La Malagueta, en el enredo administrativo

El pasado febrero concluyó el concurso público convocado por la propietaria del coso, la Diputación, para conceder la gestión de la plaza durante los próximos cuatro años con opción a uno más de prórroga. El ganador fue el sevillano José María Garzón, con su empresa Lances de Futuro, que se impuso por un estrecho margen –apenas un punto de diferencia– a Carlos Zúñiga, quien concurrió con la sociedad Circuitos Taurinos.

En ese momento sólo restaba que se pusiera fecha para la firma del contrato, pero los plazos se paralizaron por el recurso administrativo impuesto por Zúñiga, al que dio la preceptiva respuesta la mesa de contratación de la Diputación avalando la concesión a Garzón. Cuando el camino parecía despejado para tener nuevo empresario, todo volvió a quedar en suspenso.

Carlos Zúñiga apeló ante el Tribunal Administrativo de Recursos Contractuales al entender que en la valoración no se habían tenido en cuenta dos de las mejoras que se propusieron, entre ellas la inclusión de una corrida de toros concurso de ganaderías con seis encastes distintos, además de añadir una singularidad especial a la novillada con picadores. Ahora será este organismo dependiente de la Consejería de Hacienda y Financiación Europea de la Junta de Andalucía quien deberá emitir una resolución.

En principio se baraja que pueda resolver la alegación entre uno y tres meses, aunque en casos precedentes –como ocurrió recientemente con la concesión de la gestión del Caminito del Rey– tardó medio año. Unos plazos que hacen inviable la organización en una situación de normalidad de los festejos de la feria de agosto.

Ante esta dilación, la Diputación ya trabaja para buscar alternativas porque el objetivo es que «haya toros en Málaga» en agosto, según subraya el diputado de Cultura y Asuntos Taurinos, Víctor González. A este respecto se baraja o bien que se busque una fórmula jurídica para que Garzón pueda dar los espectáculos conforme a lo que establece el pliego o bien como se hizo el pasado año dándole un carácter benéfico a los festejos que se organicen.

Sea como fuere, el tiempo apremia. Quedan menos de cuatro meses para la feria y hay que cerrar carteles y ganaderías para una plaza de primera categoría en una temporada en la que se están dando más festejos respecto a los años precedentes, con lo que ello supone de fechas cerradas tanto para los toreros como los hierros.