La vuelta de Andersen
Si Hans Christian Andersen volviese hoy a Málaga, se quedaría perplejo ante la transformaciónde aquella ciudad portuaria que visitó en 1862. Cabe imaginar que, tras ... el sobresalto inicial, acudiría a la Fonda de Oriente donde se alojó en tal ocasión; comprobaría así que el establecimiento ya no existe, pero le reconfortaría descubrir que el edificio que la albergaba, el nº 8 de la Alameda Principal, sigue en pie. Desde uno de sus balcones contemplaba a diario el gentío bajo la arboleda, para concluir: «El pensamiento se hacía poesía en la hermosa noche meridional». Por cierto, hay quien jura haberle visto sentado en la plaza de la Marina, disfrutando del animado ambiente cosmopolita que tanto elogiaba en sus escritos. Los testimonios añaden que sonríe complaciente con la mirada perdida en el horizonte marino, mientras musita: «En ninguna parte de España me sentí tan feliz y en casa como en Málaga».
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