Los #pUMAS, antes de empezar su partido de mate. Francis Silva

#pUMAS

Línea de Fuga ·

Este grupo de poetas ha nacido al calor del Contenedor Cultural de la UMA, empeñado en recordar que la Academia puede ser también otra cosa, de otra forma

Están leyendo sus poemas en la pantalla del teléfono móvil y me ha caído encima todo el siglo XX. Para colmo, suelta una de ellas: « ... Íbamos a venir desnudos, pero luego hemos pensado que eso era muy del siglo XX... así que hemos venido en chándal». Y te clava la puntilla generacional justo antes de enfilar el aparcamiento al aire libre de la fábrica de la Cervezas Victoria para jugar un partido de mate. Como cierre para un recital de poesía resulta casi insuperable, digno de los #pUMAS, salvajes y dulces, indomables y cariñosos, a imagen y semejanza de su matrona, Violeta Niebla, poeta, artista visual, gestora cultural y mente inquieta que alumbra este grupo nacido al calor del Contenedor Cultural de la Universidad de Málaga, empeñado en recordar que la Academia puede ser también otra cosa, de otra forma.

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Los #pUMAS aullaron este jueves en el Aula de Cultura del periódico y pasamos una tarde fantástica. Son el experimento de un «laboratorio de poesía», como escribe Tecla Lumbreras en el prólogo de la primera antología del grupo. Tecla iba a venir, pero al final no pudo. Claro que Tecla es la clase de persona que no necesita aparecer para estar presente, aunque la echamos de menos. «Yo puedo presumir de intuición y desde el primer momento me di cuenta de que era una persona muy creativa (aparte de una magnífica poeta) que podía transmitir». Lo escribe Tecla de Violeta, que viene vestida de rojo con unas calcetas de Adidas convertidas de inmediato en un artículo de primera necesidad para mí. Y sí que transmite Violeta una manera de entender la poesía y la gestión desde el rigor sin solemnidad, desde el compromiso sin artificio. Porque parece que todo esto es una frikada, pero todo está preparado y trabajado, engrasado con la pasión de un entusiasmo tan sincero que no necesita darse importancia.

Porque hay entre los #pUMAS gente muy joven, una «abuela» y dos «tías abuelas» leyendo sus poemas sobre la precariedad, el amor, la especulación, el miedo, la alegría, el sexo, la violencia y el desencanto. Sobre cualquiera de nosotros en un momento dado. Un momento como este, con cervezas frías en cubos llenos de hielo y Violeta contándome que en uno de los primeros ejercicios les pidió que escribieran un poema sobre piscinas. Y nos miramos en un salto y nos reímos de inmediato, porque hace la tira de años que le pregunté a Violeta qué manía tenía con las piscinas, que salían en casi todas las fotografías que había expuesto en la sala que compartían Laura Brinkmann y Alba Blanco en el piso de arriba del Taller Gravura.

Es uno de los privilegios de este oficio si te acompaña la suerte: ver crecer la obra de artistas como Violeta, ahora partera de #pUMAS como Ignacio Pérez Cerón, accésit en el último premio Adonais, traductor emigrado a Viena y autor de 'Mantra para este juguete no incluye pilas': «Nadie me ha dicho que ser padre significa / sacar la cuna vieja del trastero / buscar cartulina para el niño por la noche / limpiar vómito con tropezones / El día de reyes / lo único que abre son las panaderías / y los juguetes nunca llevan pilas / Los coches se venden por separado / Me ha tocado en el roscón de reyes / un niño que llora / un rey mago deforme / y la judía».

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Hace tiempo que lo hago: siempre que leo algo que me gusta mucho, busco en Internet la foto y la fecha de nacimiento del autor, a ver si al menos es mayor que yo y tiene todavía menos pelo. Pero Nacho Pérez Cerón nació en 1996. Y tiene pelazo. Malditos #pUMAS.

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