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El nombre del poeta luce junto al resto de humanistas en la Plaza de los Escribanos. A.J.G.

Luis Martín de la Plaza: el desconocido poeta antequerano que brilló en el Siglo de Oro

Cuarto centenario de su muerte. Está considerado como el 'príncipe de los poetas' de la escuela antequerano-granadina

Domingo, 15 de junio 2025, 00:09

Este domingo 15 de junio se cumplen 400 años de la muerte de Luis Martín de la Plaza (1577-1625), destacado poeta antequerano del Siglo ... de Oro. Hoy que es noticia la Generación del 27, recordamos lo que el poeta Dámaso Alonso dijo sobre Antequera, considerándola como la «Atenas andaluza», al ser un referente en el mundo cultural con escritores como Martín de la Plaza.

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Además, el catedrático de Lengua y Literatura, Jesús María Morata, quien ha recopilado toda su obra, califica de forma positiva «cómo es posible que una ciudad de unos 12.000, 15.000 máximos habitantes de entonces, generar o cobijar una nutridísima de ingenios que enriquecieron y hoy asombran el campo de las humanidades». El poeta que hoy celebra su cuarto centenario nació, vivió y murió en Antequera, donde ejerció el ministerio sacerdotal. El investigador Francisco Rodríguez Marín compartió que realizó sus estudios de humanidades en Antequera desde donde partió a Osuna donde se graduó de bachiller. Luego se ordenó sacerdote y desde 1605 hasta 1622, estuvo en la Colegiata de Santa María de Antequera, cuna de la escuela antequerano-granadina que tantos poetas nos dejó, según destaca hoy el catedrático Juan Benítez Sánchez.

Murió el 15 de junio de 1625 a los 47 años de edad y su figura sigue presente en la primera fila de los humanistas, teniendo su nombre en una placa en la Plaza de los Escribanos y una calle en la zona residencial de su tierra natal, aunque en el tercer centenario de su fallecimiento, según recoge 'El Sol de Antequera', el Ayuntamiento acordó darle nombre a una de las dos glorietas del Paseo de Los Colegiales junto a Pedro Espinosa, decisión que no llegó a buen puerto en el pretendido Paseo de los Escritores.

¿Quién fue?

Hace unos días, el catedrático Jesús María Morata ofreció una conferencia en la Real Academia de Antequera donde expuso que Martín de la Plaza fue protagonista dentro del manierismo clasicista hasta el gongorismo pleno. Compartió su enorme conocimiento del poeta, que fue motivo de su doctorado y que investigó y trabajó de forma profunda, publicando en 1995 la primera edición de sus poesías completas, trabajo que completó posteriormente en 2013 en la que incorporó notas textuales.

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Sobre Luis Martín de la Plaza, lo comparte como el más destacado y elegante miembro de aquel Siglo de Oro antequerano. Su forma y estructura poética inicial, hasta el desarrollo y progreso de la misma, influencias, métrica y composiciones, creaciones bellas y que merecen tener presentes, aunque no son conocidas como debería por su valía.

Su obra hace cuatro siglos

Por su parte, Benítez Sánchez recuerda que en marzo de 2003, hubo unas jornadas científicas sobre la Cátedra de Gramática de Antequera y de la Escuela antequerano-granadina de Poesía. A ella acudieron los referentes del estudio de la Poesía y Literatura que destacaron lo que fue la Cátedra de Gramática, Latinidad y Humanidades que proliferó entre los siglos XVI y XVII, siendo considerada como «la puerta de todas las ciencias» y la Cátedra ejercía la función de preuniversitario. Los profesores y preceptores opositaban a ello y allí se enseñaba el Trivium o sea, estudios de Gramática, Retórica y Dialéctica.

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Ahí, el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Vicente Cristóbal, habló de «El horacionismo en las Flores de Espinosa» que empieza con las traducciones que hacen diferentes autores de la obra del poeta lírico latino Horacio. Entre los que lo traducen figura el poeta antequerano Luis Martín de la Plaza. Entre sus escritos, recogemos:

«Cuando a su dulce olvido me convida la Noche, y en sus faldas me adormece, entre el sueño la imagen me aparece de aquella que fue sueño en esta vida.

Yo, sin temor que su desdén lo impida, los brazos tiendo al bien que se me ofrece, mas ella (sombra al fin) se desvanece, y abrazo el aire donde está escondida.

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Así burlado, digo: «¡Ah, falso engaño de aquella ingrata que mi mal procura, tente, aguarda, lisonja del tormento!». Mas ella, en tanto, por la noche oscura huye; corro tras ella. ¡Oh caso extraño, que pretendo alcanzar, que sigo al viento!».

Ante su obra y cuarto centenario, Jesús María Morata considera que, tras conocer su obra, se le puede considerar como «el príncipe de los poetas antequeranos» por su elegancia y versatilidad al combinar siempre tanto el tono clasicista como el más culteranismo, algo que «no pueden hacer todos». Es de los poetas antequeranos «el más perfecto, al jugar con el equilibrio, es extraordinario». Sueña con divulgar su obra, que se reconozca en su tierra y en el mundo de la Poesía. Han pasado ya 400 años que falleció y se sigue a la espera de su reconocimiento.

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