Ovación y lágrimas en el emotivo homenaje a Carolina Navarro en su adiós al Carpena
Familiares y autoridades arroparon a la 'reina del pádel', que disputó esta semana el último torneo de su carrera en Málaga
Una despedida en casa merecía un homenaje a la altura. La 'reina del pádel', la icónica malagueña Carolina Navarro, durante nueve años número uno del ... mundo y con más de un centenar de títulos en su haber, se despidió ayer de la pista del Martín Carpena. Realmente, el último partido de su carrera en este escenario tan especial para ella fue el jueves, cuando cayó junto a Melania Merino en octavos de final, siendo esta su mejor posición de la temporada por el momento. Sin embargo, la organización le tenía preparado algo más.
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Justo antes de la ceremonia de premiación, a pie de pista, arropada por los jugadores de las dos finales, las autoridades y sobre todo, ovacionada por un pabellón que superó los 6.000 espectadores, Carolina Navarro volvió a salir a la central. Esta vez sola, sin su compañera, ataviada con un pantalón blanco y una camiseta beige, sin la falda ni zapatillas, ni tampoco su emblemática cinta en la cabeza, pero seguía siendo ella, tan pura y elegante como siempre y sin parar de llorar.
Ya entró en pista notablemente emocionada, mientras una de las periodistas de Premier Padel, Bárbara Vitantonio, le dedicaba unas palabras. Acto seguido, Premier Padel proyectó un emotivo vídeo en las pantallas del pabellón, donde entrevistaban a Carolina, en un sillón, sobre el césped de la central malagueña. «Para mi, lo más importante es que me recuerden como a una buena persona. La persona es lo que queda. Antes de venir a este torneo, cada vez que pensaba en ello me entraban ganas de llorar, no sabía cómo haría para jugar. Ha sido increíble volver a jugar aquí, con todo el mundo animando. Mi objetivo era disfrutar», relataba la malagueña. Bien es cierto que cara al público, se echó en falta que dirigiera algunas palabras al Carpena en el momento.
Las que sí relató en el vídeo, haciendo eco en el pabellón, desataron las lágrimas tanto de Carolina como de toda su familia, sus padres, hermanos Elsa, Belén y Carlos, entraron en pista para abrazarla. Todos lloraban. Para cerrar el acto, el alcalde de Málaga entregó a la jugadora un trofeo con la forma de La Farola y besó la mano de Carolina como quien besa la de toda una reina, símbolo de respeto por una trayectoria admirable a sus 49 años.
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