Daniel Pérez

La fuerza hipnótica de Grigory Sokolov en Málaga

El pianista ruso despliega su inmenso dominio del instrumento en su primer concierto en Málaga con una ejecución vibrante y un gesto siempre imperturbable

Viernes, 2 de julio 2021, 23:30

Imperturbable, hierático, con rostro grave. Y, sin embargo, capaz de transmitir una emoción indescriptible. Se entiende ahora que Grigory Sokolov (San Petersburgo, 1950) rehuya las ... grabaciones. Ningún medio de reproducción puede captar la cantidad de matices e intensidades que el pianista ruso obtiene del instrumento. Hay que verlo, en vivo y en directo, y entrar en el trance musical que provoca el movimiento hipnótico de sus manos. La leyenda viva de la música desplegó su inmenso dominio del piano este viernes por primera vez en Málaga en el Palacio de Ferias y Congresos.

Publicidad

Tocaba un gran cola Steinway de estreno. La empresa se lo ha enviado expresamente al maestro (con afinador incluido) para que lo probara en este concierto, el primero de los dos que ofrecerá en Málaga de la mano de Sol Classic Management. Lo testaba magistralmente ante una audiencia asombrosamente joven, con numerosos estudiantes de conservatorio que sabían que la ocasión era única. Y muchos extranjeros, compatriotas sobre todo, conocedores de la fama que le precede.

Cuatro polonesas de Chopin centraron la primera parte, entre ellas la conocida 'Polonesa heroica', una obra de extrema dificultad, solo apta para virtuosos del instrumento. Resulta sorprendente la claridad y limpieza de su ejecución, incluso en los enérgicos 'arpegios' de esta pieza. Rápidos, vibrantes y, en Sokolov, infalibles.

La velocidad que alcanzan sus manos por casi la totalidad de las 88 teclas del piano deja sin respiración a cualquier audiencia. Y lo mismo sucede en los arrebatadores pasajes de los 'Diez preludios' de Rachmaninov, el programa de la segunda parte. Los interpretó uno tras otro, con apenas unos segundos de descanso. Brillantes todos, con un impresionante control de la graduación del sonido, pasando en una misma pieza por todas las intensidades posibles que le permite el instrumento. Y eso que quizás el auditorio del Palacio de Ferias no fuera la mejor sala para él, sin la acústica que requiere un artista de su nivel. Pero incluso así demostró ser un grande.

Publicidad

Sokolov acaricia las teclas con una apabullante naturalidad, haciendo parecer fácil lo extraordinariamente difícil. Sin aspavientos, sin gestos ostentosos. Firme frente al piano en todo momento, con los actos reflejos justos que corresponden a un repertorio exigente como el suyo.

Fueron dos horas y media de concierto, con veinte minutos de descanso que permitieron a algunos seguir en directo los penaltis del España-Suiza. Costaba imaginar la algarabía que se vivía en el exterior con la absoluta paz y quietud que producía escucharle. Y durante todo ese tiempo ni una sola palabra, tan solo una leve inclinación de agradecimiento tras los fuertes aplausos y bravos al final de cada parte. Sí hubo una sonrisa, la única evidente, la que le sacó un espectador que se acercó hasta él con un ramo de rosas rojas. Sucedió antes de que diera por concluido su ritual con Málaga como manda la 'tradición Sokolov': con seis bises, esta vez de Brahms, Chopin, Scriabin y Bach. Memorable.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad