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El susurro elegante de Diana Krall se desliza por la cantera de Nagüeles
La canadiense hizo las delicias de un público embelesado con su exquisita voz y su mágico piano
JOAQUINA DUEÑAS
Domingo, 31 de julio 2022, 00:07
Alejado de los conciertos multitudinarios, el entorno de la cantera de Nagüeles, en la que se ubica el Festival Starlite de Marbella, proporcionaba un ambiente ... de intimidad que hacía aún más especial poder escuchar la voz suave, exquisita y elegante de Diana Krall. Rostros conocidos como Agustín Bravo, con su mujer, la presentadora Luján Argüelles, la modelo Estefanía Luyk, la actriz Magguie Civantos, Patricia Serrano y Javier Fal- Conde, expareja de Fiona Ferrer, que llegaba minutos después que él, Begoña y Pedro Trapote y la también actriz Paula Echevarría con su pareja, Miguel Torres, no quisieron perderse el espectáculo de la canadiense.
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Apenas pasaban unos minutos de las diez de la noche cuando las luces se apagaban para dar paso a una Diana Krall que hizo gala de su saber hacer al piano y de demostró por qué es considerada una de las principales figuras del panorama jazzístico contemporáneo.
Sobrecogedor el silencio de público que parecía beberse las melodías paladeando cada una de las notas que brotaban del escenario. Atención plena para disfrutar de una figura mundial solo interrumpida por los espontáneos aplausos fervorosos para reconocer el gran trabajo de cada uno de los músicos que acompañan a la canadiense.
Entre los temas para abrir boca, 'I Don't Know Enough About You' que maravilló a los asistentes. Nada más terminarlo, pasó a presentar a los músicos que la arropaban y que dieron un recital de saber hacer. Tras una introducción magistral de cotrabajo, 'All or Nothing at All', un tema en el que también se pudo disfrutar del magnifico bajo eléctrico.
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Los dedos se deslizaban sobre las teclas del piano de manera natural, casi mágica, en una noche que comenzaba plomiza y húmeda, con cierto aire de melancolía pero que al ritmo de los temas de Diana Krall comenzó a dar paso a una suave brisa como guinda de una velada espectacular.
Y es que Diana Krall es una auténtica virtuosa del jazz que ha logrado ir más allá y abrirse a un público más amplio. No en vano, ha vendido más de seis millones de discos en Estados Unidos y más de 15 millones en todo el mundo. Cifras espectaculares en un género tan exclusivo.
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El paso de la canadiense por el Festival Starlite puede calificarse de mágico, con temas como 'Lets fall in love' y la rememoración de clásicos revisitados como el 'I got you under my skin' de Frank Sinatra. «Esto es muy bonito. Estoy muy contenta de compartir mi música con vosotros», dijo a los presentes.
Originaria de Nanaimo, una pequeña localidad de pescadores de la isla de Vancouver, en Canadá, creció en un ambiente musical y desde bien pequeña demostró sus grandes dotes artísticas. Una excelente combinación entre lo mejor de su abuela, cantante de jazz, y de sus padres, que tocaban el piano. Solo era una adolescente cuando se unió a una banda de jazz en su escuela y a los 15 años ya consiguió su primer trabajo gracias a la música, tocando el piano tres noches por semana en un restaurante de su localidad.
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Desde entonces hasta su paso por Marbella han pasado los años y su música se ha enriquecido con la experiencia y la capacidad de improvisar y adaptar el espectáculo al tipo de público, lo que convierte cada concierto en algo único. En la noche del sábado, Krall llevó a su público en volandas en un recorrido por algunos de sus temas más conocidos y consiguiendo que los aplausos fueran acrecentándose con cada una de sus propuestas.
Una capacidad que ya demostraba desde muy joven. De hecho, en 1981 ganó la beca del Festival de Jazz de Vancouver para estudiar en la prestigiosa escuela de música Berklee de Boston, en Estados Unidos, donde residió durante un año. De regreso a Canadá, una noche, el reconocido bajista Ray Brown la escuchó tocar en un pequeño local de Nanaimo y tan impresionado quedó que no dudó en ir al camerino y proponerle ser su mentor y manager. Comenzó así una relación profesional que duró hasta el fallecimiento de Brown en julio de 2002. Y es que si algo tiene Krall es su capacidad de conexión con las emociones más profundas de su público. Le sucedió a Brown hace décadas y al público de Marbella en la noche del sábado.
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