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Detrás del (gran) escenario con JavyPablo
Los hermanos malagueños inauguran el festival con más público del esperado y abren a SUR la puerta de su camerino
Con puntualidad británica en el día del adiós a la reina, Andalucía Big Festival (ABF) fijaba que la primera nota de JavyPablo tenía que sonar ... a las 17,20. Hora más futbolera –y acorde con el césped que cubre todo el recinto– que musiquera. Pero los festivales manejan estas jornadas XXL, así que a los hermanos malagueños les tocaba llamar a puerta fría al certamen que, paradójicamente, a esas horas apretaba de calor. No obstante, el dúo fichó mucho antes. Poco después de las dos de la tarde ya estaban en el recinto ferial convertido en una inédita sede de conciertos con sus tres escenarios. Pablo, el pequeño de la familia, llegaba con su mochila y se confundía con la legión de jóvenes que se acreditaban en aquel momento para llenar la barras y los equipos de seguridad. La suya era de las acreditaciones azules. De las que dan acceso a la zona de artistas al fondo a la izquierda.
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El camerino estaba frente al asignado al norteamericano Kurt Vile y en el pasillo paralelo al de los Franz Ferdinand, todavía vacíos. Con la llegada de Pablo se completa la alineación. Javi lo esperaba, así como el resto de músicos. Saludos y ambiente distendido en cubículo justito, pero con fruta y cervezas. El fotógrafo Hugo Cortés les propone una foto y se colocan como un equipo. «Parecemos el Alcobendas antes del partido», suelta Javi. La alineación la forma el bajo Carlos Martín, el guitarra Iván de las Heras, el percusionista Ignacio Zurera y el batería Álvaro Navarro y su gorra de 'Stranger Things'. Amén de Alfredo Álvarez, mano derecha de Javi y Pablo Imbroda, indiscutibles goleadores. Viven un momento dulce. Acaban de comenzar la gira 'Todo Chill Tour', en la que pasan de los escenarios íntimos a los grandes aforos. Como el ABF que es tocar en otra liga. Aunque ellos son más de baloncesto, Pablo vuelve al fútbol para soltar una metáfora que resume a la perfección la nueva etapa: «Dispuestos al ascenso».
«Venga, ya podemos ir a ensayar», ordena Álvaro y el equipo se pone en marcha. Son las tres y pico y se dan un paseo cruzando un todavía desierto recinto para llegar al esplendoroso escenario 2 para hacer las pruebas de sonido. Javi graba con el móvil, Pablo prefiere una pequeña cámara. «Después uso una pequeña parte, pero me encanta», cuenta el cámara aficionado, que lleva una pegatina en la 'handycam' que dice: «De santos no tenemos nada». Hablando de grabar, JavyPablo relatan que ayer estuvieron grabando un documental sobre su padre, Javier Imbroda, fallecido hace unos meses y que fue muchas cosas. Profesor, entrenador de baloncesto, seleccionador nacional, empresario y político. Y padre, claro. No hace falta ser un lince para ver que hoy lo tienen muy presente.
El «bicharraco»
Cuando la expedición llega a los pies del escenario, Pablo dice en malagueño: «Vaya bicharraco». Es lo que tiene 'jugar' en grandes estadios. Aquí tocarán más tarde Suede, mientras que ahora el rock contundente de los escoceses Wolf Alice también mide el volumen para la actuación de más tarde. «Da igual que toquemos los primeros, lo importante es que estemos en este cartel, así que a gozarlo», dice Pablo Imbroda, que muestra que el desenfado contagioso de sus canciones sale de la forma que tienen de ver el mundo.
Mientras JavyPablo ensayaban en el escenario 2, en el 3 comenzaban a tocar los también malagueños Wasabi Cru, con los que además comparten trompetista: Ignacio Loring
«Somos amigos de toda la vida y se nota», apunta Alfredo Álvarez, mientras los músicos sacan sus instrumentos. Esperan que los lobos de Alice acaben y Javi sigue su ritmo con el pie. «Buena banda, llevan ya diez años y se nota. Nosotros solo dos», asegura el mayor del dúo, aunque en realidad comenzó en esto de la música en 2018. «Bueno, nosotros contamos desde 2020, porque antes no nos lo tomábamos en serio», afirma. El ensayo se ha retrasado hasta cerca de las 16,30 horas, coincidiendo con la apertura de puertas y la llegada de los primeros espectadores. Mientras, en el escenario 3, comienzan otros malagueños a tocar, Wasabi Cru, con su soul y funk fresquito. Una banda con la que comparten algo más que patria chica. El trompetista Ignacio Loring toca en ambas formaciones y, esta tarde, tiene el alma dividida. O multiplicada por dos.
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El ensayo acaba rápido. Piti, el técnico de sonido, ha tenido el tiempo justo para hacer un trabajo de artesanía sonora. Vuelta al camerino con pocos minutos para cambiarse. Y tomar un plátano. Y una cerveza. Todo se empieza a acelerar. Allí los espera Hanna Kawan, directora de arte, con una sorpresa: camisetas recién pintadas para estrenar en la actuación. Cambio rápido y llega el transporte para volver al escenario. Overbooking en la Mercedes y cántico de «para ser conductor de primera, acelera, acelera», que el chófer Aurelio recoge con carcajadas. Como las de los que le cantan.
La llegada les recibe con el aviso de «cinco minutos» para debutar. Javi, Pablo, Hanna y Alfredo se funden en un abrazo. Y el último les ordena «divertirse». Solo hay unas decenas de personas delante, pero el efecto llamada de la vistalista 'Vivir' hace efecto. Es difícil resistirse a unos tipos que cantan a la vida y la libertad, y proclaman que «el de al lado te importe un mojón». Van cayendo 'Desperté' con la llegada de Loring que viene del otro concierto, 'Gamberro', 'Paraíso', 'Todo Chill' y la imprescindible 'Quedaremos'. Les ha faltado 'Animales', pero están felices. «En un festival en Madrid tocamos a esta hora ante 20 personas, pero aquí ha sido una gozada», confiesan JavyPablo, mientras recogen los bártulos pasadas las seis de la tarde. ¿Y ahora qué? «A comer, que no hemos almorzado todavía», dicen casi a coro. «Gloria bendita», bendice Piti, que pese a su maestría con la mesa de mezcla no puede callar los sonidos de su estómago.
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