Antes de volver el año que viene, Sophie quiere despedirse por todo lo alto. El festival celebra hoy la clausura de su segunda edición consolidándose ... como una referencia para los amantes de la cultura de club en Málaga. El ascenso se ha logrado en sólo dos años en los que el festival ha multiplicado por tres todas las cifras referidas a su organización, literalmente: tres veces más aforo, más presupuesto, más artistas, tres escenarios en lugar de uno y una comunidad cada vez más grande que ha guiado con sus bailes el camino hacia el éxito: 40.000 personas han pasado por alguno de los nueve capítulos de esta edición (frente a los 7.000 del año pasado), siempre en sábado, en los que ha disparado un contundente arsenal de artistas, una programación exquisita y cuidadosa que traza una larga línea de gustos y que van desde 'mainstream' de Peggy Gou hasta el 'underground' de la música 'house' rumana o el bombazo del 'hard techno'. Cualquiera que tenga un mínimo interés por la electrónica habrá encontrado algún cartel de Sophie para asombrarse. Este trabajo ha tenido recompensa: el impacto económico del festival se estima en 8,4 millones de euros y ha creado hasta 1.500 puestos de trabajo directos o indirectos. Pero lo mejor de Sophie no está en los números; es algo intangible y que no tiene nombre, es algo que habita en las entrañas de quien lo baila.
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Capítulo 9 (continuará)
Este cierre de temporada pide una lluvia de confeti que celebre que la vida sigue y que esta noche podemos detenerla y postrarla frente a varias leyendas de la música de baile. El escenario principal acogerá una combinación entre Luciano, un mezclador fundamental en cabinas de todo el mundo, y del británico Jamie Jones, que disparará un tech house cristalino que se sabe irresistible; los dos juntos, durante cuatro horas, en 'un mano a mano' que puede resultar memorable. Además, estarán el colectivo Picnic, Sonja Moonear, habitual en fiestas como Cocoon, o Margaret Dygas (la presencia de mujeres en la programación no es casual) y más artistas para este magistral cierre de persianas hoy sábado, de seis a seis. Durante ese horario, desde el Autocine se podrá viajar a cualquier sitio.
Productores de felicidad
La historia de Sophie nace de la pasión de tres amigos que se conocieron en una pista de baile (todo el mundo está ahí por un motivo, decía The Blessed Madonna), y a los que unió su amor por la música electrónica: «Decidimos hacer lo que nuestro corazón nos decía que hiciéramos desde hace mucho tiempo», me dice la organización, que escribe desde cierto anonimato y con genuina fascinación hacia la cultura musical 'underground' y todo lo que representa, añadiendo otra debilidad, Málaga, «una ciudad que lo tiene todo» –quizá falte algo de escena en el día a día, pero eso es otro cantar–. Los 'Sophie' han cogido ideas de muchos festivales, conciertos y clubes de todo el mundo para levantar una experiencia inmersiva de primer nivel, pensada para entusiasmar. «Queríamos crear un lugar para dar a conocer nuevos valores, escuchar música de calidad y romper con estereotipos, caminar hacia una mentalidad más abierta y dar oportunidades reales a culturas alternativas que son las que desarrollan la conciencia colectiva y la escena artística de una ciudad». Sophie es algo tan bonito que «nace del deseo de unir a la gente, disfrutar de la vida y descubrir cosas nuevas, música, personas, conexiones, amor… mientras escuchas música de calidad de la mano de los mejores selectores del planeta». Nos vemos en la pista.
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