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Alba Molina y Lin Cortés: cuando la sangre vuelve
«Pido por favor que no se muera la cultura», asegura la hija de Lole y Manuel
Anoche, en el castillo de Sohail, volvió la sangre y lo hizo para poner a todo el mundo en su sitio. Corría la brisa y ... trajo historia, la de la tierra y la de la mar, también la que brota de una forma íntima y a veces dolorosa en nuestra alma. Marenostrum, el ciclo de conciertos de verano que se organiza en Fuengirola con la colaboración de su Ayuntamiento, ha vuelto a llenar la inmensa mayoría de sus asientos y de nuevo ha hecho felices a sus asistentes. Todos queremos una vida mejor; cualquiera de nosotros hubiera preferido no llevar la mascarilla o poder ir a la barra, pero la actualidad manda. Se impone una cordura manifiesta, y nos tratamos entre nosotros como si todos estuviéramos infectados. Pero el flamenco de esta noche nos hizo olvidarnos de todo eso.
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Alba Molina salió al escenario vestida sencillamente de negro, acompañada en exclusiva por Joselito Acedo, un guitarrista con el que lleva muchos años cantando un repertorio que se basa en las canciones de Lole y Manuel, unos artistas que, por si alguien acaba de recaer en La Tierra y concretamente en Andalucía, son de lo mejor que ha dado no ya el flamenco, sino toda la música. Una pareja única que cantaba que todo es de color o «dime si has mentido alguna vez y dime si cuando lo hiciste sentiste vergüenza de ser embustero. Dime si de verdad crees en Dios, como crees en el fuego cuando te quema».
Sin ese dúo, todo habría sido diferente. Lole y Manuel son una alucinación en el flamenco y aquello vino de la boca prodigiosa y profunda de Alba Molina, su hija, una voz llena de sensibilidad, un cante fuerte y lento, una melodía bajita que a veces sube para demostrar justo lo que estamos diciendo: que hay un arte que está en las venas y que no te suelta nunca. Locura con respeto y un castillo enmudecido. Alba Molina estaba encantada de volver a un escenario después de tanta penuria. «Para nosotros este concierto no es sólo un alivio en lo económico, sino también en lo espiritual. Doy las gracias, de corazón, porque es un lujo estar con vosotros esta noche. Pido por favor que no se muera la cultura». Después de casi una hora de emociones, la cantaora se despidió por bulerías: una de las formas más bonitas de decir adiós.
Más potencia
Poco después vino otro cantaor de gran linaje. Lin Cortés lanzó mucha más potencia. Junto a él, un percusionista, un bajo, una flauta y tres palmeras que cantaban como ángeles, y él, además de cantar con precisión y con un 'deje' gitano, tocaba la guitarra. Con él llegó un resumen de canciones propias, temas que en definitiva han dado su aportación a la renovación del flamenco, que nunca llega pero que siempre está ahí.
«Te quiero más que a mi propia piel» se lo escribió Frida Kahlo a Diego Rivera, y ahora se nos muestra en una canción muy hermosa. 'Gitanerías', el nombre con el que Maresnostrum programa este esplendoroso recital flamenco, reivindicó nuestras mismas raíces. Alba Molina aportó sentimiento y Lin Cortés remató con potencia y con sensibilidad. Juntos acabaron en un fin de fiesta del que no nos olvidaremos nunca.
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