El Arrebato, durante su actuación del sábado en la Luna Mora de Guaro. J. M. A.

Guaro conserva el embrujo de la Luna Mora

La XXIV edición del festival atrae a más de 20.000 personas convertido en referente cultural y polo de atracción con los conciertos de Fangoria y El Arrebato

Domingo, 11 de septiembre 2022, 14:57

El legado andalusí que marca la historia de Guaro recuperó todo su esplendor este segundo fin de semana de septiembre con el embrujo de la ... Luna Mora, un festival que cumplió su vigésima cuarta edición con el reclamo de unas señas de identidad que se han mantenido intactas con el paso de los años, dado el éxito que acompaña a este encuentro cultural que reunió a más de veinte mil personas. El polo de atracción de esta localidad que ilumina su pasado con la luz de veinte mil velas fueron los conciertos de Fangoria y El Arrebato en las instalaciones deportivas El Puerto.

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El zoco morisco que recorre plazas y calles de la villa de la Sierra de las Nieves con 120 puestos de alimentación y artesanía es el escaparate de un festival que aúna oferta gastronómica y riqueza cultural con numerosas actividades como talleres de dibujos con velas y de henna y de danza del vientre en la haima, exposiciones de fotografías, pasacalles de danza oriental y veladas musicales a cargo de grupos que fusionan lo arábigo andalusí y el flamenco.

El alcalde de Guaro, José Antonio Carabantes, no podía ocultar su satisfacción por el éxito de un festival «que después de dos años sin celebrarse –el pasado año solo pudimos organizar el concierto de Medina Azahara– asumíamos su reanudación con la máxima ilusión». La concejala de Educación y Turismo, y segunda teniente de alcalde, Maribel de Frutos, hizo balance de la Luna Mora: «Estamos muy contentos de cómo ha transcurrido todo. Lamentamos los inevitables atascos que se producen en hora punta porque acceder a Guaro no es fácil cuando la localidad quintuplica su población. Este año hemos hecho modificaciones para evitar el colapso, permitiendo la entrada al pueblo por Monda solo para residentes y aquellos con entradas para los conciertos, y el acceso a los visitantes por Coín, donde hemos ampliado el parking y adelantado su ubicación, con autobuses lanzadera hasta el festival». La concejala destacó «la implicación de todo el pueblo, especialmente de los jóvenes que respondieron al llamamiento del ayuntamiento para la organización del evento, y la colaboración de Policía Local, Guardia Civil, Protección Civil y Bomberos».

Nacido para recordar el rico pasado andalusí de esta tierra y para fusionar las diferentes culturas que impregnaron todo el Mediterráneo, este encuentro innovador que celebra Guaro y que cumplirá medio siglo en 2023 tuvo las actuaciones estelares de Fangoria el viernes y El Arrebato el sábado, con casi mil asistentes por día.

Rodeado de incondicionales, Fangoria desató pasiones con un repertorio que aúna un sinfín de temas clásicos convertidos en himnos por varias generaciones. En una noche de luna llena, los asistentes voltearon su juventud tarareando letras que esconden recuerdos que brotaron por el hechizo del festival de este pueblo. Y es que Fangoria representa otra forma de entender la historia personal de cada uno a través de un repertorio que descifra un modo de vida con mensajes que asumimos con naturalidad como parte de nuestra existencia.

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Arriba, imagen de Guaro, iluminado por 20.000 velas. Abajo, El Arrebato cantó con Alicia Jiménez, y durante su actuación. J. M. A.

El sábado, El Arrebato dejó claras sus intenciones desde el primer minuto: «Espero que sea una noche feliz, una noche con arte, una noche en Guaro después de que el 'bichito' se haya ido. Me gusta estar aquí porque veo gente de todas las edades, El Arrebato os ha puesto de acuerdo. Seguro que habéis venido con alguien que os importa», improvisó en un deleite de poesía como el que destila todas sus canciones, mostrando una complicidad con el público constante que convirtió la velada en un acto de comunión total con «gente que desprende buen rollo, esa es la que me gusta a mí».

Emocionado por el alarde de entrega de unos asistentes que disfrutaron durante dos horas con sus temas clásicos y los más actuales, el cantante sevillano rezuma sentimiento por todos sus poros: «Yo no sé querer y que no se me note, el amor solo te da cositas buenas», disertó antes de erizar el vello a los que escuchaban 'Que ya se acabó el vivir para nadie, que nadie merece tus lágrimas'.

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Hasta en las bromas más socarronas despertaba una explosión de júbilo en el público: «Ya estamos aquí después aguantar un poquito de cola para llegar. Pero yo disfruto siempre, estaba en el atasco –en alusión a los accesos complicados para acceder a Guaro– y estaba disfrutando», provocando hilaridad, o cuando a su estilo, «hablando con el corazón, que cuando habla pienso que el mundo debe callarse», pidió un respiro entre canción y canción: «Estoy descansando un poco, porque os habéis dado cuenta de que estoy bailando sin parar, parece que estoy en una clase de zumba».

Con una de las coristas, Alicia Jiménez, cantó 'Durmiendo en tu ombligo', y entre esa hemorragia de vitalidad y humanidad que contagia confesó sus duros comienzos, su cruda adolescencia cuando la muerte le arrebató a su padre y la enfermedad a su madre siendo ocho hermanos, o cuando pidió una guitarra al rey Melchor y se la trajo el rey Baltasar y se coló en un concierto de Triana. «La vida se peleó conmigo, pero nunca me imaginé vivir lo que estoy viviendo y es que 'contigo mi guitarra suena mejor porque a tu lado se hace grande mi corazón'». Entre mensajes continuos de esperanza, la moraleja del concierto es que El Arrebato te llena la nevera de sentimientos, el corazón de amor y el alma de pasión. La vida es mucho más placentera con su música.

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