Rosalía, poderío 'motomami' en Fuengirola
La cantante despliega un enérgico show, un eterno videoclip con una producción sencilla pero efectista
Solo una 'motomami' convoca a más de 12.000 personas en Fuengirola cuando ya ha dado otros tres conciertos en Andalucía en una semana. Y ... solo una auténtica 'motomami' consigue que todas ellas le sigan en su particular trance ya se marque una bachata, un reguetón, un dembow o bulería. Lo mismo da. Ella pasa de la chulería del perreo a la emoción de un quejío sin pestañear. Casi sin despeinarse. Así es Rosalía, un extraño equilibrio entre el rugido de un motor y la delicadeza de una madre, entre la fuerza de su lado callejero y la dulzura de una voz cristalina. Una dualidad que este jueves, rozando el mercurio los 30 grados, despliega ya con toda su potencia sobre el escenario de Marenostrum Fuengirola.
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Quince minutos después de la hora prevista, con el coreado «Saoko, papi, saoko», ha dado comienzo el espectáculo con una puesta en escena que anticipa un enérgico show con una producción sencilla pero efectista: sin músicos en vivo, solo ella con sus ocho bailarines y una cuidada producción audiovisual que registra cada paso de la artista. Un videoclip en directo.
Tras las primeras descargas de música urbana y latina, con una teatral interpretación de 'La fama' tras sus características gafas de sol y la hermosa balada romántica 'Dolerme' con la que alivió el confinamiento a los suyos, llegaría el primer golpe de efecto. La Rosalía se puso flamenca, a su manera. En eso tampoco le gana nadie. Y es solo el principio.
Los saltos, los gritos y los bailes en la loma del Castillo Sohail han empezado con la puesta de sol pero la 'motomanía' había llegado a los alrededores horas antes, con decenas de fans apostados a pie de playa guardando turno para ver de cerca a la nueva diva de la música.
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Más de 24 horas de espera
De hecho, Cristina Solís fue fuengiroleña que consiguió el primer sitio en la cola para la 'Pista A', la zona más cercana al escenario de Marenostrum. Le costó tener el sitio privilegiado para el concierto: más de 24 horas esperando el momento. Llegó ayer miércoles a las 16.00 horas: «Y yo quería venirme antes, pero nadie quería acompañarme. Hemos dormido aquí», señala la joven de 20 años junto a su novio, Ismael Bakkali. «No me puedo creer que vaya a verla, estoy atacada», confesaba Cristina Solís mientras se movía nerviosa desde su primer sitio de la fila.
Tras eslla, Sofía y Nerea desde Cádiz, madre e hija que vestían conjuntadas y peinadas con las trenzas y los pendientes de 'Motomami' para la ocasión. Entre ellas y sus amigos José y Miguel comentaban los famosos relevos de los que tanto se habla en la cola para el concierto de Rosalía: «Hemos estado hasta las cuatro de la mañana durmiendo aquí y ya luego hicimos turno y nos fuimos a la furgoneta, que tenemos un colchón», explicaban las gaditanas.
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Para muchos se hizo más larga la espera que a otros, aunque la fila de sombrillas tenía algo refugiados a los 'Motomamis'. Algunos como Jairo Ruiz y Adrián Aguilar tuvieron más suerte: sentados en sus sillas de playa, una de las sombras del paseo marítimo les tenía en el lugar más fresquito cuando el reloj marcaba las 14.00 horas. Y es que todo por ver de cerca a Rosalía.
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