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La mejor versión de Los Secretos

La mejor versión de Los Secretos

El grupo de pop alterna grandes éxitos y canciones de su último trabajo, un puñado de versiones ‘secretizadas’, durante dos horas en la sala París 15

isabel vargas

Domingo, 7 de junio 2015, 13:23

Los seguidores de la veterana banda tuvieron que esperar a que acabara la Champions para ver en directo a Álvaro Urquijo y los suyos. No importó. Pasadas las 23.00 horas, el cuarteto arrancó con un impecable concierto en el que supieron conjugar el legado pasado y presente del conjunto. Hay que reconocer que en algún momento de la noche más de uno pensó eso de: ¿Qué pasa con los temas de los últimos discos?. Sin embargo, al conjunto le bastó con tocar casi el nuevo elepé al completo para demostrar que no viven únicamente de las rentas.

Por eso mismo comenzaron con una de las nuevas. El bolero de José Ángel Espinosa Ferrusquilla, Échame a mí la culpa, se rindió a su adaptación pop. También los asistentes al escuchar la historia de una amarga ruptura donde la voz y la guitarra se unieron a modo de venda emocional. Aunque la herida se vuelve a abrir con uno de los temas que conformaron el debut en solitario de Graham Parker, Entre tú y yo, donde aparece uno de los mejores aunque cortitos solos del último disco.

No tardaron las viejas canciones en aparecer. Tampoco los teclados, que representan otro de los elementos con más peso en la producción de Los Secretos. Y no amanece, tema compuesto a medias por Álvaro y Enrique Urquijo, no podía ser menos. Tampoco Que solo estás, otro mano a mano entre los hermanos, donde aparece una de las frases más reveladoras y sabias del disco: Si mirara más hacia el espejo y menos a la ciudad.

Pero sin dudar, uno de los momentos más especiales de la noche llegó con una ranchera que nació de un equívoco. Dos exactamente junto a Y nos dieron las diez, confesó Urquijo, puesto que la letra de este tema fue compuesta parcialmente por Joaquín Sabina. La turbulenta historia con dos protagonistas, sus Ojos de gata, acabó consagrándose décadas antes cuando un joven Enrique cantaba eso de Pero cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario, mientras miraba fijamente a su público. Éste, extasiado, no dudó en gritar con fuerza el mítico verso.

No sé quién es Pablo Alborán

Entre aplausos y piropos, el exquisito bajista Juanjo Ramos confesaba estar agradecido de tener un público como aquel: Me parece flipante que estéis aquí, cuando al lado tenemos a Pablo Alborán actuando. Yo no sé quién Pablo Alborán, contestaba pícaro la voz del grupo breves instantes antes de cantar Ponte en la fila, una de las versiones más conseguidas. Y es que ésta, revestida a la perfección de Los Secretos, hizo a más de un asistentes mover el esqueleto con ese swing que podría pasar desapercibido en otros largos del conjunto.

A cinco o seis canciones de acabar, el grupo se puso las pilas y tocó algunas de las más cañeras aunque tampoco faltaron algunas baladas con sabor a ranchera como Agárrate a mí, María. La rockera En mi habitación, la mítica Déjame o la coreada Buena chica (Te juro que era buena chica, aunque con poco apego a la vida) dejaron el podio bien alto. Dijeron adiós, como no podía ser de otra manera, con Gracias por elegirme. Álvaro ha demostrado ser un digno sucesor al frente de la mejor versión de Los Secretos.

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