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IÑAKI ESTEBAN
Martes, 27 de diciembre 2016, 00:38
Como su gran amiga Madonna y al contrario que otros fenómenos de usar y tirar como las Spice Girls, George Michael fue un producto de la industria musical que supo aprovechar su fama para construir una carrera y unas canciones idolatradas por fans y respetadas por los que han visto su figura desde la distancia.
u1981. Forma el dúo Wham! co su compañero de instituto Andrew Ridgeley.
u1986. Empieza su carrera en solitario. Publica su álbum 'Faith', con canciones como 'I Want Your Sex'
u2004. Después de un tiempo alejado de los escenarios, publica su último disco, 'Patience', y participa en algunos conciertos con objetivos benéficos.
Su muerte el pasado día de Navidad de un ataque al corazón -según su manager Michael Lippman- ha dado pie a desempolvar las viejas fotos de sus inicios en los años ochenta con Wham! Vestido con un chándal amarillo de pantalón corto, muy corto, la imagen anunciaba el descaro, el hedonismo de pista de baile y el énfasis sexual por el que ha sido conocido.
Probablemente aquel vestuario estaría milimétricamente diseñado para llamar la atención incluso de los británicos estrafalarios. Pero los planes de Michael no pasaban por resignarse a ser una marioneta de la industria con el cuerpo de un 'sex symbol'. Hijo de un restaurador chipriota y de una bailarina inglesa, muy pronto manifestó su oposición a la entonces todopoderosa Margaret Thatcher y poco a poco fue asumiendo primero lo que él creía que era su bisexualidad y, más tarde, su homosexualidad, después de ser descubierto y detenido en 1998 cuando practicaba sexo con un hombre en unos baños públicos de Beverly Hills.
Unos cien millones de discos vendidos indican la transcendencia de este músico en la reciente cultura popular. Rara será la persona mayor de cuarenta años que no haya movido el pie al ritmo de 'Wake Me Up Before You Go-Go', un 'megahit' que ya ha alcanzado el estatus de histórico lanzado con Wham!, el dúo que formó en 1981 con su compañero de instituto Andrew Ridgeley, después de haber montado juntos un grupo de ska llamado Executive.
Criados en el condado inglés de Hertfordshire, parte del 'anillo verde' de Londres, ambos compartían la misma ambición de dedicarse profesionalmente a la música. Fueron los reyes de la época del vídeo musical, cuando la MTV dictaba lo que se vendía y lo que no, y también el primero grupo occidental en tocar en la China comunista, como parte de su gira mundial de 1985.
Problemas con las radios
Un año después el dúo anunció su separación y dieron como despedida un concierto en el estadio Wembley de Londres. Michael enseguida sacó en solitario su álbum más popular, 'Faith', cuyo primer single, 'I Want Your Sex', saben tararear hoy millones de personas pese a que cuando salió tuvo problemas en algunas radios por su letra. En el vídeo correspondiente, el cantante tuvo que añadir una introducción en la que decía que la canción no trataba de «sexo promiscuo» («el sexo es divertido, químico, lógico, habitual, natural», dice la letra).
Su gusto musical era diverso. Le gustaban los Jackson, Michael y Janet, a los que ganaba con frecuencia en las listas de los más vendidos, y adoraba la música brasileña del tipo 'La chica de Ipanema' interpretada por Stan Getz y João Gilberto. Como dijo en una entrevista a la revista 'Rolling Stone' a finales de los ochenta, era consciente de que no tenía el pedigrí de Bruce Springsteen y que su prestigio y posición dependían de sus ventas.
Pero tan pronto como consiguió todo el éxito que había deseado, y mucho más, se distanció de la maquinaria del pop y de las campañas de su discográfica. «No soy tan estúpido como para pensar que puedo seguir en la primera línea durante diez o quince años más. La tragedia de la fama está en la gente que ha perdido el control sobre sí misma, que está perdida. He visto a muchos y no quiero convertirme en otro cliché», añadió.
Se retiró de los escenarios, emprendió una dura batalla legal con Sony Music por sus discrepancias con su contrato. Cuando resolvió sus problemas, sacó en 1996 'Older', título que emitía el mensaje de que ya había pasado para siempre su época de estrella juvenil. Tenía entonces 32 años. Seguía sin considerarse un gran músico pero se tomaba muy en serio el pop.
A principios del siglo XXI compuso una canción contra la Guerra de Irak y en 2004 publicó su último álbum, 'Patience', lleno de baladas introspectivas. Volvió a los escenarios y participó en algunos conciertos benéficos, en los que seguía arrasando. Cuando murió el domingo tenía algo con lo que quizá no había soñado de joven, el respeto general por un cantante fuera de lo común.
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