Clarence Pérez y Pablo González junto a los aros olímpicos en Río de Janeiro, Brasil.

Dos ‘boquerones’ en el antidopaje

Pablo González y Clarence Pérez trabajan en estos Juegos de Río en el dispositivo de la AMA

Marina Rivas

Jueves, 11 de agosto 2016, 07:32

Si nos preguntamos si se pueden compaginar afición y trabajo, sí, se puede. Pablo González y Clarence Pérez son dos claros ejemplos de ello. ... Pablo, de 25 años es un joven granadino aunque residente en Málaga que ha viajado hasta Río de Janeiro para cumplir un sueño, vivir desde dentro unos Juegos Olímpicos, y lo hace, además, formando parte del equipo de antidopaje.

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El joven amante del deporte ha llegado a practicar y competir, entre otros, en balonmano, bádminton, surf, e incluso remo en las jábegas y, tras haber estudiado la carrera de Farmacia en Granada, se ha visto impulsado a conseguir nuevas metas en su vida.

«Todo apuntaba a Río 2016.Se juntaban las ganas de hacer un voluntariado, inculcadas por mi madre, con la afición al deporte y el querer darle un uso al portugués que aprendí en mi Erasmus en Oporto», comenta ilusionado el joven.

Después de un duro proceso de selección que comenzó el pasado año y tras pasar varias fases, Pablo fue aceptado para formar parte del equipo de los Juegos, una decisión cuya carta de confirmación asegura que llegó «realmente tarde», concretamente en junio de este 2016.

Desde su llegada al país suramericano, se establece en la Villa Olímpica, donde más tarde se encontró con su ahora compañera. «Un brasileño habilitó una escuela infantil para alojar voluntarios a un precio menor que otros lugares para hospedarse, ya que con los Juegos se habían disparado los precios», nos cuenta. Sin embargo, no tiene mucho tiempo para el descanso, ya que los extensos horarios de trabajo le ocupan casi todo el día.

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En la Villa Olímpica

Trabaja como voluntario de escolta de doping, puesto cuya función consiste en notificar a los atletas de sus controles y acompañarles hasta el centro de análisis. «Es muy interesante. Me permite acercarme a algunas estrellas del olimpismo, viendo incluso los cuartos donde viven. Muchos de ellos son realmente simpáticos y también sienten curiosidad sobre por qué vinimos a Río», manifiesta González.

«La labor de los voluntarios es fundamental. Me alegro de que tengamos alguien como él en el equipo, creo que es una muy buena representación de Andalucía», nos cuenta Clarence Pérez.

Aunque nació en Suiza, se trasladó a Marbella con sólo once años y su currículum es una muestra de lo que puede llegar a hacer una persona con pasión por su trabajo. Es graduada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, carrera que ha sabido compaginar con su trayecto como jugadora profesional de voleibol junto al equipo de la Universidad de Granada, con el que quedó campeona de España hasta en cuatro ocasiones.

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Su interés por adquirir experiencia internacional le ha llevado a realizar un máster de gestión deportiva en Lausana (Suiza) o participar como voluntaria en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur. Nunca le han faltado proyectos y es que tras estar durante cuatro años en la Federación Internacional de Natación, también en Lausana, ahora trabaja para la Federación Internacional de Medicina Deportiva en dicha ciudad suiza.

«En Río también colaboro con el comité organizador de los Juegos, como parte de la inteligencia del departamento antidopaje», comenta. Su función es la de enviar órdenes de las misiones a los jefes de antidoping y dar parte de los resultados de las pruebas de forma electrónica a la Agencia Mundial de Antidopaje (AMA). «La totalidad del equipo antidoping es de alrededor de 160 personas; unos sesenta brasileños y cien de todos los países del mundo, una gran diversidad».

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No han tenido mucho tiempo hasta ahora de disfrutar de Río; sin embargo, ambos coinciden en cuanto a buenas impresiones. «La gente es muy agradable. No hay brasileño que no sonría o sea cordial y eso se nota en el ambiente», asegura Clarence. Una experiencia que, con seguridad, ninguno podrá olvidar.

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