El Último Vecino, en uno de los momentos de su actuación en Brisa. Foto: ñito salas / vídeo: claudia San Martín

La fiesta del indie lleva Brisa y se celebra en el Botánico

El festival malagueño comenzó anoche en el Jardín Botánico con El Último Vecino como cabeza de cartel, encandilando a unas 300 personas

Lunes, 23 de agosto 2021

Las cigarras, aunque mucho esfuerzo, se cuelan entre el sonido del escenario de Brisa, volviendo aún más especial el sentimiento de involucrarse entre ... la vegetación malagueña para conocer a fondo la naturaleza de la música; la realidad es que poco fresco corría anoche entres los árboles del Jardín Botánico Histórico de La Concepción, pero cualquier ocasión de esta categoría es bienvenida para despedir agosto y sus calores.

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En realidad, el festival Brisa es mucho más que un encuentro cultural: es una oportunidad, celebración y apoyo, un auge imprescindible para un sector que aún se resiente y resiste recio bajando y subiendo con garbo los escalones de la vida. Y anoche, como triunfo y victoria, el festival se estrenaba hasta el próximo domingo con conciertos intermitentes en el Jardín Botánico, en el Castillo de Gibralfaro y en la Tabacalera, aunque ya los días previos tuvimos 'Brisa en tu barrio', la oportunidad perfecta para disfrutar de grupos locales cerca de casa. Para más inri, además de impulsar ese talento de proximidad que a veces se da de lado, los beneficios de este ciclo musical, que cuenta con el apoyo de Diputación, Ayuntamiento, Cervezas Victoria, Fundación 'La Caixa' y Diario Sur, irán destinados a Cruz Roja y su labor en Málaga.

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Galería. Apartamentos Acapulco fue el segundo grupo que se subió al escenario de Brisa. Ñito Salas

En la primera jornada, arropados por una preciosa localización, sillas dispuestas en un sendero perfecto hacia el 'set' y coloridas camisas hawainas como 'dress code' casi obligatorio, los malagueños Arista Fiera eran los primeros que se atrevían a alzar la voz con la música como grito de guerra. Hablaban con SUR minutos previos a su actuación, y en sus sonrisas se entreveía la ilusión de formar parte de un proyecto tan ambicioso y elaborado con tanto cariño, esmero y detalle.

Salieron puntuales al escenario, aún con las últimas luces de la tarde derramándose entre las hojas de las palmeras. Entre el público, unas 300 personas, había un popurrí de edades, desde bebés hasta abuelos y abuelas en las primeras filas: una sensación única para demostrar de nuevo que la música es universal. Arista Fiera ejecutaron en poco más de 30 minutos de actuación su 'dreampop' más indie y onírico, con la personalidad de su vocalista Isabel como principal baza.

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Arista Fiera durante su concierto en Brisa. ñito salas

'Shoegaze' para la mitad de la noche

Un breve cambio de escenario preparó y allanó el espacio para los segundos todoterreno de la noche: Apartamentos Acapulco aparcaron su nave de 'shoegaze' y 'dreampop' directamente desde Granada en la puerta del Botánico para traer un sonido limpio, que hace soñar y encandila. Las voces de Ismael y Angelina, son las piezas maestras de un cuarteto que lleva batería, bajo, guitarra eléctrica y teclado y sintetizadores. Cerca de las 22.00 horas sonaron temas de trabajos anteriores y futuros, anticipando que este otoño lanzarán otro disco con el mismo encanto, haciendo las delicias de un público tranquilo que se iba acomodando a las facilidades de Brisa, que no eran pocas.

Con un concierto rodado y a la vez estático, sin mayor pretensión que la de encandilar con su repertorio, dejaron paso al cabeza de cartel de la jornada, que ya esperaban en su camerino tras el escenario su hora de salida: Los chicos de El Último Vecino eran los últimos de la noche, con excéntrica pose y actitud ochentera.

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Sus sonidos tampoco caminaban lejos de una época estrella para el tecno-pop, muy al estilo de Los Burros o El Último de la Fila, aunque con esas pinceladas actuales que impulsa su música a la referencia nacional. Gerard Alegre, vocalista y auténtico 'frontman' de la banda, es pura energía sin enlatar, una sorpresa para los oídos y la vista, que se acompaña de guitarra, batería y sintetizadores.

La noche continuó eléctrica en el Botánico, encantadora para aquellos que decidieron pasar la tarde entre amigos y naturaleza: atentos a lo próximo, la fiesta del indie continúa.

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