Raquel Lázaro, en la cima del voleibol mundial
La malagueña, internacional con España en todas las categorías, aterriza en la mejor liga de esta disciplina después de su brillante paso por la NCAA norteamericana, con la que fue subcampeona
La colocadora malagueña Raquel Lázaro sigue en el foco de la noticia. Después de ser en diciembre la primera española en alcanzar la Final Four ... de la NCAA y proclamarse subcampeona con la Universidad de Louisville, acaba de fichar por el Megabox Vallefoglia, décimo en la profesionalizada Serie A1 femenina italiana, considerada la mejor liga europea, la meca de este deporte.
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«Tenía otras ofertas, pero al final venir a Italia venía siendo mi sueño desde que tengo 14 años. Poder entrenarme como he hecho hoy junto a Danielle Hancock, oro en los Juegos Olímpicos, es increíble. Es una muy buena oportunidad para aprender de alguien que ya sabe», se sinceró a este periódico la jugadora de 1,81 metros y que este miércoles cumple 23 años.
Lázaro acaba de aterrizar en Italia. Lo hizo el lunes y está disfrutando de los primeros entrenamientos y de su aclimatación. Este miércoles será también presentada a los medios de comunicación. La apuesta personal por el deporte de sus amores está dando sus frutos. Raquel es la hija del exjugador de baloncesto Jesús Lázaro, ahora técnico del Unicaja femenino, y en su niñez también probó con el deporte de la canasta (jugó en el EBG), pero se pasó al voleibol. Vivió en Benalmádena y Córdoba, hasta que con sólo 13 años se desplazó a Soria a la concentración permanente de la Federación Española, que tiene este núcleo castellano como gran epicentro desde hace varias décadas.
Su carrera siempre la convirtió en una referencia. Ha sido internacional con la selección española en todas las categorías, sub-13, sub-15, sub-17, y también en la absoluta, con la que debutó en 2017. Con ella ha participado en las Golden League, obteniendo un histórico bronce en 2019, primera medalla del voleibol femenino español. «En Preeuropeos y Europeos no pude estar, porque ya era la época de volver a Norteamérica», aclara la paisana de otro gran colocador del voleibol nacional, el marbellí Adrián Trinidad.
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Su nivel técnico y proyección le hizo ganarse una beca completa en la Universidad de South Carolina (en Los Angeles), en la que se formó académica y deportivamente cuatro años, y hubo un quinto en Louisville, con el conocido desenlace de jugar la Final Four de la NCAA, ante nada menos que 17.000 espectadores, algo impensable en España.
En todo este periplo, en la que ha potenciado su físico (mide unos nada despreciables 1,81 metros), fue elegida colocadora del año y miembro del equipo ideal de conferencia en su año ‘freshman’, ‘sophomore’ y ‘junior’. Además, es licenciada en Comunicación con un grado en Marketing y cursó un Master en Administración Deportiva en Louisville.
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No hay que hacer muchas cuentas para concluir que la mitad de su vida ha transcurrido lejos de los lazos familiares. «Lo llevo bien. Esto me hizo crecer muy rápido. Al principio estaba en mi mundo ‘happy fower’. Sentía que estaba como en un campamento, porque de pequeña he amado el voleibol. Cuando se me pasó ese momento, fue más duro mi tercer año en Soria, en el que no jugaba, pero luego empecé a hacerlo y me fue mucho mejor. Esto me ha hecho madurar un montón como persona y encontrar quién soy sin mis padres, que han estado también siempre ahí apoyando y visitándome, como mi hermana».
«Estar fuera tantos años me ha hecho madurar un montón como persona y encontrar quién soy», se sincera la jugadora
"Tenía otras ofertas, pero al final venir a Italia venía siendo mi sueño desde que tengo 14 años. Es una muy buena oportunidad para aprender"
Lázaro se incorpora ahora al décimo clasificado del torneo (con cinco triunfos y ocho derrotas en las trece jornadas celebradas), que tiene catorce conjuntos, con lo que acaba de concluir la primera vuelta. Residirá cerca de la costa Adriática y de Pesaro y forma parte de una revolución en la plantilla con el objetivo de pelear por las ocho primeras posiciones, que dan acceso a los ‘play-off’ por el título. Su entrenador es Andrea Mafrici y se ha fichado también a la opuesta estadounidense, Andrea Drews, y a la central italiana Eleonora Furlan. El domingo 8 podría debutar con los ‘tigres’ blanquiverdes ya, en la pista del Cuneo.
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«Esta es la mejor liga del mundo. Es totalmente diferente a lo que viví en Estados Unidos. Las chicas son mayores. Hay una de 35, la líbero de 34... Saben mucho de voleibol y tienen una inteligencia táctica ‘superalta’. Voy a aprender un montón y, por ejemplo, esta tarde hemos trabajado en la conexión con las atacantes y, luego, hemos jugado un seis contra seis y ha estado 'superdivertido'», relata entusiasmada a este periódico. «En América el voleibol es más físico y se pegan pelotazos. Aquí va a ser más táctico», añadió.
La crisis nacional
¿Y el voleibol en España? La salida de jugadores con proyección es consecuencia de la crisis en la que llevan instalados durante más de dos décadas sus clubes. «El nivel creo que está creciendo un poco, pero no puedes vivir de esto sino eres casi una ‘top 3’ de España. Te pagan más en Italia, Francia... Una jugadora buena tiende a irse, pero hay algunas que deciden quedarse, y pueden seguir jugando su liga, aunque no ganen lo que desearíamos todas», explica Lázaro.
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La malagueña apunta a una buena generación con chicas jóvenes en el combinado absoluto a día de hoy. «Aunque estemos fuera jugando luego volvemos, y esto las niñas pequeñas lo ven y espero que seamos una imagen a seguir para que las chicas se sigan esforzando por llegar. A ver si conseguimos que el nivel suba y los patrocinadores pongan más dinero», concluye a modo de deseo una jugadora que ha derribado barreras ya en el voleibol femenino español.
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