enfermedad y la respuesta ante su aparición.

Aunque no es habitual que el mildiu amenace en estas latitudes, sus características biológicas lo hacen especialmente peligroso cuando aparece en la zona.

La estrategia de protección más eficaz es la prevención, mediante la vigilancia de los parámetros ambientales y la presencia en planta de signos de las infecciones primarias que se dan en primavera, cuando ocurre los que se denomina la «regla de los tres dieces». temperaturas superiores a 10 grados centígrados, lluvias superiores a 10 mm. y los brotes de la viña tienen 10 y 14 centímetros.

Es crucial el acceso de los viticultores a esta información para poder aplicar adecuadas estrategias de lucha contra el hongo.

En este momento, aunque las condiciones ambientales actuales y la previsión climática no son favorables para el desarrollo de la enfermedad, ésta sigue parasitando a la planta, por lo que hay que mantener una estricta vigilancia para tratar de delimitar el daño producido, que ya es irreversible.

Aunque puede afectar a toda la planta, el mildiu se percibe especialmente en las hojas, donde se aprecian manchas de color verdoso claro que se vuelven amarillentas y terminan siendo marrones. Además, en el envés de la hoja también puede aparecer una pelusa de tono gris. Finalmente, puede que todo esto provoque que las hojas se terminen secando del todo y se caigan.

Es una plaga muy difícil de combatir una vez que empieza, aunque se puede prevenir en cierta medida en invierno.