El otro Museo del Prado está en Málaga
La mayor colección de la pinacoteca estatal fuera de Madrid se exhibe en la Aduana, que atesora más de un centenar de joyas de Murillo, Rivera, el Divino Morales, Simonet y Moreno Carbonero. Su gran emblema, 'Y tenía corazón', es uno de los préstamos
El Prado, el Louvre o el British. En el podium de los museos nunca falta la principal pinacoteca española. Su colección única en el mundo ... lo sitúa entre las instituciones expositivas indispensables a la hora de planificar un viaje a la capital, aunque este centro estatal no es solo el más grande por sus fondos, su superávit de obras maestras, sus monumentales salas y sus millones de visitantes anuales. También porque es el que tiene cedidas más joyas artísticas en otros centros. No solo en España, sino también en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. Sus 3.416 obras en préstamo lo convierten en el centro cultural español con mayor presencia en todo el mundo. No obstante, no hay que ir tan lejos para ver el Prado. Basta con acudir a la Aduana, donde se exhibe el mayor catálogo de sus tesoros fuera de la sede madrileña.
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Obras maestras del Museo del Prado en Málaga
Enrique Simonet
'Una autopsia' ('Y tenía corazón', 1890)
La obra formaba parte de la colección del Museo de Arte Moderno (hoy desaparecido e integrado en el Prado), que la cedió en 1931 al Museo de Bellas Artes de Málaga, convirtiéndose desde su llegada en la pieza más emblemática de la pinacoteca.
José Jiménez Aranda
'La esclava en venta' (c. 1897)
Otra de las piezas sublimes del Museo de Málaga, con uno de los desnudos de mujer más interesantes de toda la pintura española del siglo XIX. El óleo lleva la firma del sevillano José Jiménez Aranda, discípulo aventajado de Joaquín Sorolla.
Vicente Palmaroli
'Paleta con cabeza femenina laureada' (1890)
Singular obra del pintor español de origen italiano que llegó a ser director del Museo del Prado. Presenta la particularidad de estar realizada en una paleta de artista. El retrato es de la modelo habitual de Palmaroli, Amelia, a la que pinta con minuciosidad y clasicismo.
José Villegas y Cordero
Autorretrato' (1905 - 1910)
Este autorretrato fue ejecutado cuando el artista tenía más de sesenta años y está relacionado con otro que realizó la década anterior. En ambos se intuye el homenaje a Velázquez en 'Las Meninas', que se exhibe en el Prado, museo que dirigió el propio Villegas.
«El caso del Museo de Málaga es muy singular dentro de la historia del Prado porque los préstamos comenzaron desde su creación y es uno de los mejores centros expositivos para estudiar la pintura española decimonónica», ilustra Reyes Carrasco, jefa del Servicio de Depósitos de la pinacoteca estatal y responsable del programa 'Prado extendido' que monitoriza, revisa y mantiene las miles de obras que la institución tiene repartidas por el mundo. Esa vieja amistad entre ambos centros expositivos no solo se ha mantenido en el tiempo, sino que se reforzó con la reapertura en 2016 de la pinacoteca malagueña en el rehabilitado Palacio de la Aduana y la llegada de nuevos óleos que elevó hasta 114 piezas las obras consignadas, lo que convierte el museo malagueño en un segundo Prado.
114
obras tiene depositadas el Museo del Prado en la Aduana, su mayor colección fuera de Madrid. Le siguen en préstamos: Bellas Artes de A Coruña: 98 piezas; Museo de Pontevedra, 76; Bellas Artes de Granada, 65; Museo de Jaén, 61; Museo de Zaragoza: 54.
3.416
piezas están repartidas por el mundo de la colección madrileña. En total, 282 instituciones tienen cedidas óleos.
93
obras están presentes en museos, centros y embajadas de Europa, sin contar España, donde están la mayor parte: 3.234.
A distancia en cesiones le siguen dos centros expositivos gallegos, el Bellas Artes de A Coruña, con 98, y el de Pontevedra, con 76. Otro dato, solo en Málaga se superan las obras depositadas por la pinacoteca estatal en toda Europa continental –sin contar España–, 93. Más allá de los números, están los nombres de los artistas y las historias de unos cuadros que tienen mucha tela.
