Cómic y periodismo para mostrar el polvorín de Venezuela

Las informaciones de Sastre han relatado los conflictos de Palestina, Irak, Bosnia, Ucrania o la mencionada Siria, además de recorrer de norte a sur Iberoamérica para retratar desde el tren de la muerte en México a las villas miseria de Argentina. El secuestro afectó al reportero que, no obstante, volvió a los lugares de conflicto cuando en 2017 se produjeron las revueltas estudiantiles de Venezuela y la violenta represión. «Era el argumento de partida para el cómic, ya que Ángel llevaba haciendo reportajes allí desde hacía 15 años y nos permitía explicar cómo un país rico y próspero degeneraba en un constante conflicto político y social», señala Jon Sedano, guionista de esta novela gráfica que retrata la muerte de Chávez y la sucesión de Maduro, los golpes de estado, las dificultades para entrar y salir del país, el trato a los indígenas, la división del país, la violencia de las calles, la delincuencia o la religión más oscura. «El cómic aporta una visión global para entender el país. Sí después quieres profundizar ahí están los reportajes y los libros», sostiene.

Con la idea clara y el proyecto en marcha, Sedano llamó a la puerta de Planeta y la editorial les abrió. De par en par. «Fue nuestra primera opción y no tuvimos que buscar más porque le encantó la idea», descubre el periodista y profesor de la UMA que, junto al reportero de guerra, ya había puesto en práctica este formato con una versión reducida en el cómic-reportaje 'La batalla de Mosul'. En el cómic 'Venezuela' no solo han contado la historia del país, sino que también han puesto en primer plano la figura del enviado especial convirtiendo al propio Ángel Sastre en el protagonista del relato al descubrir no solo el contenido de sus reportajes e investigaciones, sino todo el trasfondo de cómo el corresponsal busca la noticia y se juega el pellejo hasta más allá de los límites, lo que le ha dejado secuelas, sobre todo tras los meses secuestrado por terroristas islámicos.

«El cómic también tiene algo de aventura, porque este periodismo es el más fascinante al mostrar realidades ocultas y duras», señala el guionista. Un oportuno reclamo del género que contrasta con la propia figura del reportero en la actualidad como una especie informativa a extinguir, ya que cada vez quedan menos redactores de este tipo en las nóminas de los grandes grupos mediáticos y, la mayor parte de ellos, trabajan de forma 'freelance' por su cuenta y riesgo. Literalmente. De esta forma, la novela gráfica expone situaciones impactantes, como el episodio que retrata las mafias de la droga que campan a sus anchas gracias a que la policía está ocupada en descubrir opositores y que obligó a Sastre a meterse una raya de coca para ganarse la confianza de un traficante y salir vivo del envite. O cuando una niña de 12 años, superviviente de la calle, le confiesa que se dedicaba a la prostitución. «Hemos tenido las manos libres para contar esa historia y no nos hemos cortado», sostiene Jon Sedano, que ha tenido el apoyo del propio reportero para todo el proceso de documentación y guion.

El argumento terminó de tomar forma con los dibujos del peruano Guillermo Fajardo y el color de Juancho Vélez y, en esto, el autor del proyecto también tenía clara la personalidad gráfica. «El cómic periodístico no es nuevo, pero el peso de la historia suele recaer en el contenido y el dibujo suele ser 'underground', por lo que hemos querido darle una vuelta y hemos buscado una ilustración cercana al 'cómic book' americano, al de superhéroes y al realismo», señala Jon Sedano que también ha introducido fotografías realizadas por el reportero para buscar esa «veracidad» que intentan transmitir con el cómic.

Guion e ilustraciones componen una novela gráfica poco habitual en nuestro país que, aunque lo parezca, no es en absoluto ficción. «Al tocar el tema político, las lecturas son muy diferentes, pero hemos tratado de alejarnos de la parcialidad y ser lo más neutrales posibles», sostiene el autor del argumento, que asegura que la obra contiene además muchos datos sobre la situación de Venezuela que están apoyados en las fuentes originales. «Esta no es una historia de buenos y malos», advierte el profesor de Fotoperiodismo de la UMA que sabe que una imagen vale más que mil palabras. Pero también que las palabras nunca sobran.