Ruth Beitia: «Cuando eres atleta, das el cien por cien por ti; ahora lo das por los demás»

–Desde su retirada está explorando su faceta universitaria, pero desde el otro lado…

-Sí, llevo ya 3-4 años dando clases de atletismo en la Universidad Europea del Atlántico (Santander) y estoy encantada. El primer día era Ruth Beitia la campeona olímpica, pero ahora soy la profe, una persona normal y corriente, y así quiero que me vean mis alumnos.

-Y además de las clases trabaja con la Federación Española de Atletismo (RFEA)…

-Sí, soy la responsable de relaciones institucionales y protocolo. Trabajo también en Mujer y Atletismo y sigo vinculada al atletismo más activo como vicepresidenta del GO fit Athletics, cuyo presidente es Fermín Cacho. Los dos somos embajadores de la marca y nos ofrecieron la oportunidad de cumplir un sueño y formar un equipo de atletismo y lo que intentamos es acompañar al atleta desde joven, motivarle, no darle esa oportunidad de que abandone.

-¿Usted sintió durante su adolescencia que quisiera dejarlo?

-Pues, mire, la diferencia entre mi primer y mi último día en el atletismo es que no hay diferencia. He disfrutado cada entrenamiento, cada competición… El deporte me ha dado mucho más de lo que yo le haya podido dar.

-El tema del abandono en el deporte, sobre todo entre las féminas, fue el hilo conductor del último foro 'Más Deporte Más Mujer', de la Diputación de Málaga, al que acudió como ponente…

-Sí, yo conté lo que he vivido en mis diferentes facetas. Cuando tenía responsabilidades políticas en Cantabria, el gobierno al que apoyaba decidió hacer un programa para intentar estudiar y buscar soluciones al abandono del deporte en féminas, a partir sobre todo de sexto de Primaria. Entonces varias deportistas de Cantabria íbamos por los colegios para explicar cómo pasar una etapa sensible, cuando pasamos de niña a mujer, sin dejarlo, y otras casuísticas: compaginarlo con los estudios, la presión de los padres…

-Aunque no para de viajar por España, vive a caballo entre Madrid y Santander. Cuando se retiró, ¿ya pensaba que quería ligar su camino a la RFEA?

-Fue surgiendo. Me dieron la oportunidad de viajar con el equipo absoluto y ahí descubrí todo el trabajo que hay detrás y la conexión tan necesaria entre los distintos estamentos del atletismo.

-¿Se ve algún día de sucesora de Raúl Chapado como presidenta de la RFEA?

-(Ríe). No, no. Tengo un gran grupo de trabajo y él es el presidente.

-Durante su etapa de atleta, ¿echó en falta algo que sí estén trabajando a día dehoy en la RFEA? Más apoyo, visibilidad…

-No. Para empezar, yo creo que cuando somos atletas vivimos en un mundo aparte: comía, entrenaba y saltaba. Ahora, levántate a las 6.30 horas y acuéstate a la 1.00, sin parar de trabajar. Vivimos por y para los atletas. Yo creo que este apoyo siempre ha existido. Yo al menos no he notado ninguna carencia en mi etapa de atleta.

-O sea, que esta nueva vida es más sacrificada que la de deportista…

-Bueno, cuando eres atleta, das el cien por cien por ti; ahora das el cien por cien por los demás.

-Dejó de lado la política…

-La abandoné y ya está. Si algo me apasionó de aquella etapa política fue el trabajo que hice por la discapacidad. Ahora todo lo que pueda hacer por las capacidades especiales y el deporte, ahí estaré. Me considero una persona buena, me gusta ser solidaria.

-¿Cree que, cara a la gente, tras la consecución del oro olímpico, siempre ha sido la misma Ruth?

-Mire, el oro olímpico fue una revolución. Para España volvió una persona totalmente distinta, pero para los míos, para mi familia, sigo siendo la misma. Llegó la misma hija que se fue.

-Un buen ejemplo de que no le han cambiado sus méritos es que nunca se ha ido de su tierra…

-Nunca. He cumplido mis sueños desde allí. De la mano de Ramón Torralbo (su entrenador) hemos llegado a cuatro Juegos Olímpicos, nos hemos quedado a las puertas de las medallas en dos ocasiones…

-De hecho, el año pasado se le otorgó el bronce olímpico de Londres 2012 tras la descalificación de la rusa Shkolina, por dopaje, ¿cómo recibió la noticia?

-Y no se lo pierda, porque no me ha llegado aún la medalla (ríe). La recibí en la peluquería. ¡Pegué un grito increíble! Era un secreto a voces y tanto Ramón como yo sabíamos que esto iba a pasar. La de Londres, a día de hoy, sigue siendo la mejor competición que he hecho en mi vida y me quitaron la oportunidad de subir al podio.

-¿Qué momento le hizo aprender más en su carrera: el oro de Río o el Mundial de Londres (2017) en el que se retiró?

-Londres me demostró que ya no tenía respuestas a mis preguntas. Me dolió mucho la sensación de que mi cuerpo me decía que o lo dejaba yo o me dejaba él. Tengo dos momentos especiales: el oro de Río es lo que soy como deportista y el premio al 'fair-play' de Londres es lo que el deporte me ha dado como persona.

-¿Qué siente cuando vuelve a ver sus vídeos compitiendo?

-Si me ponen mis vídeos me emociono, y mucho, pero yo no me busco en Internet. Tengo la suerte de que lo he vivido, lo llevo dentro.

-En su lista de cosas pendientes después de su retirada, ¿qué le queda por hacer?

-He subido dos picos, he montado en moto, patino, corro distancias largas, juego al tenis, al pádel… He tachado casi el cien por cien de la lista, pero me queda viajar más sin zapatillas de clavos en la bolsa...