Y en eso, Carrasco no solo es una experta, sino que contagia su pasión por el arte. Solo hay que escucharle recitar algunas de las obras fundamentales depositadas en las salas nobles de la Aduana como si fuera una alineación: 'La esclava en venta' (c. 1897), de Jiménez Aranda; 'Gladiadores después del combate' (1882), de Moreno Carbonero; la monumental 'La bendición del campo en 1800' (1887), de Salvador Viniegra; 'Ecce homo' (1560 - 1570), del Divino Morales; 'San Francisco de Paula' (siglo XVII), de Murillo; 'San Juan Evangelista' (siglo XVII), de José de Ribera y, en la delantera, la emblemática 'Una autopsia' ('Y tenía corazón', 1890), el gran icono del museo malagueño pintado por Enrique Simonet y que hasta hace unos días se ha estado exhibido en la sede central del Paseo de Prado en una exposición temporal.
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«El caso del Museo de Málaga es muy singular porque es uno de los mejores centros para ver la pintura decimonónica»
Reyes Carrasco
Jefa de Servicio de Depósitos del Museo del Prado
Además, en los depósitos hay piezas de grandes artistas contemporáneos del XIX que también fueron directores del Prado, como Vicente Palmaroli y José Villegas, antecedentes de un malagueño que también fue responsable de la pinacoteca en la convulsa guerra civil, Pablo Picasso, cuya obra también está en el Museo de Málaga, aunque procedente de donaciones. Además, la Aduana exhibe préstamos del Prado de Carducho, Sacchi, Sorolla, Zamacois, Ferrándiz, Haes, Zuloaga, Viniegra, Mélida, Gartner, Ocón y Rivas, Nogales, Benlliure y Antonia Ferreras, la única pintora de las cesiones.
Lo mejor, no solo en Madrid
Esta selección de nombres y piezas exhibidas en Málaga dan idea del valor de esta colección del Prado, lo que sirve a la especialista Reyes Carrasco para desterrar una idea que suele planear en la zona de sombra del programa 'Prado extendido': las grandes obras están en la sede central de Madrid y las que se han prestado o prestan son las que 'sobran'.
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Obras maestras del Museo del Prado en Málaga
Luis de Morales
'Dolorosa' y 'Ecce homo' (1560 - 1570)
Aunque forman un soberbio conjunto del Divino Morales , estas tablas gemelas no se pueden considerar un díptico, ya que no hay rastro de bisagras. Las piezas expresan un patetismo de gran carga emocional, un lenguaje visual con el que el autor hablaba directamente al corazón de los fieles del siglo XVI.
Bernardo Ferrándiz
'El charlatán político' (1866)
Catedrático de la Escuela de Bellas Artes de Málaga, este valenciano e hijo adoptivo de la ciudad realizó aquí una de sus obras indispensables en la que da entrada a la crítica política casi como precedente de las viñetas periodísticas. También tiene el título alternativo de 'Nombradme y se salva la patria'.
«Se ha generado la idea de que lo principal estaba en la sede principal y lo secundario está fuera, pero eso es falso por varios motivos. Primero porque hay pintores de primera fila que están prestados, segundo porque lo que se solía ceder eran las obras de grandes formatos, ganadoras de los grandes premios de pintura, que paradójicamente pese a ser las mejores encontraban un problema de espacio en el Prado –caso de Málaga con 'Y tenía corazón' y 'La bendición del campo en 1800'–, y en tercer lugar casi todas las obras realizadas por mujeres se prestaban porque entonces las grandes figuras eran hombres, pero ahora se las reivindica», señala la responsable de los depósitos, que pone un ejemplo muy cercano ya que buena parte del arte social del XIX y comienzos del XX que retrataba el campesinado, la industrialización o las huelgas está cedido, por lo que la gran exposición 'Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910)' han sido reclamadas para las salas centrales de Madrid.
«Se ha generado la idea de que lo principal estaba en la sede principal del Prado y lo secundario está fuera, pero eso es falso»
Reyes Carrasco
Jefa de Servicio de Depósitos del Museo del Prado
De hecho, el 'Prado extendido' es una de las joyas de la corona de la pinacoteca nacional, por lo que cada dos meses se revisan los préstamos y se ajustan con criterios científicos a las necesidades de las diferentes colecciones. En este sentido, la propia historia del Museo Nacional del Prado es muy serpenteante ya que no nació como tal hasta hace poco más de un siglo, en 1920. En cuanto a su colección, comenzó a ser exhibida en 1819 con la creación del Real Museo de Pintura, que exhibía los fondos privados de la monarquía.
