Fangoria atraviesa el tiempo en la Luna Mora de Guaro

Fangoria representa otra forma de entender la historia personal de cada uno a través de un repertorio que descifra un modo de vida con mensajes que asumimos con naturalidad como parte de nuestra existencia. Desde su primera canción, 'Momentismo absoluto' ('Vivo minuto a minuto; al futuro lo he dejado atrás; el ayer me atormentaba, el mañana me asustaba; solo creo en el momento actual', canta Alaska), hasta el cierre de su actuación con 'Ni tú ni nadie, nadie puede cambiarme, mil campanas suenan en mi corazón', este mítico grupo encarna ese 'carpe diem' que perseguimos con fruición.

En las instalaciones deportivas El Puerto de Guaro se vieron besos que parecían furtivos que se escapaban tras una mirada cómplice en parejas que desempolvaban esos encuentros primerizos que perduraron al son de Fangoria. El baile de los presentes era como una mecida suave de disfrute de ese momento único e irrepetible. La edad castiga la duda innecesaria, pero perdona el atrevimiento de esos movimientos de caderas acompasados con los temas que nos retrotraen a épocas pasadas, que no tienen por qué ser mejores que las actuales. Se goza el presente.

«Estamos encantados de estar aquí en esta Luna Mora. Espero que lo pasemos bien», se dirigió Alaska a un público entregado desde el primer momento antes de sonar 'Espectacular' (ese 'monumental revuelo que revolverá lo malo con lo bueno, todo en este plan es espectacular, un ciclón total'). Tres cambios de vestuario denotaron el guión de un concierto anhelado: empezó con un traje de tono pastel que simulaba transparencias, tornó al negro a la media hora y terminó en los bises de rojo pasión, la que sienten sus incondicionales por esta artista total, rodeada de su inseparable Nacho Canut, dos músicos y cuatro bailarines, dos de ellos gemelos.

Convertido el campo de fútbol de hierba artificial en una discoteca al aire libre, entre un juego de luces efectista procedente del escenario, el público tarareó todas y cada una de las canciones, los clásicos de Fangoria recorrieron toda una vida hasta que la exaltación llegó con el tema que tanto nos representa: «¿A quien le importa lo que yo haga? ¿A quien le importa lo que yo diga? Yo soy así, y así seguiré, nunca cambiare... Quizá la culpa es mía por no seguir la norma, ya es demasiado tarde para cambiar ahora». Ese era el sentimiento que despertaba en un público que asume como propio otro de los míticos lemas del grupo, 'No quiero más dramas en mi vida, sólo comedias entretenidas', una forma de pensar, una forma de sentir, una forma de ser ante tantos contratiempos que alteran nuestra vida. De ahí, que intentemos estar siempre 'Bailando. Me paso el día bailando'... Fangoria siempre acierta con nuestros estados de ánimo. Nunca defrauda. Ese es su éxito. Eterno.

Tras una hora y cuarenta y cinco minutos de actuación, incluidos varios bises -»estamos haciendo un repertorio de varios de nuestros discos variados y también versiones de otros grupos que nos gusta hacer», afirmó antes de entonar 'Historias de amor', de OBK-, el pueblo soberano dictó sentencia: 'España te quiere', le grita parte del público. 'Eres historia de España', así de contundente, así de siempre, tan certero. Porque Fangoria atraviesa el tiempo: pasado, presente y futuro con la música que perdura en nuestro gusto y con letras que atinan en nuestro modo de vida imaginario.