SUR
Pádel

Un club de pádel con acento malagueño a trece mil kilómetros

Cristian Santana y Natalia Sánchez, que residen desde hace casi siete años en Indonesia, han creado el único club de la isla de Lombok

Jueves, 24 de julio 2025, 00:05

Sus vidas parecen una película. Desde luego, ni ellos mismos hubieran pensado que algún día acabarían dejándolo todo y viviendo a más de 13.000 ... kilómetros de sus casas, junto al amor de su vida y habiendo creado un negocio próspero que ahora no cambiarían por nada del mundo. Hace unos 7 años, Cristian Santana (de Torre del Mar) y Natalia Sánchez (de Nerja), se conocieron en Tarifa, practicando el deporte que les unió ya desde un inicio: el surf. Realmente, ya habían conversado alguna que otra vez por redes sociales, pero no fue hasta entonces cuando coincidieron por primera vez. Ambos aseguran que fue un flechazo desde que se vieron en persona. Pasaron un mes juntos, sin separarse… Hasta que Cristian tuvo que partir.

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Un par de años antes de este encuentro, el torreño optó por darle un giro a su vida y marcharse al extranjero, concretamente, a Indonesia. «Estaba cansado de la rutina de estar 11 meses trabajando y uno de vacaciones, quería otro estilo de vida, irme fuera a aprender inglés y vivir una experiencia ligada al surf, que me encanta», relata. Él estudió Peluquería y trabajó en una empresa de venta de productos capilares. Se le daba realmente bien el mundo comercial, pero se ahogaba en esa vida, así que junto a otro surfero malagueño, Pablo Martín, partió hacia el sudeste asiático, sin billete de vuelta. En el momento en que llegó la fecha de caducidad de su encuentro en España, Natalia esperaba ansiosa una petición de Cristian, la de irse con él… Aunque tardó más de lo esperado. «Él no me decía 'vente'. Me dijo que para él era muy egoísta decirme que me fuera con él, pero en mi cabeza quería escuchar que lo dejara todo y me fuera. Al final me lo acabó diciendo y lo hice», recuerda entre risas.

Cristian y Natalia, durante la construcción del club. SUR

En su momento fue una locura, además porque le habían ofrecido un puesto fijo en la farmacia en la que trabajaba. Pero le cegó el amor y se acabó subiendo al barco de esta nueva aventura. Más de 6 años después de aquel 'sí', Cristian y Natalia regentan el único club de pádel de la popular isla de Lombok, en Indonesia. Viven completamente involucrados con su proyecto y cada día, cuentan con más adeptos al pádel en este país asiático.

Antes de que ella llegara a Lombok, Cristian ya contaba con un proyecto propio, un hotel de 23 habitaciones que restauró y al que añadió una piscina y un restaurante. Pero no fue nada fácil, vendió parte de sus pertenencias en España para lanzarse de lleno con este proyecto y también contó con la ayuda de inversores extranjeros (algunos españoles). Al igual que él, cuando ella se marchó, también lo hizo partiendo con sus propios ahorros y habiendo vendido algunas pertenencias. Partieron prácticamente de cero. Ya con el hotel en marcha y ambos asentados en la isla, el torreño se planteó otro negocio. «Aquí se está desarrollando mucho la construcción de villas, hoteles… Pero no había servicios, no había mucha oferta de cosas que hacer y no todo el mundo surfea o hace submarinismo, que es lo principal que hay. De ahí surgió la idea de montar un club de pádel, que es un deporte que puede jugar todo el mundo (y que ambos practican)», asegura.

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'La Reunión'

Después de estudiar muchos presupuestos, buscar parcelas e inversores, el sueño se hizo realidad hace un año y llevó por nombre 'La Reunión'. Cimentaron el club desde la nada y levantaron, para empezar, tres pistas y un restaurante de comida española (con cocinero valenciano). Pero fue tal el éxito del negocio que medio año después lo ampliaron y añadieron tres pistas más (seis). Es el único club de la isla, un espacio social en el que organizan torneos, paellas, clases (de hecho, hay dos monitores españoles) y un sinfín de actividades que han convertido 'La Reunión' en uno de los enclaves sociales más populares de la isla. «El pádel está pegando un 'boom' brutal en Asia, está de moda. También es cierto que aquí vivimos del turismo y podríamos decir que el 80% de nuestros clientes son extranjeros», reconoce Cristian.

A lo que Natalia añade: «Aquí hay muchos españoles y franceses, que conocen bastante el pádel, hay muchos europeos, en general. La expansión del pádel ha sido muy rápida, todos los días nos llega gente nueva, siempre están las seis pistas llenas y se aficiona gente que incluso nunca antes había practicado un deporte. Hay una fiebre que no veas y creo que hemos creado un ambiente muy familiar en el club». Ella se encarga de la gestión interna así como del marketing, y además, también desarrolla su propia marca de ropa (estilo ibicenca), 'Nasaro', siguiendo uno de los sueños de su madre. Él, por su parte, se enfoca más en el trato cara al público, sin descuidar el hotel que comenzó con otros socios.

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Ha sido tal el éxito de su proyecto que ya estudian el levantar un segundo club de pádel al otro lado de la isla. Eso sí, aunque en sus cabezas no atisban un pronto regreso a España sí que esperan poder vivir a caballo entre ambos países cuando sendos clubes ya estén más asentados. Por ahora, su vida está a 13.000 kilómetros de aquí.

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