Marta Ribera da vida a Rose, la protagonista de esta función y buscadora del éxito. David Herránz

'Gypsy', el nuevo musical de Antonio Banderas: esto no es Broadway, esto es Sohoway

El último montaje del director malagueño sube un peldaño en el espectáculo con una Marta Ribera mayúscula y una puesta en escena con sello propio

Jueves, 17 de octubre 2024, 00:23

Ya va siendo hora de que dejemos de hablar del Teatro del Soho Caixabank como el Broadway español o de calle Córdoba. Probablemente, las etiquetas ... serán difíciles de arrancar –siempre son socorridas–, pero esto no es Broadway. Esto es otra cosa. Sí, son musicales de allí –hasta ahora–, pero aquí no solo se canta y baila en español, sino que también hay un sello propio. Probablemente, el que imprime su muñidor, Antonio Banderas, que ha sabido sintetizar sobre este escenario el sentido del espectáculo de su alma americana y la pasión de aquel teatro ARA de sus raíces. Viendo 'Gypsy', una obra sobre el éxito que este miércoles vivió en su preestreno su primera noche de gloria –el metaéxito–, está claro que esto no es Broadway, esto es Sohoway.

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'Gypsy' es el quinto musical producido por el Teatro del Soho, cuarto dirigido por Banderas. David Herranz

A la tercera obra, ya va también siendo diáfano que el actor malagueño no necesita protagonizar sus espectáculos para que las miradas se vuelvan al sur. Su marca arranca con la elección de las obras. Y esta vez ha rescatado otro de esos musicales clásicos de Broadway que se salen de la norma. No es de los que siempre está en cartel ni el que tiene las canciones más conocidas, pero responde a la perfección a eso de que comience el espectáculo. Porque 'Gypsy' es un montaje mayúsculo por su libreto –firma Arthur Laurents–, su puesta en escena –casi una treintena de bailarines y actores sobre el escenario–, partitura, letras –aquí traducidas, pero con la firma del maestro Stephen Sondheim, que ya se presentó en este mismo escenario malagueño con 'Company'–, coreografías de muy diferentes estilos, vestuarios de fantasía y, por supuesto, su protagonista, la veterana Marta Ribera, prodigio de actriz, arrebatadora voz.

El personaje de 'Gypsy' del título alude a la historia de un patito feo, una chica tímida que lee las manos como las gitanas y sigue los pasos que le marca su madre del vodevil al teatro burlesque más descarado. El musical se basa en las memorias de la propia artista, aunque la estrella de la función es su matriarca, Rose, una suerte de castiza madre de la Pantoja de los años 20, que aquí hace todo lo posible por convertir a sus hijas en estrellas de teatro. No obstante, tiene debilidad por una de ellas, June, frente a la segundona Louise, 'Gypsy'. Relato de la búsqueda de la fama a toda costa, del éxito popular, que no es solo algo de comienzos del siglo XX, sino también del aquí y ahora, de este mundo en el que las audiencias ya mandan en todo.

Carisma y descaro

Otro de esos fuertes de la función es el reparto. A esa Liza Minnelli que es Marta Ribera –Banderas dixit– y que llena el escenario con su Rose, le dan la réplica sus hijas musicales, Laia Prats y Lydia Fairén (Gypsy), que defienden voz en pecho unos personajes que la segunda llega a desnudar. Pero este espectáculo es también admirable por su coro, desde el destacado Carlos Seguí a Aaron Cobos –dos actores de la casa que ya han pasado por varios montajes del Soho–, a las que hay que unir también las apariciones episódicas de Carmen Conesa, Marta Valverde y Lorena Calero, veteranísimas de las tablas, carismáticas actrices, a las que este montaje no solo da un hueco trompetero para que luzcan descaro, sino que les reserva sus momentos protagonistas delante de los espectadores. Bravo.

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Lydia Fairén encarna a Gypsy, cuyo personaje da título a la obra. David Herranz

Ellas irrumpen en la segunda parte, donde 'Gypsy' se dispara. El musical empieza bien, pero acaba mejor. Con unas coreografía que viajan del claqué a lo contemporáneo y que firma el malagueño trotamundos Borja Rueda. No obstante, el montaje también rescata tres números de su estreno original de 1959, 'Baby June y sus repartidores de periódicos', que sirve de explosión de la trama; 'Solo me falta la chica' que recuerda al musical de Hollywood clásico, e 'Invéntate un toque', explosión de color para la trama en la segunda parte. Capítulo también especial para los decorados. Así, la Orquesta Sinfónica Larios Pop del Soho se sitúa sobre un anfiteatro en el escenario, el suelo movible se aprovecha al máximo y unos cortinajes dan mucho juego escénico y cambian con la proyección de las originales obras de José Luis Puche. Formidable juego sensorial.

Sí, esto no es Broadway. Es Sohoway. O Banderasway. Una forma de rescatar joyas del fondo de armario del musical norteamericano, pero con marca de la casa. Por los aplausos de anoche, éxito seguro este quinto Sohoway. El primero que lo hizo a rabiar fue el propio Banderas que no pudo evitar un «bravo» ante el derroche final de Marta 'Rose' Ribera.

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