Así se convierte Málaga en Australia en 'The Crown'

«La localización más espectacular es la que nos ofreció el Málaga Palacio y la calle Molina Larios a la que se le sacó un gran partido ya que llegamos a meter una grúa con cabeza caliente en la terraza del hotel y el resultado es brillante», explica el jefe de localizaciones en España de 'The Crown', el malagueño Tate Áraez, artífice de que la anterior temporada de la serie de Netflix también pasara por la provincia. Entonces, la actriz Helena Bonham Carter (princesa Margarita) aterrizaba en el Palacio de Congresos de Torremolinos, que en la ficción llegaba al aeropuerto de Los Ángeles.

Ganador de un 'Oscar' de las localizaciones por su trabajo para 'Juego de Tronos', Aráez ha dirigido el equipo de la compañía A Film Location que ha supervisado el 'scouting' de los escenarios en España para la serie en esta cuarta entrega. Así, han rodado también escenas en Almería que se desarrollan en el desierto de Australia y el famoso monte Uluru, mientras que las localizaciones del centro de Málaga fueron fundamentales para la escena del baño de masas de la visita de los príncipes de Gales a Brisbane. Una ciudad de rascacielos que trataron de emular desde las quince plantas de altura del Málaga Palacio y cientos de extras en la calle para vitorear a sus altezas reales.

«Una vez decidieron rodar en el hotel, fuimos hilando fino para que el resto de escenarios fueran encajando con lo que nos pedía el guion», cuenta el 'scout' malagueño, que añade que, durante la semana que pasaron en la provincia los actores Emma Corrin (Diana) y Josh O'Connor (Carlos), también rodaron en el Jardín de la Concepción para retratar el paseo en coche de los príncipes por Adelaida, en el icónico Puente de Hierro del Guadalhorce para mostrar la localidad de Darwin, la ciudad deportiva de Cártama para un partido de polo y el palacio Monte Miramar para el encuentro en Camberra con el primer ministro australiano, Bob Hawke.

Con los tiros de cámara adecuados, muchas de estas escenas funcionan por sí solas sin necesidad de retoque digital. Es el caso de la residencia militar Castañón de Mena que sirvió hasta para tres escenas: la piscina para un encuentro de Diana de Gales con un equipo de nadadores, la entrada de atrás del edificio para la visita de la princesa a un hospital de Sídney y la flamante y ochentera escalinata principal para la llegada a una fiesta de la pareja protagonista.

En otras, en cambio, los efectos digitales hacen «magia» –como afirma la plataforma Netflix– y es imposible descubrir Málaga salvo que lo revele el visionario Tate Aráez que fue capaz de proponer que en el Auditorio de Málaga se podía ambientar el discurso de Carlos de Inglaterra ante la popular Ópera de Sídney, que se añadió en postproducción. El resultado visual es sublime, mientras Carlos dice piropos en público de su encantadora mujer. Aunque una vez pasado el tiempo, sus pomposas palabras suenan tan falsas como el truco de esta escena. Parece de verdad, pero es ficción.

Un espectacular travelling desde la terraza del Hotel Málaga palacio da la entrada a esta escena del baño de masas de los príncipes de Gales en la ciudad australiana de Brisbane.

Reconocer que esta escena se rodó en el Auditorio Municipal Cortijo de Torres de Málaga es casi imposible. La tecnología digital sustituyó el fondo real por la Ópera de Sídney.

La residencia militar de la capital se utiliza para tres escenas diferentes en la serie: una fiesta nocturna de los príncipes de Gales, un acto de Lady Di con unos nadadores y la visita a un hospital

El icónico Puente de Hierro sobre el Guadalhorce también fue utilizado para la ambientación australiana para el paso de los príncipes por Darwin, mientras que un partido de polo en Sídney se filmó en la ciudad deportiva de Cártama.

Montados en un flamente Rolls descapotable, los príncipes de Gales se dan una vuelta por el Jardín de la Concepción, aunque en la pantalla corresponde al paso de sus altezas por Adelaida

El encuentro en la residencia en Camberra entre el primer ministro australiano Bob Hawke y el príncipe Carlos se rodó en el Palacio Monte Miramar. Al fondo se puede ver el monte Gibralfaro