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En 1838 se fundó el Museo de la Trinidad con las obras procedentes de la desamortización de órdenes religiosas, que se unirían a donaciones y premios nacionales de las exposiciones de Bellas Artes. «Atesoraba el arte contemporáneo de entonces», apunta Carrasco, que explica que estas dos instituciones se fundieron en una sola en 1872 bajo la denominación Museo Nacional de Pintura y Escultura y, ya en el siglo XX, Museo del Prado. A finales del XIX se creó también el Museo de Arte Moderno que, tras su desaparición a principios de los 70, sus fondos se reintegraron también en el Prado, de donde había salido su colección original. Precisamente, de este último procedían los primeros depósitos en el Museo de Bellas Artes de Málaga en 1916 que fueron la base de sus actuales fondos.
La intervención de Orueta
El otro gran impulso del Museo de Málaga llegó en la Segunda República. Con una figura central, el intelectual malagueño Ricardo de Orueta, nombrado director de Bellas Artes, y un cambio estratégico del entonces joven centro expositivo al dejar su sede en un piso de calle Císter con Pedro de Toledo para mudarse a la propia sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en el Colegio de Jesuitas. «Esa doble coyuntura favoreció los depósitos en Málaga, llegándose a crear la Sala Orueta en la que se exhibían los abundantes depósitos del entonces Museo de Arte Moderno», explica Reyes Carrasco, que avanza el reloj a los años sesenta del siglo pasado para situar un nuevo avance con la instalación de la pinacoteca en el Palacio de Buenavista, actual sede del Museo Picasso.
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Obras maestras del Museo del Prado en Málaga
Bartolomé Esteban Murillo
'San Francisco de Paula' (siglo XVII)
Murillo sintetiza la influencia de la pintura de Francisco de Herrera el Viejo con el naturalismo y el tenebrismo de Francisco de Zurbarán. La fama del pintor andaluz llegó al extranjero, donde destacó por su considerable obra de carácter religioso.
Salvador Viniegra
'La bendición del campo en 1800' (1887)
La obra más monumental del Museo de Málaga con sus seis metros de largo. Fue restaurada para la reapertura de la pinacoteca en la Aduana. Viniegra fue un pintor de éxito, galardonado con la medalla de primera clase en 1887 por esta obra, que se expuso en ciudades europeas como Múnich, Budapest y Viena.
José Gartner de la Peña
'La Invencible' (1892)
Otro óleo célebre en su tiempo fue esta representación de la derrota de la Armada Invencible a través de ese mar embravecido y una embarcación que se va a pique. Excelente marina de José Gartner de la Peña que fue galardonada con la medalla de oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892.
José Moreno Carbonero
'Gladiadores después del combate' (1882)
Cuadro de gran formato del pintor malagueño que realizó la tela durante su estancia en Roma como artista pensionado. La inscripción que se encuentra sobre el pilar es un cartel anunciador: «La compañía de gladiadores del edil A. Suetio Certo combatirá en Pompeya el 31 de mayo. Habrá caza y toldos».
Dos momentos en los que se fortaleció la colección de pintura decimonónica, que, según la experta, tiene mucho sentido ya que «Málaga y Valencia fueron los grandes núcleos y escuelas de la época, por lo que para tener una visión amplia de aquel momento y lo que se hace en el cambio de siglo en el panorama nacional hay que venir a la Aduana» .
La última gran colaboración volvió a coincidir con su traslado y reapertura del Museo de Málaga en 2016, cuando se «llevó obra de Carlos de Haes, se restauraron 'Y tenía corazón' y 'La bendición del campo en 1800', y se reforzó la presencia de Simonet con nuevos retratos y de Ferrándiz con 'El charlatán político'», recuerda la directora del 'Prado extendido' que destaca no solo esas joyas de la corona que forman parte del museo. «El valor también está en lo que nos cuentan las colecciones en su discurso expositivo y en eso Málaga es una pinacoteca excelente», concluye Carrasco, que recuerda que, mientras otros centros artísticos tienen una sala dedicada a los préstamos, en la Aduana contamos con todo un museo. El otro Prado.
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