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Tom Jones, durante su concierto de anoche en Starlite. Josele -
Concierto en Starlite

Larga vida a Tom Jones

El tigre de Gales hace historia en Starlite a sus 81 años, llenándolo todo y en un estado de forma y de voz impresionantes

Martes, 17 de agosto 2021, 00:45

El concierto que anoche dio Tom Jones en Starlite ha sido histórico en muchos sentidos, y algo que podría percibirse desde los mismos accesos al ... concierto, con el tráfico de un lunes que no fue y la plenitud de un verano diferente. El Tigre de Gales, al que no se le podrá cambiar de apodo jamás, consiguió llenar este auditorio de Marbella en esta noche memorable, un concierto que supuso un baño en cóctel y en cerveza, y una subida en los niveles de 'after sun' en el aire de la Costa, pero también el reconocimiento a una música y una actitud que resultaron muy elegantes. Si hay algo que llama la atención de Tom Jones es el milagroso mantenimiento de su voz.

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El señor Thomas John Woodward salió al escenario sonriente y muy bien vestido, con el pelo a pocos centímetros de Punset, pero con bastante pelo, con una canas duras de estas que no se te van a ir nunca, levantadas todas ellas por una cara amable, una cara que no da miedo ver en persona y que no se distingue de esa voz, ese sonido que permanece en sus glándulas de una manera sorprendente a esta edad, y de eso sabemos algo, porque en las tablas de Starlite, que ahora cumple una década, hemos visto actuar a gente muy mayor. Este público, mejor que ninguno, sabe que la voz no entiende de pinchazos ni de ácido hialurónico, ni de cremas, ni de puntas de diamante. A las cuerdas vocales no les sirve el formol para conservarse. Lo que ha hecho este hombre con su cante debe estar especificado de una manera clara, o bien en los libros de ciencia, o bien en un Concilio.

En el ambiente, por su parte, reinaba el desenfado. Sobre el escenario, la primera canción que sonó fue 'What's New Pussycat?', versión de Burt Bacharach, y luego pisó fuerte con 'It's not unusual', un tema que embistió a todos de calor y de memoria, que venía actualizado en esta versión tan agradable. A Jones le acompañaban cinco músicos versátiles; al principio vinieron en formato acústico, y luego fueron capaces de aportar rock, pero sin demasiada marcha y sin estridencias. En el repertorio, durante más de una hora y media de concierto (¿otro milagro?), sonaron las canciones que todo el mundo espera de él, que tampoco son tantas, y de hecho la mayoría estuvo dedicada a su último disco, atención: el número 45 de su carrera: un trabajo buenísimo y que ha alcanzado críticas muy positivas. Escúchenlo. «Este concierto estará dedicado a 'Surrounded by time', mi último disco, y quiero dar las gracias a los que lo compraron por hacerlo número uno. Hace muchos años que no consigo liderar la lista de álbumes (la de canciones, sí –remató–) pero tenéis que saber que soy la persona más mayor en alcanzarlo», dijo para presentar 'Popstar', ante un público libre en los gritos agudos.

Poco después, Tom Jones sin haberse despeinado comentó el calor que hacía y lo contento que estaba de estar aquí. Habló de Cat Stevens, ese chavalito, y cantó 'The Windmills of Your Mind', una canción que sonó perfecta.

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Un torpe «gracias, señores y señoritas» antecedió a 'Sex Bomb' que empezó despacito pero que en una determinada estrofa cogió ritmo. No tanto como la original, pero ritmo que se ventiló sentado, a la manera del baile que marca la pandemia, como si estuviéramos haciendo ejercicios para las caderas, que al menos en mi fila permanecían intactas y felices.

En Starlite, anoche reinó Isabel II. Cayó también una versión de Bob Dylan 'One More Cup of Coffee', otra acertadísima versión del 'Kiss' de Prince y, por si fuera poco, cantó mi canción favorita de toda la discografía de Leonard Cohen, que se llama 'The tower of song' y que esta noche Tom Jones ha entonado de una manera emocionante; poca gente como él puede hacer esto.

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«Nací en 1940 (gritos), así que he vivido muchas historias, y en 1952 fue el año en el que tuve mi primer televisor. Mi madre lo compró y desde entonces he comprobado cómo se ha ido convirtiendo en algo muy importante en la vida de la gente. Por eso escribí esta canción». Hay que recordar en que las pantallas inglesas, Tom Jones es una auténtica celebridad para todas las generaciones gracias a hacer sido jurado de La Voz desde el principio. Mandó a la mierda a la BBC hace poco, cuando supo que no renovaba. 'Reality Television Blues' es una canción muy buena que habla de cómo «el vídeo mató a la estrella de la radio», un proceso que el propio cantante ha vivido en vivo y en directo, en sus propias carnes.

'I won't crumble', dice en un tema. 'I'm Growing Old', estoy creciendo viejo, dice en otro. 'Delilah', por su parte, es una canción más antigua que la mayoría de los que estábamos aquí. De hecho, podría darse el caso de que Tom Jones haya sido la persona con más edad en todo el recinto, con alguna ligera excepción. Disculpen que me refiera tanto al respecto de la edad de Tom Jones pero les aseguro que su estado físico, de voz y de todo es realmente admirable, y el público era en general adulto pero tampoco viejo. Con predominio de clase alta, sí, pero con espíritu joven y con la entereza de haber superado algún divorcio y varias mudanzas. 'You can leave your hat on' de Randy Newman fue convertida en el patrimonio mundial del streptease por Joe Cocker y vino aquí tan maravillosamente representada. Luego, a gritos de 'Oh, yeah?' pero moviéndose lo justo, hizo el falso bis con dos canciones, 'No hole on my head' o 'Strange Things Happening Every Day', pudiendo hacerlo bien solo al piano o con banda. Es muy bueno. A Tom Jones hay que congelarlo.

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