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No han pasado muchos años desde que Daddy Yankee, uno de los reyes mundiales del reggaeton, actuara en el Auditorio del Cortijo de Torres. Entonces aquello era un show casi minoritario, reservado únicamente a un público que bebía los vientos por un estilo de música que en España aún no era clasificable como ‘mainstream’. Desde entonces hasta anoche, cuando Maluma desembarcó en el mismo escenario, las cosas han cambiado mucho en la industria musical. Llenar las 12.000 localidades de este espacio está reservado para muy pocos (Pablo Alborán o Manuel Carrasco), y el colombiano lo volvió a conseguir una vez más pese a toda la polémica que envuelve unas letras condenadamente machistas.
Describía ayer mismo una compañera cómo le había horrorizado darse cuenta de que su hija, de 10 años de edad, cantaba alegremente; «No hay razones pa’ que te cohíbas, yo sé que te gusta, te motiva, me dijeron que eres posesiva... y te tragas todas mis vitaminas». Pues sí, esas son algunas de las lindezas sexistas que le han valido a Maluma el éxito mundial; y que una vez más vuelve a chocar con el debate de la libertad de expresión.
Pese a ello, sería incorrecto pecar de hipócritas. La música ‘reggaetonera’ o urbana se suele sumar a esta corriente tan antigua como el ser humano que trata a las mujeres como objetos sexuales que deben ser manejados. «Tengo una chiquitita nalgona (...), me dice papi, vente adentro, si me preña»; «siempre me dan lo que quiero, chingan cuando yo les digo», rezan algunas de sus letras.
Sin embargo, y volviendo al origen de este texto, los Daddy Yankee, los Don Omar; o cualquiera de los protagonistas de esta música, llevan años dando la razón a aquellos que recuerdan que el patriarcado sigue alimentándose día a día de frases como éstas, que ayer eran coreadas por hombres y mujeres, niños y niñas; todos de niveles socioculturales tan dispares como personas había allí. De hecho, esta cuestión se ha convertido en el eje central del marketing del colombiano, que hace unos meses se jactó de que ‘Cuatro babys’ era la canción más criticada de los últimos años. Vaya por delante que la expresión artística debe ser libre –hasta ahí podíamos llegar–, pero convertir a Maluma en la referencia de los jóvenes tiene sus riesgos. Decía alguien entre canción y canción que en realidad los chavales que gritan sus canciones a los cuatro vientos no están entendiendo realmente lo que dice: «La primera se desespera, se encojona si se lo echo afuera. La segunda tiene la funda y me paga pa que se lo hunda. La tercera me quita el estrés, polvo corridos siempre echamos tres. A la cuenta de una le bajo la luna pero ella quiere con Maluma y conmigo a la vez». Juzguen ustedes.
El debate sobre las letras machistas, por desgracia, no acaba ni empieza con Maluma. Ni siquiera es una polémica exclusiva del sexismo, ya que ‘Puto’ de Molotov lleva 20 años sonando en todas y cada una de las verbenas públicas acabando con aquello de «matarile al maricón». Quizá entre en la responsabilidad de los progenitores –al menos en lo que atañe a los menores– si sus hijos deben o no escuchar estas cosas; o, en el caso de ayer, llevarlos a un espectáculo en directo en el que se corean estas letras.
Eso sí, a uno le puede disgustar la letra y la música, pero el show vivido en el Auditorio fue de sobresaliente. Quizá se haya tratado de uno de los despliegues técnicos con mejor firma de los últimos años. Las 12.000 personas estuvieron en sus sitios antes de que empezara un concierto en el que no faltaron los fuegos artificiales, los kilos de papel tirado desde el escenario, y las enormes columnas de humo que se encendían con cada ‘subidón’ del estribillo.
Maluma no es que cante mucho ni muy bien, pero llena el escenario con su presencia y con su grupo de bailarines. Como las grandes estrellas, el colombiano tenía a su disposición una pasarela para recorrer la pista pegado a sus fans mientras se quitaba la chaqueta ante los gritos de los más enamorados de su figura. «¿Dónde están las mujeres solteras?», preguntaba. Pues allí, entre el público, había probablemente miles de ellas. Esperemos que lo que dice en sus canciones sea simplemente ficción. Las mujeres lo agradecerán.
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