Escenario abierto al público en la tarde de micro abierto del MIMMA. Carmen Barainca

El MIMMA celebra su quinta jornada de micro abierto para impulsar a talentos emergentes

La sala Living Lab acoge en el Día de Santa Cecilia, patrona de la música, un formato participativo en el que tanto artistas como visitantes pueden tomar el escenario

Carmen Barainca

Lunes, 24 de noviembre 2025, 19:30

La música adquiere otro temperamento cuando el escenario se abre sin condición. En ese territorio, donde la sorpresa es ley, Málaga vuelve a demostrar que ... la creación se expande cuando cualquiera puede tomar la palabra, la guitarra o el silencio.

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La sala Living Lab del Museo Interactivo de la Música de Málaga (MIMMA) se transformó el pasado sábado en un escenario atractivo para voces emergentes, en una quinta edición del Open Mic que coincidió con la festividad de Santa Cecilia, patrona de la música. La jornada, concebida como una celebración abierta de música en vivo, iba destinada a un público diverso y mantiene la apuesta del museo por un «formato íntimo, participativo y plural».

La sala, abierta al público desde las 17:30 horas, comenzó a llenarse con la cadencia propia de eventos abiertos: familias, parejas jóvenes y visitantes del museo que se detienen ante la posibilidad de escuchar música en directo. En total, una treintena de personas acabó conformando un público atento, dispuesto a dejarse sorprender por quienes buscan su espacio en el panorama musical malagueño. Es en medio de ese flujo de llegadas cuando el trasiego de artistas y asistentes provocaron un ligero retraso en el arranque. Una demora que apenas altera el ánimo general y que se diluye pronto entre saludos, afinaciones y conversaciones.

Un formato para artistas emergentes

Alberto Arias, trabajador del MIMMA, explicaba que el propósito esencial del Open Mic es dar voz a artistas emergentes, ofrecerles un escenario propio durante unos minutos y mantener la esencia interactiva del museo. «Aquí el público puede mirar, escuchar y subir al escenario». Celebrarlo en sábado, no en jueves, como es habitual, responde a la intención de «sumar participación coincidiendo con el Día de la Música».

El primero en tomar el escenario fue el cantante y guitarrista Eduardo Rafael Ruiz Díaz, proveniente de Latinoamérica. Su llegada envolvió la sala de calidez con 'Quizás, quizás, quizás' y 'Bésame mucho', interpretadas con una voz amplia y un fraseo sereno que balanceaba al público. Siguió con un rock argentino de Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota. Otras canciones fueron 'Para siempre', pieza dedicada a su madre y 'Si nos dejan', con un guiño local: «Si nos dejan, buscaremos un rincón cerca de Málaga». Cerró el espectáculo con un tema propio 'El antro de la aparición', compuesto en su adolescencia. Afincado en la ciudad y miembro del grupo Mariachi Jalisco, define la experiencia como «inesperadamente maravillosa» y celebra la oportunidad de actuar en un espacio cultural que «abraza la música mexicana sin perder su esencia».

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Eduardo Rafael Ruiz Díaz interpretando 'Si nos dejan' en el MIMMA. Carmen Barainca

«Lo más importante es disfrutarlo»

El segundo músico de la jornada fue Ángel Fontalba, que ofreció cuatro temas propios en clave de pop flamenco. Abrió con una frase que trasciende a declaración de principios: «Lo más importante es disfrutarlo». Su segunda canción, 'Me cuesta', fue escrita por su mujer, presente en primera fila junto a su hijo. La interpretación adquirió un tono íntimo. Continuó con 'Cartitas de amor', que puso a bailar a los más pequeños del público, y cerró con 'Te necesito', marcada por un rasgueo firme y un agradecimiento al museo.

Ángel Fontalba en la quinta edición del Open Mic en el MIMMA. Carmen Barainca

Fontalba empezó a cantar en público hace solo tres meses y ya recorre diversos micros abiertos de la ciudad. «Esta es mi segunda actuación en el MIMMA. He empezado y ya no quiero parar», confiesa.

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Aunque la jornada reunió únicamente a dos artistas, de tres previstos, Arias insiste en que el espíritu del Open Mic reside en la espontaneidad. «Cualquier visitante puede subir al escenario, tocar la guitarra disponible o utilizar sus propios instrumentos, como ya ocurrió en ediciones pasadas con propuestas tan diversas como un arpa o bases electrónicas». «No queremos un formato de bar nocturno, sino demostrar que la música en directo también pertenece a instituciones culturales como esta», señala.

La tarde concluyó con la sensación compartida de que el museo, una vez más, ha logrado transformar la visita habitual en una experiencia multidireccional: un espacio que sigue apostando por quienes, desde los márgenes o los comienzos, trazan cada día el paisaje musical de Málaga.

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