Santiago Segura visita la prisión de Alhaurín: «Ni en la cárcel os libráis de mis películas»

«Esto es una cárcel moderna porque hay hombres y mujeres, cuando yo iba al instituto éramos todo tíos», bromeó. En la bancada del salón de actos, tanto los reclusos como los propios funcionarios de vigilancia penitenciaria y el personal del centro no pudieron ocultar la sonrisa, porque Segura no se amedrentó y aplicó su particular humor a la situación, bromeando con la privación de libertad. «Si hubiera estado en una planta oncológica de un hospital hablando con pacientes también habría bromeado sobre ello, porque reírse es bueno y ayuda a evadirse un poco», dijo a los medios una vez terminó el encuentro.

A lo largo del coloquio se sucedieron los momentos desternillantes, propiciados por las preguntas de los reclusos. Al hilo del título de la película (que ha sido la más vista del año 2019 del cine español), uno de los presos se animó a contar el chiste de Jaimito conocido como 'el de madre no hay más que una'. «No sabía que metían a gente en la cárcel por contar chistes malos», respondió Segura cuando terminó el relato del interno, que encajó el golpe entre una carcajada generalizada.

Pero no todo fueron risas y también hubo tiempo para reflexionar. Uno de los presos, Mariano, confesó a Segura y Acosta que le trama de la película le ayudará a ser «mejor padre». La mayoría de ellos agradecieron a los actores que hubiesen accedido a compartir con ellos sus ideas tras la proyección. «Con esto la mente se libera, siempre estamos pensando en la calle, es lo que nos mantiene», dijo Pepe León, uno de los internos que explicó sus sensaciones a los medios de comunicación.

Pero, por lo general, el humor fue lo más buscado por parte de los reclusos y del propio director, que preguntaron desde cuánto se cobra por hacer un Cameo hasta por cuál es la película de Torrente que más le ha gustado dirigir. «Os han puesto esta película para que veáis lo que hay fuera y no os sintáis tan mal por estar aquí», espetó Segura. Acosta, al finalizar el encuentro, aseguró que fue una experiencia «muy positiva», sobretodo porque vio que había «mucha empatía» y que al final quedó «una pequeña moraleja».

Segura dijo en varias ocasiones que se sentía muy afortunado de estar en la prisión para comentar la película, y en una de ellas uno de los reclusos le respondió: «¡Claro!, porque te vas en un rato». El actor respondió: «Claro, si me tuviesen aquí tres años lo mismo no me gustaría tanto».

El director también tuvo palabras dirigidas a los funcionarios: «Me han contado que hay dos trabajadores por cada cien reclusos». Dicho esto se dirigió a los presos: «Tratádmelos bien, ¿eh?». Entre risas y charlas la mañana se pasó. Los asistentes despidieron con un largo aplauso a los dos directores, sonrientes por haber olvidado, aunque solo fuese por un rato, los muros.