Picasso visita por fin la Alhambra

'Reflejos. Picasso/Koons en la Alhambra' expresa la voluntad del museo de trascender sus límites en una especie de «ampliación discontinua», con la intención de revisar al artista «desde otros entornos y miradas», en palabras de su director, Miguel López-Remiro. Una «visión» que comparte con Bernard Ruiz-Picasso, que aplaudió la iniciativa, y que cuenta con dos grandes aliados: la Junta de Andalucía, representada este lunes en Málaga por la viceconsejera de Cultura, Macarena O'Neill; y la Fundación Unicaja, presidida por José M. Domínguez, como patrocinador. En opinión de Domínguez, este proyecto «nos eleva a otra dimensión expositiva» y «abre perspectivas novedosas en el arte».

Simboliza la unión de «dos colosos», apuntó la viceconsejera: Alhambra y Picasso. En el contexto renacentista del palacio granadino, con una colección de arte religioso y espiritual en sus salas, el pintor se encontrará con Koons. El cara a cara surge de manera «natural». «Jeff Koons participó en la exposición 'Ecos de Picasso' del año pasado, es un buen amigo de Bernard Ruiz-Picasso y me interesa como artista contemporáneo», detalla López-Remiro, comisario de la muestra, junto a Ricardo Tenorio, director del Museo de Bellas Artes de Granada. El artista estadounidense representa la contemporaneidad, con el uso de medios de masas y su abordaje de los materiales, pero es al mismo tiempo uno de los «grandes pensadores sobre el significado del mundo antiguo». De él se expondrán tres piezas, una de ellas en el mismo patio central del Palacio de Carlos V. «El disfrute que uno tienes en la Alhambra, esto lo multiplica por diez», admitió Rodrigo Ruiz-Jiménez, director general del Patronato Alhambra.

Entre ambos creadores se establecen «confluencias interesantes». Ambos se acercaron al mito de la Grecia arcaica de 'Las Tres Gracias'. Pablo Picasso en un lienzo a óleo y carboncillo que pintó en los años 20; Jeff Koons en una gran escultura en acero inoxidable de hace tan solo unos años. Un diálogo sobre la abundancia, la alegría y la bondad –las tres virtudes– que se completará con una disquisición en torno a la guerra y los sinsetidos de los conflictos a través de otras dos piezas: 'Cabeza con casco' (1933), una llamativa escultura de bronce del malagueño, y la reinterpretación de Koons de 'El rapto de las sabinas'. Las dos obras de Picasso serán reemplazadas por otras en el museo malagueño, con una cartela que indicará su destino temporal. La exposición estará abierta al público desde el 17 de diciembre hasta el 16 de marzo.

Se trata del primer capítulo de ‘Reflejos’, una iniciativa del Museo Picasso Málaga, de la Consejería de Cultura y de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso (FABA). Los otros «están en estudio», en la fase de diseño y formalización de nuevas propuestas. «Nos encanta la idea de que ‘Reflejos’ aborde y explique esa idea de museo que se expande y piensa en Picasso como alguien que emite posibilidades de futuro y posibilidades de comprensión en el mundo del arte contemporáneo», señaló López-Remiro. Porque, cuando se rompen las fronteras, son muchas las opciones que se abren, desde Picasso dialogando con otro artista –como en este caso–, a Picasso enfrentado a sí mismo pero «en otro lugar, a Picasso en contraposición con la arquitectura o con el paisaje». El pintor malagueño, como ya se sabe, es infinito.