Maratón de Jarapalos: la cumbre de las carreras de montaña

«No es una carrera, sino un gran evento deportivo que aglutina muchas cosas. Es convivencia y naturaleza», explica Miguel Ángel García, director técnico y miembro de la dirección del Club Jarapalos Trail, organizador de la prueba. «Las carreras de montaña tienen un plus añadido de convivencia, pues son mucho más humanas», aclara con conocimiento de causa. El aire que se respira en ellas dista del de otros deportes, centrados en una competitividad que prácticamente se desvanece en este tipo de campeonatos, y en concreto en este evento.

Como gran parte de las grandes historias de las personas, el considerado como uno de los tres eventos más grandes de trail en España nació de las aspiraciones de amigos y creció hasta las de campeones del mundo. Vivió sus mejores años hace varias ediciones, cuando dos estrellas de la montaña como Kilian Jornet o Luis Alberto Hernando recorrieron la emblemática sierra alhaurina, y fue evolucionando hasta dar su paso más agigantado: ser referencia en cualquier calendario.

Desde hace dieciocho temporadas, cada segundo fin de semana de noviembre, aglutina a más de mil corredores (1.450 en esta edición), divididos en tres recorridos de 11 kilómetros y medio, 17 kilómetros y medio y 43 kilómetros y medio. Su signo distintivo se centra en una organización completamente centrada en el participante que destina la totalidad de la recaudación a su bienestar. Por ello, entre sus inscritos figura una mayoría dorsales amateurs, pero también una amplia variedad de corredores profesionales que ven esta celebración como una oportunidad de agrandar su leyenda personal.

«El sábado correré por sexta ocasión la carrera», apunta Gemma Arenas, galardonada como mejor corredora de montaña del mundo en 2016 y ganadora en cuatro ocasiones de la Maratón de Jarapalos. «Me encuentro con ganas y fuerte, y espero estar dándolo todo y disfrutar del ambiente de esta fiesta estupenda», añade. Junto a ella, en el lado masculino, estará también presente Daniel García, recién llegado de la Euráfrica Trail que disputó la pasada semana. «Voy a Jarapalos con el objetivo y la expectativa de disfrutar. Intentaré competir, pero, habiendo disputado la Euráfrica, no creo que esté muy competitivo», aclara el malagueño que batió el récord en Alhaurín en la edición de 2012 (3 horas, 32 minutos y 50 segundos). «Si me encuentro con fuerza, intentaré disputarla, por supuesto», puntualiza. El nivel de competitividad quedará marcado además por la presencia de la selección andaluza de trail tanto en categoría masculina como femenina, que acudirá al completo para conseguir la victoria.

«No tenemos más corredores de élite por nuestra fecha», detalla Miguel Ángel García. El principal problema con el que se encuentra la carrera es que se celebra en el mes de noviembre, y únicamente podría ser encuadrada dentro del circuito internacional profesional si se disputase en época primaveral. «Se nos ha planteado cambiar el mes, pero la peculiaridad de esta prueba es que es noviembre y eso le gusta a la gente local», añade el expresidente del Club Jarapalos Trail.

La amplia variedad de corredores populares hace que se convierta en una reunión de los aficionados al mundo de la montaña. Tal es así que desde las siete de la mañana hasta bien entrada la tarde, más de 3.000 personas se reúnen para comer junto a quienes son protagonistas durante ese día. «Nosotros le damos mucha importancia al precarrera y al postcarrera, y eso nos diferencia», comenta García haciendo especial hincapié en el despliegue organizativo que conlleva todo ello. «Son casi 300 personas al servicio de los corredores».

En cualquier caso, Jarapalos no alcanzaría su consideración de gran evento de no ser por su dureza y tecnicidad. La maratón se caracteriza por un recorrido en el que el participante debe mantener la atención y conocer las técnicas de esta disciplina deportiva. La gestión del esfuerzo en las subidas, las cuales se realizan caminando, proporciona una mayor continuidad y reduce el desgaste. En especial, los puntos álgidos de ella se encuentran en los diez primeros kilómetros, el kilómetro 15 y el 26, momento en el que la exigencia de ascenso es máxima.

En el plano de la altimetría, el perfil del Maratón alcanza los 2.418 metros de desnivel positivo, sin embargo, queda compensado con sus múltiples bajadas en las cumbres de mayor altitud. Además de ello, el abastecimiento para que se recupere el desgaste que se realiza se encuentra estudiado y perfectamente medido para adecuarse a este tipo de carreras. «En los avituallamientos se calcula todo por corredor y se añade comida y bebida de más siempre», aclara Isidro Fernández, encargado de coordinar los alimentos y los líquidos.

Las otras dos carreras constituyen el lugar para las categorías de menor edad o para corredores menos habituados. La catalogada como Mini, incluye un perfil más suave de subida y bajada durante los 11 kilómetros y medio. Mientras tanto, la Open es considerada como el punto de iniciación de muchos recién llegados a la montaña hace escasos meses. Su tecnicidad es mayor y destaca especialmente por su última bajada hacia meta, donde la precisión y atención deben ser máximas.

Su exigencia es superior a la de los habituales recorridos por asfalto, ya que busca proporcionar una experiencia distinta en la que el ritmo no es lo principal para quien la disputa. Jarapalos plantea una visión de la sierra alejada de lo habitual, es decir, viviéndola desde dentro, desde sus caminos, desde sus crestas, desde sus subidas y bajadas. Una visión pura de montaña medida en cada paso, en cada respiración, en cada suspiro.

Y es gracias a ello que reluce entre la gran variedad de ofertas de la provincia de Málaga. Que sobresale al estilo de una cumbre. Que marca la diferencia. Y que a nadie le importa que duela. Porque para que duela la corren.