Eva López empieza de cero desde casa
La jugadora malagueña de voleibol, que fue internacional con las categorías inferiores de España, ha militado este año en el Unideba-La Colina, que disputó la fase de ascenso a la segunda división nacional
marina rivas
Viernes, 24 de mayo 2019, 00:59
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Siempre ha sido la más alta de su clase, pero nunca le ha molestado. De hecho, incluso, se pone tacones cuando quiere arreglarse. Aunque no ... los aparente, tiene 31 años, mide 1,84 metros, se desempeña como central dentro de la cancha de voleibol y como monitora de deportes en el centro ocupacional Fahala (de su localidad) en su día a día. El trabajo que hoy le da para comer, aunque no siempre fue así. Eva María López, natural de Alhaurín el Grande, llevó a dedicarse íntegramente al voleibol durante una estancia de tres años en la Liga Elite, la segunda división francesa, tras largos años compitiendo con el equipo de su pueblo en Primera Nacional, lo que hoy es la primera categoría andaluza. Pese a que nunca llegó a lo más alto, no le faltaron ofertas, pero siempre antepuso los estudios, el trabajo y la familia a un deporte del que era complicado vivir.
A los 12 años, su potencial físico hizo que un profesor de su colegio la recomendara en la Escuela Municipal de voleibol. Entonces cambió su vida. «El primer año que empecé a jugar ya me llamaron de la selección española infantil. De ahí en adelante, todas mis navidades, vacaciones de verano y semana santa fueron en Madrid, Guadalajara o a la ciudad que fuera para entrenar y competir con la española, hasta la categoría juvenil». Acumuló 32 internacionalidades, siendo el título más importante el subcampeonato del Torneo de las 8 Naciones (a nivel mundial),en categoría sub-18. Además, con Andalucía, fue campeona de España.
Pasó del club de Alhaurín el Grande a Francia, donde se ganó la vida como jugadora y, después de tres años a la sombra, ha vuelto a competir
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Entonces comenzó a llamar la atención. «Me ofrecieron una beca en el Centro de Alto Rendimiento de voleibol en Murcia, pero la rechacé.Mis padres no querían por aquel entonces, preferían que me centrase en los estudios y creían que allí no lo podría hacer», explica. Una beca y posibles contratos en equipos de la élite nacional: «Me llamaron de clubes de San Sebastián y de Mallorca que eran equipos de Superliga, pero realmente en España no pagan bien y no me compensaba salir de casa joven y sin haber acabado los estudios, para no poder vivir de ello». Eso sí, al menos mientras estudiaba en la UMA, acudía a torneos como el Europeo Universitario en nombre de la institución académica costasoleña.
De la noche a la mañana cambió la pista por la modalidad de playa y esto, sin quererlo, le llevó de nuevo bajo techo. «En un torneo de voley-playa en Francia se me acercó un hombre y me dijo que si quería jugar en un equipo francés de pista. Vi muy buenas condiciones en el contrato: me lo pagaban todo, me daban un piso para mi sola, un buen sueldo, viajes a España… No lo pensé más y me fui», dice. Y allí estuvo tres años, en el Coma Volley de la localidad de Argenteuil, a menos de una hora de París, en la segunda división francesa. Sin embargo, su madre enfermó y decidió regresar a España hace tres años, aparcando el voleibol hasta esta campaña que acaba de echar el cierre. «Estaba un poco desmotivada, pero vi que este año el Unideba-La Colina (cuando jugaba en Alhaurín el Grande era su rival) hizo un proyecto para ascender, mucha gente me incitó a volver a jugar y lo he agradecido. Hemos llegado a la fase de ascenso, hemos sido campeonas de Segunda Nacional (la primera división andaluza) y vamos a hacer lo posible para volver a optar al ascenso», señala.
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Muy personal
–Un grupo o cantante...
–Pablo Alborán, Manuel Carrasco... Cosas tranquilitas (ríe).
–Un viaje soñado...
–A Nueva York.
–Una película o serie que le atraigan especialmente...
–Una película, 'En busca de la felicidad', y una serie, 'Juego de Tronos'.
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–Un libro preferido...
–'Memorias de una geisha', de Arthur Golden.
–Una manía o un amuleto para competir...
–Uff, muchas. Por ejemplo, siempre llevo una cadena de una virgencita.
–¿Es creyente?
–Sí.
–¿Practicante?
–No, pero soy maestra de religión también (ríe). Estudié en el María Inmaculada de Antequera y allí me dieron la posibilidad de sacarme el título también, por si quería optar a un centro de educación privada.
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–Un sueño frustrado:
–Creo que no, siempre hago lo que realmente quiero hacer.
–¿Alguna afición en su tiempo libre?
–Pues sí, me encanta coser, me hago ropa y trajes de gitana.
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