Rodrigo Cuevas cerrará el Festival de Málaga el día 13. D. Mora

Festival de cine pandémico y celeste

Flashback ·

La 24ª edición del certamen malagueño comienza el jueves con la valentía de ser la primera fiesta del cine del principio de la pospandemia

Viernes, 28 de mayo 2021, 23:54

Pandémico por el virus, y celeste por las estrellas. La semana que viene empieza el Festival de Málaga, el encuentro de cine español que ... casi sin quererlo ha hecho historia en el coronavirus. Cuando todo empezó a torcerse, el de Málaga fue el primer gran evento que se aplazó. En aquel momento, cuando se anunció que no se celebraría, en Málaga nos dimos cuenta de que esto iba en serio. Luego, el Festival tuvo el valor de ofrecer una edición que emergía de la nada entre los contagios (la primera en el peligro de celebrarse) y las cosas salieron más o menos bien. Se demostró que la cultura era segura, una afirmación que va más allá del eslogan y que se traduce en la ciencia, que prueba que no hay nada peligroso en ver una película en el cine, con mascarilla y alguna distancia de seguridad. Aquello se entendió poco y, al final, la cultura, los conciertos y los espectáculos de cualquier tipo han caído en una ruina de cancelaciones y aplazamientos dramáticos para los que trabajan en el sector. Al final, si nos hemos salvado, ha sido por los bares.

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Ahora, otra vez, el Festival de Málaga es el agente que se atreve con una edición en presencia, que reivindica su utilidad para demostrar que puede hacerse. El primer festival de cine cancelado por la pandemia, uno de los pocos que celebró una edición física y palpable al final del verano de 2020, pionero en una edición que precede a una pospandemia que también será celeste y que se bailará al ritmo de Moderna, Pfizer o AstraZeneca. Ojalá las películas que se proyecten estén a la altura de estas atrevidas circunstancias.

Que vuelvan los festivales es una buena noticia, ya sean estos de música, de cine o de bailes regionales; su mera celebración acompaña la certeza de un mundo mejor. El Festival de Málaga se crece con unos premios oficiales de primer nivel. Uno de ellos cae en Alejandro Amenábar, un director fundamental en el cine español mayoritario, que tanta falta nos hace, y un nombre que ha servido para echar en cara su ausencia a un certamen que no está diseñado para las películas de ese perfil.

Se premia también a Oliver Laxe, que firma un cine de autor bendecido por Cannes, donde se decide una parte importante de las películas que describen todo el año. No es la primera vez que viene a Málaga. Estuvo en el MaF y en aquellos Goya terroríficos que se celebraron en esta ciudad. Entre los homenajeados también están el director Javier Fesser (Biznaga de honor) o la actriz Petra Martínez (Biznaga Ciudad del Paraíso) galardonados en lo que seguirá siendo una fiesta del cine español, donde se premia mucho. En esta edición se sacrifica otra vez la alfombra roja, los chillidos adolescentes y las camisas arrancadas que acogieron críticas por su frivolidad y, al mismo tiempo, envidia de otros festivales de cine que han deseado atraer tanta expectación en una ciudad que se vuelca al lento discurrir de las estrellas.

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Termino con una recomendación que excede al cine. La clausura se celebra con un concierto del artista que ha hecho uno de los mejores discos españoles de los últimos años. Rodrigo Cuevas actúa en el Cervantes el domingo 13 de junio, después de una fiesta que se expande durante diez días, emulando a la feria, tirando petardos de la misma manera en la que se hace en festivales de cualquier cosa. En este, puede que haga falta más metralla. Veo su programa de mano y tiene una cantidad ingente de publicidad, casi tanto como la 'Vogue', desde productos cárnicos hasta una peluquería. Hace falta más dinero público para la cultura, pero a ver quién dice eso ahora.

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