El Prado exhibe la obra más emblemática del Museo de Málaga
El lienzo forma parte de la exposición 'Arte y transformaciones sociales en España', junto a otra pieza de Borrás Abella procedente de la Aduana
Una cartela informa que la obra se ha prestado temporalmente. Una información que denota aún más su ausencia. Y no solo porque sus más de ... tres metros de óleo llenaban la pared principal y la sala parece huérfana, sino porque es de esas piezas que no hay que dejar de ver cuando se visita el Museo de Málaga. De hecho, es la más emblemática de la colección. 'Y tenía corazón' (1890), de Enrique Simonet, ha cambiado de domicilio temporal y se ha mudado al Museo del Prado, propietario de esta obra depositada en la Aduana desde los años 30 y que la ha reclamado para su gran exposición 'Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910)', que inauguró hace unos días.
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El monumental lienzo cuelga ahora de una de las estancias del rehabilitado edificio de los Jerónimos de la ampliación de la pinacoteca madrileña, donde se exhibe acompañada de otra pieza procedente de la colección malagueña, 'La vacuna' (1911), de Vicente Borrás Abellá, que además volverá a Málaga restaurada, ya que, antes de esta exhibición, ha pasado por los talleres del Prado para recuperar su tono original.
Ambos óleos procedentes del Museo de Málaga muestran el reflejo en el arte de los cambios sociales de finales del XIX y comienzos del XX, particularmente el interés de la pintura realista por los temas científicos y médicos. En el caso del popular lienzo pintado por Simonet fue el resultado de su estancia en Roma, adonde llegó gracias a una beca de la Academia de San Fernando de Madrid. El artista completó una pieza atrevida y audaz a partir de apuntes tomados en la morgue, que impactó por la inusual escena de la autopsia que fue aplaudida por muchos críticos, aunque otros no supieron ver el riesgo y la ruptura del entonces joven pintor y la llegaron a tachar de «repulsiva». Al final se impuso la corriente que pensaba que el lienzo destilaba poesía y belleza a lo Edgar Allan Poe, convirtiéndose en símbolo del Museo de Málaga cuando llegó como préstamo del Museo de Arte de Moderno (cuya colección pasó al Prado al desaparecer en los 70).
La obra de Enrique Simonet protagonizó incluso una polémica en 1998, cuando el Museo de Málaga ya había sido desalojado del Palacio de Buenavista para la rehabilitación del inmueble como Museo Picasso y era una pinacoteca sin tierra, sin sede. El Prado reclamó entonces el emblemático lienzo de la escena forense, junto a otros cinco depositados en la sección de Bellas Artes de la institución malagueña, lo que originó numerosas protestas desde ámbitos culturales y el recelo del propio museo andaluz, por lo que finalmente se desistió de esta demanda.
La exposición del Museo del Prado también rescata una fotografía del Asilo de Los Ángeles durante un reparto de comida en 1904
Curiosamente, ahora que el museo estatal ha recuperado hasta septiembre la obra para exhibirla en la exposición 'Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910)' también ha rescatado su denominación canónica, 'Una autopsia', en lugar de las designaciones apócrifas 'Anatomía del corazón' y, particularmente, 'Y tenía corazón', como se muestra en la cartelas de Málaga. Como explica la directora del museo de la Aduana, María Morente, Simonet optó por un título descriptivo acorde con esa moda de plasmar avances científicos, pero con la llegada a Málaga de la obra en el siglo XX se populariza la nueva identificación en clave patriarcal, especulando con que la fallecida que protagoniza el cuadro es una prostituta y el médico se sorprende de que tuviera corazón, de ahí el título alternativo y popular. La influencia de esta pieza en la pintura contemporánea se puede rastrear en diferentes artistas, entre los que destaca la obra de Barbara Kruger 'No radio' (1988), que se exhibe en el Museo de Arte Moderno de San Francisco (EE UU).
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Medicina y pobreza
La otra pieza de la colección del Museo de Málaga, 'La vacuna' (1911), también atiende un tema médico con la tierna escena inmortalizada por Borrás Abella de un médico al que espera una larga cola de bebés con sus madres para pasar por la aguja. Una obra que muestra también los avances sanitarios de la época, con una consulta a la que acuden desde mujeres burguesas a familias más humildes con sus hijos desnudos. Tanto esta última como la de Simonet se exponen muy cerca la una de la otra, ya que están incluidas en el apartado expositivo 'Enfermedad y medicina', donde comparten espacio con Picasso, Sorolla, Rusiñol y Jiménez Aranda.
La temporal, que alcanza las 300 obras expuestas entre pintura, escultura y fotografía, también incluye una reveladora instantánea tomada en 1904 en el Asilo de los Ángeles. De autor desconocido, esta imagen perteneciente al archivo de Patrimonio Nacional y las Colecciones Reales forma parte del bloque 'Pobreza y marginación étnica y social' y reproduce a cientos de mujeres y niños (a la derecha y en el centro del cuadro) y algunos hombres (izquierda) que posan con cara de resignación, mientras esperan el reparto de comida un primero de mayo. Una escena cargada de tristeza que da idea de la miseria de aquella ciudad del cambio de siglo en la que no faltaba ni la escasez ni el corazón.
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